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De jugadora a árbitra: la historia de una sucreña que hoy pita por Bolívar

Esta joven nacida en Ovejas (Sucre), hace parte del colegio de árbitros de Bolívar y participó en los Juegos Deportivos Nacionales.

Por: Tatiana Orozco Mazzilli

El 11 de agosto de 2019, cuando se disputó el partido Fortaleza contra Millonarios en la Liga de Fútbol Femenino, es una fecha que jamás olvidará Paula Andrea Pomares Arias de 23 años. Ese día fue el más feliz de su vida, porque debutó como juez profesional.

“Fue una cosa indescriptible, fue un momento de angustia, de tensión, de todo. Cuando iba ingresando al camerino miraba hacia los lados, me preguntaba qué estaba haciendo. Tenía muchos nervios, pero después del pitazo inicial me fui calmando y fue una experiencia maravillosa. También tuve la oportunidad de dirigir Junior-Bucaramanga en Barranquilla. Ese día fue donde sentí que estoy para grandes cosas”, manifestó.

Esta joven nacida en Ovejas (Sucre), hace parte del colegio de árbitros de Bolívar y fue dueña de muchos ‘pitazos’ en el marco de los Juegos Deportivos Nacionales en Fútbol Femenino. Ella pasó de ser una jugadora profesional a árbitra.

“Mi transición ha sido un poco fuerte, porque fue un cambio drástico. Yo juego fútbol desde que tenía 8 años, entonces cambiar de uniforme significó mucho para mí. Ahora tengo otro rol y como tal tengo que afrontarlo”, cuenta.

Además de su carrera deportiva, esta sucreña cursa séptimo semestre de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras en la Universidad de Cartagena. Uno de los momentos más difíciles de su vida fue cuando ingresó al alma máter, porque tenía más de tres años de haberse graduado de bachiller y sólo conocía el esférico.

“Fue un periodo que jamás me esperé. Cuando uno entra a la universidad cambian muchas cosas. Uno ingresa pensando que todo será fácil, pero así no es. Me costó bastante asimilar el papel de estudiante, pero gracias a Dios lo logré”, expresa.

Uno de los mayores sueños de Paula Ponare es ser árbitra FIFA. Foto: Cortesía Paula Ponare.

Paula es la menor de tres hermanos, su padre es carnicero y su progenitora ama de casa en Sucre. Por ellos, sigue remando hacia el futuro con el fuerte propósito de darles lo que se merecen: “porque mis padres me han ayudado mucho, ellos no me lo dicen, pero sé que soy una de sus más grandes esperanzas. Por eso quiero responderles con cosas buenas”.

Al mirar al cielo, esta profesional del silbato se llena de felicidad imaginando lo que viene para su carrera. Quiere cumplir el sueño de ser árbitro FIFA y darle más motivos de alegría a su familia.

“Ella es una mujer muy valiente, la conocí cuando apenas jugaba. Le ha tocado duro, pero ha salido adelante y eso es lo que hay que rescatar”, manifiesta Lisseth Suárez, su compañera en el colegio de árbitros.

Por su parte, Luis Fernando Avendaño, coordinador de jueces, recuerda que la vio por primera vez y le gustó su talento: “el instructor de Bolívar me dijo que tenía una niña que es buena, y que se podía llevar a un torneo. Entonces la trasladamos para Bogotá y la verdad lo hizo muy bien”.

Paula Ponare sabe que no será fácil, pero está dispuesta a asumir todo lo necesario por cumplir sus objetivos tanto en lo deportivo como en el estudio. Hoy mira con ojos de esperanza su futuro, ya que con sus conocimientos y el silbato quiere seguir enorgulleciendo a su familia.

“El trabajar en lo deportivo, estudiar y planear toda una vida requiere un gran esfuerzo. Pero las mujeres somos fuertes y por eso sé que lo lograré.”, concluye.

A continuación, escuche la crónica radial de esta historia sobre Paula Ponare, árbitra de fútbol colombiano:

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