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Falleció el escritor Ramón Illán Bacca

Un recorrido por algunos aspectos de la vida y biografía del escritor samario de novelas policíacas y de ficción.

Por: Jaime Andrés Monsalve B. Jefe Cultural y Musical Radio Nacional de Colombia

Pocos días antes de haber cumplido sus 83 años falleció, en su adorada Barranquilla, el escritor samario Ramón Illán Bacca Linares, reconocido creador de novelas policíacas y de ciencia ficción de inusitado acento Caribe. Illán Bacca hizo parte de una generación emparentada por su región geográfica, activa no sólo en terrenos de la ficción sino en el campo de la opinión y la investigación histórica, a la que pertenecieron también Óscar Collazos, Germán Espinosa y su gran amigo Roberto Burgos Cantor.

Illán Bacca nació en Santa Marta el 21 de enero de 1938. Las presiones familiares lo llevaron a estudiar Derecho en Medellín. Fue la época en la que se conectó con los poetas nadaístas y estaba completamente embebido en las lecturas. Dado que el litigio no fue lo suyo, decidió ingresar a la academia para impartir cátedra de abogacía. Al final, la literatura ganó la batalla y empezó una dilatada carrera como docente de materias conexas a la escritura creativa. Mientras, leyó todo lo que estuvo a su alcance.

Su primera obra, escrita en 1979 y publicada en 1981, fue la colección de cuentos ‘Marihuana para Goering’, a la que siguieron otros compendios de textos breves como ‘Tres para una mesa’ (1991) y ‘Señora tentación’ (1994). Su primera novela, a la que además consideraba su preferida, fue ‘Déborah Kruel’ (1990), una historia de espionaje en la Santa Marta de los años 20, cuya protagonista era una altanera berlinesa. Fue autor también de ‘Maracas en la ópera’ (1996), ‘Disfrázate como quieras’ (2002) y ‘La mujer barbuda’ (2011). También fue autor del libro de crónicas ‘Crónicas casi históricas’ (1990) y del ensayo ‘Escribir en Barranquilla’ (1998).

En vida fue ganador del primer premio del Tercer Concurso de Cuento del Instituto de Cultura del Magdalena en 1979, así como del primer premio del Concurso de Cuento Regional del Diario del Caribe en 1981, y del Tercer Concurso Nacional de Novela Cámara de Comercio de Medellín en 1995. También fue depositario del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 2004.

Illán Bacca se autoclasificaba como un escritor más estudiado que leído. “Soy un escritor de culto: tengo pocos lectores y menos compradores”, le dijo al periodista Fabían Buelvas para su crónica ‘¿Quién lee a Ramón Illán Bacca?’ para la revista El Malpensante. De la misma manera que sucedió con muchos escritores de su generación, la enorme sombra de Gabriel García Márquez impidió que quienes venían detrás tuvieran una visibilidad al menos cercana a la suya, situación incluso más compleja para escritores como el samario, que decidió desmarcarse completamente de los mundos del realismo mágico para decantarse por la intriga, lo contemporáneo y lo caribe urbano.

En un texto de Ever José Mejía para El Espectador se incluye esta descripción hecha por su colega y amigo Roberto Burgos Cantor: “Está intacto en él un gesto: el de un niño a punto de cometer una travesura. Pero antes de romper el florero ya está llorando”. Ése fue uno de los premios que dejó a quienes lo conocimos.

El samario fue uno de los sobrevivientes de entre sus coetáneos, autores que conforman el corpus de lo que injustamente algunos críticos han llamado ‘La generación olvidada’. Y es injusto, sí, porque nadie que estuviera cerca de él podrá olvidarlo: su sonrisa a flor de piel, sus ojos desorbitados por el estrabismo (su columna en el diario El Heraldo se llamaba ‘Puntos de bizca’), su enjuta humanidad y, sobre todo, su sentido del humor a toda prueba serán, junto a su obra, recuerdos que sobrevivirán a todo.

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