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Barco hospital y colectivo de comunicaciones ganan premio 'Solidaridad'

“Por realizar labores complejas, transformando realidades” estas iniciativas recibieron el reconocimiento.

Por: Richard González.

“Por realizar labores complejas, transformando realidades”, el Colectivo de comunicaciones de los Montes de María Línea 21 y la Fundación del Monte Tabor fueron los ganadores en la categoría Solidaridad, en la versión número 65, de los prestigiosos premios que entrega anualmente la Fundación Alejandro Ángel Escobar.

Por primera vez desde su creación, estos premios en Ciencia y Solidaridad, los cuales son considerados como los más altos galardones científico que se otorgan en el país, se están dando a conocer a través de medios de comunicación y redes sociales por culpa de la pandemia del covid-19.

Escuela sin paredes

El Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea 21, fue creado el 1 de septiembre de 1994 por un grupo de comunicadores sociales, maestros, líderes comunitarios y gestores culturales de El Carmen de Bolívar (en Bolívar), interesados en promover la apertura de espacios de comunicación alternativos para la construcción de ciudadanía, defensa y protección de los derechos humanos, la memoria, la participación y la identidad.

“Nuestra organización es una escuela sin paredes. Nació con el propósito de aprender a narrar la cotidianidad montemariana desde la comunicación para el cambio social. Muy pronto la escuela se convirtió en miles de imágenes en movimiento y registros audiovisuales de voces que contaban y cantaban lo que vivíamos en el territorio: la siembra y la cosecha, la rueda de gaitas, el clarinete, el telar, las mujeres artesanas, el mochuelo cantor y su vuelo libre”, señala Soraya Bayuelo, fundadora del colectivo.

Foto: Colectivo e comunicaciones Montes de María Línea 21.

Entre los departamentos de Bolívar y Sucre, en el Caribe colombiano, en donde se haya la subregión de los Montes de María, conformada por 15 municipios, el colectivo trabajaban desplegando diferentes plataformas para que esa narración ancestral emerja y se fortalezca.

“El cine club itinerante La Rosa Púrpura del Cairo, la Escuela y su Festival audiovisual, la Red de los colectivos de narradores y narradoras de la memoria, el semillero de investigación de Mochuelos cantores y productores audiovisuales y el Museo itinerante de la memoria y la Identidad de los Montes de María- El Mochuelo, son los lugares de encuentro y creación que encarnan la esencia del proceso, su sentido y su compromiso por el territorio”, señala.

El colectivo se concentra en la generación de plataformas y estrategias de pedagogía ciudadana que promuevan el bienestar comunitario y el fortalecimiento organizativo con mujeres, jóvenes, niños y niñas, campesinos, gestores culturales, artistas y personas sobrevivientes a la guerra en los Montes de María.

“La narración que activa, escucha y protege esas voces, reconoce que ese espacio político es el lugar en el cual la transformación es posible; porque con la palabra viene la reflexión, la valoración del otro y de la otra, el reconocimiento de lo que significa ser y estar en situaciones que deberían ser diferentes, pero especialmente, porque allí es posible volver a soñar, recordar, entender, construir con otros y otras, en la comunidad juntos y juntas en colectivo”, concluye Soraya Bayuelo.

Foto: Colectivo e comunicaciones Montes de María Línea 21.

“El barquito”

Bordeando el litoral Pacífico navega el barco hospital San Raffaele brindando atención primaria en salud por medio de misiones médicas humanitarias, especialmente, en cuatro departamentos: Chocó, Cauca, Valle del Cauca y Nariño.

Esta es una iniciativa de la Fundación Italocolombiana del Monte Tabor, una organización no gubernamental, sin fines de lucro, creada para Colombia en el 2008, con el fin de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida a través de la atención en salud a las comunidades más olvidadas del Pacífico colombiano.

“Cuando trabajaba en el Hospital San Raffaele de Milán (Italia) logré llevar esta difícil realidad de mi país a los directivos del Hospital. En alianza con la Patrulla aérea del Pacífico, dimos inicio en el 2004 a las misiones diagnósticas para poder hacer el estudio de factibilidad. Fueron dos años de trabajo, de misiones en apoyadas por Iván Ramiro Córdoba, exjugador de la selección Colombia y amigo mío. El proyecto fue aprobado y yo fui trasladado a Colombia para dar inicio a la creación de la Fundación, y posteriormente comprar el Barco, adecuarlo y dotarlo en el año 2009”, señala el doctor Diego Orlando Posso, fundador y director del Barco Hospital.

El proyecto fue apoyado por la Asociación Italiana para la Solidaridad entre los Pueblos (Aispo), con el objetivo de llevar servicios médicos a territorios donde no existe infraestructura ni posibilidad de acceder a un servicio básico de salud, ya que estas personas padecen enfermedades que los llevan a la muerte por falta de asistencia médica.

“La primera paciente del barco, fue una mujer en trabajo de parto, cuando el llanto de la bebé se escuchó, supimos entonces para qué había sido creado el barco: para traer vidas al mundo y salvarlas. Jamás olvidaremos que aquella pequeña niña que nació en la primera misión se llamó Rafaela en honor a este proyecto que lleva 11 años brindando salud de excelencia a la casa del paciente”, comenta.

El Barco Hospital San Raffaele, está equipado para brindar atención médica en: medicina general y especializada con enfoque familiar, consulta externa especializada en pediatría, medicina interna, odontología general, servicios generales y de cirugía en ginecobstetricia, y cirugía pediátrica.

“Complementamos las acciones con atención en salud psicológica, además del enfoque etnocultural y de género en cada una de las intervenciones teniendo en cuenta todos los factores que inciden en la realidad, partiendo del contexto social, espiritual, material y cultural de estas poblaciones”, comenta.

En este marco, se han capacitado 517 parteras en cuidado obstétrico respetando su cultura y prácticas ancestrales, por lo que las actividades se dictan por medio de pictogramas elaborados por el etnoeducador con lenguaje inclusivo, a fin de manejar las expresiones utilizado por las parteras.

En el primer barco hospital en Colombia trabajan 35 personas y durante 11 años ha realizado 71 misiones por el litoral Pacífico beneficiando a 84.000 personas. Asimismo, ha entrenado a 451 madres comunitarias en salud reproductiva y violencia basada en género.

“El premio significa un reconocimiento al trabajo de muchas personas durante estos 11 años, pero también visibilizar una situación tan difícil y triste que atraviesan las comunidades en estas regiones apartadas sin posibilidad de acceder a los servicios básicos de salud. También significa poder encontrar más aliados estratégicos para dar continuidad a nuestra labor en el “Barquito” como lo llaman las comunidades”, concluye el doctor Diego Orlando Posso.

Para finalizar, la Mención de honor de esta categoría fue entregada a Piel para Renacer-Fundación del Quemado, una ONG que lleva 25 años prestando atención y servicios de rehabilitación integral a personas que han sufrido traumas por quemaduras y que no tienen cobertura en salud.

Esta organización fue también la fundadora del primer banco de piel del país y cuenta con un equipo especializado de profesionales en cirugía plástica, psicología, terapia física, terapia ocupacional y trabajo social. En sus 24 años de servicio han realizado 2.917 cirugías a 1.681 pacientes.

Foto: Fundación italocolombiana del Monte Tabor.

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