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CERRAR

¿Existen oportunidades después de la cárcel en Colombia?

El 17,7 % de la población carcelaria en Colombia es reincidente.

Por: Fausto García Calderón.

El 17,7 % de la población carcelaria en Colombia es reincidente, eso quiere decir que una de cada cinco personas regresa a la cárcel después de haber ganado su libertad, según datos del INPEC.

Un número de personas que logran la libertad después de haber pagado una pena salen con la ilusión de recuperar la vida que un día dejaron en la puerta del centro penitenciario, reencontrarse con sus sueños y buscar un espacio en la sociedad, que les permita tener una vida digna.

La vida después de la cárcel

En el documental ‘Antes de Tiempo’ se cuenta la historia de Dylan Rada Londoño, un joven que salió de un centro de reclusión de menores y que actualmente vive una etapa de su vida en libertad. Una vida que ha estado marcada por la violencia y los actos delictivos, donde su hermana, su mamá y su abuela fueron asesinadas.

Cristian Rojas, director de comunicaciones de la Fundación Tiempo de Juego, hizo parte de la producción documental ‘Antes de tiempo’, un trabajo que le ha permitido conocer la historia de Dylan, quien pagaba su pena mientras grababan el film.

Ahora Cristian ha sido testigo de las nuevas oportunidades que alguien busca después de pagar una condena. “Uno de los objetivos de Dylan es apoyar a su sobrino que hoy tiene 11 años, pero sigue siendo muy complejo ver que desde que salió en el mes de octubre del centro de reclusión, no ha logrado conseguir trabajo. Es duro ver que en la realidad no tiene mayores oportunidades, sin embargo, en la fundación le ayudamos y cuando presentamos el documental va con nosotros y da charlas sobre su vida, eso le genera un ingreso”.

La resocialización

Esmeralda Echeverry, vocera del Movimiento Cárceles al Desnudo, considera que como sociedad nos cuesta mucho reconocer que todos podemos cometer errores y en ese mismo sentido buscaríamos nuevas oportunidades

“La resocialización de la que se habla no es efectiva, nos duele aceptar que alguien haya estado en la cárcel. No es fácil que el ciudadano de a pie y el mismo empresario confíe y le abra las puertas al pospenado”, afirma Echeverry.

Jhon Jairo Castellanos vive en Bucaramanga, por actos delictivos y errores que cometió fue llevado a la cárcel a pagar una condena. Hoy en día ha sido beneficiado con algunos permisos que le facilitan estar por fuera del centro penitenciario y hacer parte de un programa de resocialización, ese que muchos esperan que sea efectivo.

Desde que estaba en la cárcel pensaba en su salida, siempre con mucha ansiedad. En sus palabras, esa espera “es una mezcla de sentimientos, pensamientos, sensaciones. El miedo a ser rechazado es el temor más grande. Salimos con mucha expectativa de que podemos organizarnos de nuevo pero la realidad es otra, nos damos cuenta de que las puertas se cierran poco a poco, y es ahí cuando algunos vuelven a reincidir”.

Libertad y confianza

Aunque en 1997 se implementó la libertad condicional en Colombia para reducir el hacinamiento en las cárceles, muchos creen que programas como la resocialización o trabajos comunitarios podrían ser favorables para el cumplimiento de penas y oportunidades para los reclusos.

Según cifras del INPEC se estima que las prisiones colombianas tienen una sobrepoblación de 39.125 reclusos, casi un 49,38 % más de la capacidad establecida.

Muchos son los factores que según Esmeralda Echeverry ayudarían a generar lazos de confianza entre el detenido, la sociedad y el centro penitenciario en el que se paga la condena. “Sería bueno que desde la empresa y el Estado surgieran vínculos de confianza para los reclusos.

Dentro del trabajo que se realiza en la ONG Movimiento Cárceles al Desnudo, Esmeralda ha logrado identificar que dentro de las cárceles hay personas con mucho conocimiento y experiencia en varias áreas como carpintería, marroquinería entre otras. “Esa debería ser la apuesta para pensar en un resocialización”.

Un ejemplo claro de confianza es la que ha sabido aprovechar Jhon, la libertad condicional que tiene hoy en día fue dada por 13 años y 6 meses, bajo unas cláusulas firmadas y algunos compromisos definidos. De los cuales ya lleva 7 cumplidos fuera de la cárcel: “El juez que me ordenó la libertad confió en mi comportamiento, pero depende de mí que no vuelva a regresar a la cárcel”.

Nuevas oportunidades

Mireya Sandoval es la directora de la Fundación para el Desarrollo Integral de la Población Carcelaria del País (Fundicap). Allí se ha trabajado por crear Asoprodelicias, donde buscan consolidar el proyecto de una despulpadora de frutas y la comercialización de productos lácteos. Su gran orgullo son los empleados, pues ellos serán exconvictos y sus familias, en este proyecto Jhon ya se encuentra vinculado.

Mireya conoce de cerca la situación de tener un familiar dentro de la cárcel, su expareja es pospenado. Lo necesario para ser consciente de las necesidades de la población carcelaria y la de resto de la familia. Un ejercicio para comprender que hay otras formas de pagar una condena, concluyendo que nada se saca con ser indiferente “como sociedad queremos a todo el mundo en la cárcel pero no queremos la cárcel cerca a nuestra casa”.

En España, para el segundo semestre del 2011 las Instituciones Penitenciarias registraban que 2.318 presos habían conseguido un trabajo remunerado, esto correspondía a la clasificación de persona de tercer grado, es decir, personas a las que se les permite la excarcelación motivada diaria pensando en una integración social donde realizan trabajos con recursos comunitarios.

Esa misma idea que se desarrolló hace siete años en España la visualizan y la defienden acá en Colombia Jhon, Esmeralda, Cristian y Mireya, ellos aún creen que lo importante es generar espacios y confianza para los que algún día esperan salir de la cárcel.

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