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El proyecto educativo que busca acabar la pobreza en Montelíbano, Córdoba

El profesor Carlos Arias cuenta la estrategia que inventó para acabar los círculos de pobreza en este municipio.

¿Cómo acabar con el círculo de pobreza a través de la educación? Intentando responder esta pregunta, el profesor Carlos Arias, de Montelíbano, Córdoba, creó la iniciativa ‘Aula investigadora’, una estrategia para mejorar las competencias comunicativas y el pensamiento crítico de sus estudiantes, mediante procesos de investigación sobre aspectos de su vida cotidiana.

Arias tiene 32 años de experiencia como docente. Inició como profesor de básica primaria en la zona rural del municipio, pero por razones de violencia debió desplazarse al casco urbano para seguir enseñando. En medio de esta labor, en 2006 surgió la idea de crear un proyecto para ayudar a los estudiantes recién graduados de bachiller a optar por una carrera universitaria, pues su proyectos de vida no iban por ese camino.

“Nos dimos cuenta de que nuestros bachilleres no querían saber nada de la educación universitaria, tenían muchas excusas y argumentos para no asistir a estas aulas, entonces los encontrábamos atendiendo mesas, como moto taxistas o vendiendo minutos”, contó Arias, especialista en Educación Personalizada y con posgrado en Métodos y Técnicas de Investigación en Ciencias Sociales.

En el análisis que hizo de estos estudiantes se dio cuenta que sus aprendizajes no eran significativos, lo que los llevaba a repetir el círculo de pobreza de sus padres “en trabajos duros y mal pagados. Ningún empleo es deshonra, pero uno siempre quiere que sus estudiantes surjan y se superen en todos los ámbitos”, expresó Arias.

Ante esta situación, Arias buscaba generar algún tipo de movilidad social mejorando las capacidades lectoras, comunicativas y las expectativas de calidad de vida de los jóvenes. Y así nació ‘Aula investigadora’, un programa donde la investigación es el eje transversal, de la mano de la lectoescritura y el análisis profundo de textos.

“Para investigar hay que ser un lector competente, en este proceso nos tocó trabajarlo simultáneamente con otras cosas, en la marcha aprendimos a leer más allá de las lecturas sencillas, aprendimos a leer tesis, a analizar cuáles eran sus objetivos y cuál era la meta a la que quería llegar la persona que escribía el documento”, explicó el docente.

El proyecto de investigación se comienza a trabajar en noveno grado, donde deben seleccionar el tema. En décimo grado desarrollan el proyecto, y en undécimo grado se presenta como requisito obligatorio para terminar el año escolar y obtener el título.

Con el tiempo, la iniciativa se implementó en cursos inferiores, donde los docentes de las diferentes áreas seleccionan un tema en común para trabajar con todos sus estudiantes. Enseñando habilidades de pensamiento, implementando metodologías como la observación, la descripción, la construcción y la formulación de hipótesis.

Desde la implementación de este proyecto muchos de los estudiantes de Arias han ingresado a la universidad, convirtiéndose en ejemplo para aquellos que aún asisten a las aulas de primaria y bachillerato, pues son referentes de superación y, además, de apoyo en sus círculos familiares.

Y varios de ellos se guiaron de este trabajo para escoger su proyecto de vida. El éxito de la estrategia ha sido tal, que en 2019 el profesor Arias recibió el galardón Gran Maestro Premio Compartir, por su trabajo con ‘Aula investigadora’.

Arias asegura que su labor como docente le ha permitido también aprender mediante la construcción de este proyecto, pues primero tuvo que aprender a hacer una investigación para luego poder enseñarla

“Este proyecto nos permitió cambiar como docentes, entender que es necesario comprender las realidades de nuestros estudiantes para ayudar en esa transformación, y que tengan una visión más amplia de lo que quieren ser y que cada uno se encargue de construir su propio destino”, expresó.

Y resaltó que la pandemia de Covid-19 no ha sido un impedimento para seguir generando espacios de investigación. Actualmente los semilleros han vuelto a funcionar teniendo en cuenta todos los protocolos de bioseguridad.

“Desde coordinación académica nos pidieron suspender los semilleros, pero creamos otras alternativas, lo que se nos ocurrió fue hacer investigaciones personales, indagar sobre la historia de las familias, conocer quiénes fueron sus bisabuelos y qué heredaron de ellos. Los estudiantes estaban muy felices y los padres de familia también, fue algo alternativo que nos permitió conocerlos más, ellos como familia y nosotros como estudiantes, conocer sus historias de vida”, concluyó el docente Carlos Arias.

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