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Muelle de Puerto Colombia: entre la conservación y la demolición

El debate se generó por la intervención en 200 metros del muelle, obra que según la gobernación y Fontur, era necesaria.

Por: Jimmy Cuadros

La obras realizadas en la estructura han causado polémica en el Atlántico. Expertos aseguran que debió preservarse como patrimonio histórico. La Gobernación y Fontur indican que era necesario tumbar esa parte del muelle.

Si Barranquilla es la Puerta de Oro de Colombia se debe, en gran parte, al muelle de Puerto Colombia, municipio situado al norte de la capital del Atlántico.

Por aquella estructura de 1.2 kilómetros, que penetraba con imponencia el embravecido mar Caribe, llegaron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX gran parte de los inmigrantes que, más tarde, conformaron el rompecabezas cultural de la capital del departamento.

Construido en 1888 por el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros e inaugurado el 15 de junio de 1893, fue considerado en su momento como uno de los muelles más largos del mundo. Y también uno muy útil por su ferrocarril que transportaba a los pasajeros desde la casilla de desembarque, hasta la estación Montoya, al lado de la Intendencia Fluvial de Barranquilla, donde hoy funciona la Secretaría Distrital de Cultura.

Pero la historia le ha pesado a la estructura. Primero por el embate de las olas, que fueron arrancando pedazos del viejo muelle, ante la mirada pasiva de las autoridades.
Ahora, en una medida que ha generado polémica, han decidido demoler 200 metros del viaducto para construir uno nuevo, réplica o remembranza del histórico atracadero de naves.

El pasado 4 de julio, un enorme taladro empezó a intervenir la estructura. El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, dijo ese día que la obra en este Bien de Interés Cultural del Ámbito Nacional (resolución No. 0799 del 31 de julio de 1998 del Ministerio de Cultura) marcaba “un hito histórico”.

“El proyecto beneficiará a todo Puerto Colombia y al Atlántico en general. Se demolerán los primeros 200 metros del muelle que serán remplazados por una superficie en la que los turistas podrán apreciar el mar Caribe, pasear por una mega plaza que se sumará a esta transformación que se está viviendo en todo el departamento”, dijo el gobernador Verano.

Foto: Gobernación del Atlántico

Este proyecto tiene un valor de 12.286 millones de pesos y cuenta con aportes del Fondo Nacional de Turismo, Fontur.

Tras el inicio de las obras de demolición, la Asamblea del Atlántico decidió citar a la secretaria de Infraestructura del Departamento, Mercedes Muñoz Aragón, para que “explique” por qué tumbaron los primeros 200 metros del muelle.

A juicio del diputado Adalberto Llinás, la Asamblea no autorizó esto, sino la reconstrucción del mismo, según consta en la ordenanza 00302 de 2016.

“Lo que sucedió en Puerto Colombia con el muelle es triste, ver cómo un emblema de nuestra historia es destruido en vez de ser reconstruido”, afirmó Llinás.

Una semana después del inicio de la demolición, Raquel Garavito, gerente de Fontur, de acuerdo a un tuit publicado en la cuenta oficial de la Gobernación, explicó que “el muelle tiene una antigüedad muy grande, para hacer una obra estructural responsable se requieren demoliciones pertinentes”.

Foto: Gobernación del Atlántico

Voces que rechazan la decisión

Para el arquitecto Ignacio Consuegra Bolívar, doctor en Gestión y conservación del Patrimonio de la Universidad de Granada (España), nada justifica la destrucción de un patrimonio histórico como el muelle de Puerto Colombia.
Para Consuegra, la estructura debió conservarse como lo que es: una ruina. Y realizar obras para protegerla de la marea.

“¿Por qué no se dejó la ruina como un testimonio de la historia, como el Circo Romano o Machu Picchu? No tenemos una cultura sobre el patrimonio, y eso está ligado a un afecto cultural. El peor enemigo del patrimonio es la ignorancia”, recalcó el arquitecto Bolívar.

Explicó que en materia de restauración, se llevan a cabo consolidaciones de ruinas y que al muelle debían hacerle columnas o espolones a los lados para que el mar no lo golpeara con fiereza.

“Todos los muelles son diseñados para bahías, protegidas con una lengua de tierra. Ese que van a hacer también se caerá, porque lo importante es hacerle una bahía. Deben reconstruir Isla Verde, que era la barrera natural que lo protegía del mar”, detalló.

John Insignares y Fernando Vengoechea, creadores e impulsores del Festival No Conocí El Palma, que trata de recobrar la memoria histórica del patrimonio arquitectónico de Barranquilla, coinciden con Consuegra en que la estructura no debió tocarse.

“Tumbar el muelle es cortar de un tajo la historia de Barranquilla, de Puerto Colombia. Hay que tener conciencia de la importancia del valor estético de la historia, de las antigüedades”, afirmó Vengoechea en El Atardecer, de Radio Nacional de Colombia.

Para ellos, esta situación es el reflejo de la falta de apropiación de los barranquilleros y atlanticenses por la historia de este territorio.

“No se ama lo que no se conoce. El barranquillero no conoce, destruye. El ejemplo es la remodelación de las casas antiguas. El piso pompeya lo cambian por porcelanato porque les parece bien”, dijo Insignares.

Foto: Gobernación del Atlántico

Mientras las máquinas continúan derrumbando los primeros 200 metros del muelle que se mantenían en pie, la casilla de la oficina de Aduanas, situada en la punta de la estructura, sigue y seguirá a merced del vaivén de las olas.

Entonces del majestuoso muelle solo quedará el recuerdo de las fotografías y la canción inmortal de Rafael Campo Miranda: ‘Lamento náufrago’.

Viejo muelle de mi puerto
Triste atracadero de pasiones
Náufragas del mar
Sé que cerca a tus pilotes
Están aún anclados
Los recuerdos de aquel amor.

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