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Trabajo infantil, una realidad que preocupa a las autoridades en Putumayo

En Mocoa, Valle del Guamuez, Puerto Asís y Orito, el ICBF detectó 85 casos de explotación laboral infantil.
Explotación laboral infantil: cifras y problemática en Putumayo
Foto: Juan Miguel Narváez
Juan Miguel Narváez Eraso

La pobreza y las tradiciones rurales son factores que, según las autoridades defensoras de los derechos de los menores de edad, inciden en la explotación laboral infantil que se registra en algunos municipios del departamento de Putumayo.

De acuerdo con Mirna Patricia Torres, defensora de familia de la unidad local de atención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF, en Leguízamo, para la presente vigencia, se priorizaron los municipios de Mocoa, Valle del Guamuez, Puerto Asís y Orito con el propósito de erradicar el trabajo infantil, teniendo en cuenta que en esas cuatro localidades se ha detectado un considerado número de menores de edad ejerciendo actividades labores.

Según la Defensora de Familia, en dichas localidades se han identificado 85 casos en los cuales los menores de edad trabajan más de 10 horas diarias en oficios que les vulnera el derecho a la educación, a la recreación y a la salud.

Flor Alba Eraso, jefe del área de infancia y adolescencia de la estación de Policía en Leguízamo, argumentó que si bien es cierto en el perímetro urbano no se han registrado casos relacionados con la explotación laboral infantil, en las veredas y corregimientos la mayoría de niños, niñas y adolescentes se dedican a ayudar a sus padres en las labores del campo.

Asegura que la crianza de animales de corral o la siembra de yuca y plátano hacen parte de las tradiciones indígenas, y que para los padres de familia esas labores agropecuarias no tienen “nada de malo” y que, por el contrario, “para ellos hacen parte de sus tradiciones, usos y costumbres”.

Derechos vs. tradiciones

"Si bien es cierto en la vereda Puerto Príncipe nuestros pequeños hijos nos ayudan a preparar la tierra, a cosechar canangucha, a pescar, a pelar y a moler la yuca para preparar el casabe y la fariña, no los estamos explotando, al contrario, les estamos enseñando los oficios cotidianos para que a futuro aprendan a sobrevivir", expresó Gloria Giduyama, madre de familia del pueblo Murui Muina, al subrayar los menores de edad son felices en el campo ayudando a sus mamás.

Aunque María Camila Mayoral, psicóloga del centro de atención del ICBF sostuvo que en las veredas y corregimientos los oficios del campo hacen parte de las tradiciones de los pueblos indígenas, no es correcto que los padres de familia permitan que sus hijos dejen de asistir a la escuela por quedarse en casa haciendo oficios que no les corresponde.

"Los padres de familia deben ser conscientes de los riesgos y peligros que corren sus hijos al desarrollar labores que requieren demasiada fuerza física, porque desmejoran su salud y, a la vez, los priva de sus derechos básicos como la educación", dijo Angie Gonzáles, psicóloga de la Comisaría de Familia de Leguízamo, tras indicar que las campañas de sensibilización ciudadana para erradicar el trabajo infantil se adelantan de manera conjunta con el ICBF y la Policía en la plaza de mercado, en el parque principal e instituciones educativas de la región.

Frente a los riesgos que corren los menores de edad en las calles, centros de abasto, restaurantes y bodegas, la psicóloga aseguró que los niños, niñas y adolescentes corren peligro de caer en manos de organizaciones delictivas que se dedican al tráfico de estupefacientes, a la pornografía infantil y a la prostitución, entre otros delitos.

Para que otros menores de edad del departamento del Putumayo no caigan en la explotación laboral, las autoridades establecieron una ruta de atención la cual comienza en la Comisaría de Familia, continúa en el ICBF y termina en la Policía Nacional.

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