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Educación virtual en Colombia: entre la cobertura y la calidad

Estudiantes y expertos analizan los retos del sector en tiempos de pandemia, especialmente en las instituciones públicas y rurales.

Por: Carolina Bustamante

“Las clases virtuales no las entiendo para nada. A veces me da hasta pereza, siento rabia porque son pesadas y me está pasando que no hago algunos trabajos porque no entiendo los temas”. Son las palabras de Juan Santiago Gómez Rivas, un joven llanero oriundo de Catumare, Meta, quien está en último año de secundaria a la espera de su grado para vincularse a la Armada Nacional.

Tras la pandemia por coronavirus y junto a su familia pasan el aislamiento en una finca lejos de su colegio y sin conexión a internet, la principal herramienta que, por estos días, los estudiantes requieren para poder continuar sus estudios. Pero lo inquieta mucho más, asegura, la calidad de la educación que hoy recibe y los medios por los cuáles logra obtenerla.

“En la finca no hay luz todo el tiempo, no hay conectividad y casi todo lo del colegio me toca hacerlo por celular, cuando hay plata para recargarlo. Los profesores me dejan unas cartillas en el colegio y tengo que caminar para ir a recogerlas, el problema es que me piden que haga los trabajos, les tome foto y se los mande por correo, entonces no entiendo, da lo mismo si finalmente no tengo internet”.

Cuenta que de vez en cuando tiene acceso a un computador, que comparte con sus hermanos, pero que no siempre tiene internet para recibir clases: “Si no hay señal pues no entro a la clase. A veces le he dicho a mi mamá que quiero repetir el año presencialmente porque no me siento bien preparado, pero mi mamá me dice que no y que tengo que graduarme como sea”.

Escuche la historia del estudiante de último año Juan Santiago Gómez Rivas aquí:

La situación de Santiago es la misma que refieren cientos de estudiantes de áreas rurales y urbanas, de colegios y universidades en todo el país, asegura Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Red PaPaz, al hablar de calidad en la educación a través de la virtualidad durante la emergencia sanitaria por Covid- 19.

“La principal preocupación de los padres es la inequidad y la vulneración al derecho a la educación que existe entre la vida urbana y la ruralidad para acceder a esa nueva forma de enseñar. Segundo, para la primera infancia ese sistema en línea no es posible y para niños entre los 6 y 9 años, su uso intensivo de tecnología se vio hasta ahora en medio de la pandemia, entonces no es fácil retener su atención y menos en materias que no sean de su interés”, explica Piñeros.

La situación se ha convertido en un problema porque, de lo académico se han tenido que volcar a la seguridad de sus hijos. Señala Red PaPaz en su más reciente informe sobre seguridad virtual que se han triplicado las denuncias recibidas por ciberacoso y sexting, donde los menores reciben contenidos sexuales inapropiados, en parte por su falta de experiencia en el uso de correos electrónicos entre otras razones.

 Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Red PaPaz.

Según el Ministerio de Educación, la formación virtual contempla obligatoriamente el uso de tecnologías de la información, conectividad y por supuesto tutor en línea, material de consulta y trabajo independiente. Sin embargo, aclara que el sistema actual en Colombia implicó un modelo adaptado con urgencia para cubrir la demanda en formación académica, la cual para Jennifer Pedraza, representante estudiantil de la Universidad Nacional, resulta cuestionable.

“Las exigencias de conexión cambiaron radicalmente, pues no resulta igual pagar internet por tener WhastApp que asumir el costo para mantener plataformas de videoconferencias para mínimo dos horas de clase, con videos, audios, trabajos, entre otros, y se nos trasladó la compra de planes que no bajan de $70 mil pesos al mes y muchos no pueden pagar”, afirma Pedraza.

No es ajena la situación para el Gobierno actual que tiene como meta conectar al 70% de los hogares colombianos, lo que implica por lo menos 1.700 zonas rurales con conexión a internet, e inició con las primeras 500 zonas que deberán estar listas en los próximos 60 días. Proyecto a cargo del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.

Esa misma cartera ha indicado que el gobierno de Iván Duque proyecta durante los próximos 10 años, y con una inversión de 2.1 billones de pesos, lograr conectar 10 mil escuelas y centros poblados del país.

Los proyectos a futuro son buenos, según la líder estudiantil Pedraza, pero es necesario detenerse en el hoy de los estudiantes. “La cátedra de colegios y universidades no está adaptada a la formación en línea, ciertas carreras necesitan obligatoriamente de práctica en campo, porque no se reemplaza la práctica con simuladores en áreas como medicina, fotografía, artes, ingenierías, entre otras, y son procesos que hoy están detenidos”.

Jennifer Pedraza, representante estudiantil de la Universidad Nacional.

Adicionalmente indica que no todos los docentes tienen formación adecuada para enseñar virtualmente y sus temáticas no están adaptadas a un sistema de educación en línea, esto genera que se cometan muchos errores en el proceso y que terminen afectando directamente al estudiante, dejando la calidad educativa a un lado y hasta generando problemas y discusiones entre docentes y estudiantes.

La profesora Lidia Estela Tabima, quien vive en Villavicencio, expone que el principal problema de la educación en línea se da desde los maestros que, como ella, no tienen herramientas para trabajar y mucho menos formación en cátedra virtual, que si bien es un buen reto, pone al descubierto un sistema poco preparado en esa materia.

“Yo tengo que salir a conectarme al internet de la vereda porque en mi casa no tengo, y atendemos estudiantes por medio del computador, por WhatsApp y a los rurales con paquetes de guías, pero hay falencias por ejemplo en la herramientas que necesitamos para mejorar las clases, que entre otras nos tocó armarlas a la carrera por la pandemia”, expresa Tabima.

Su queja continúa al señalar que hay mucha presión por parte de las autoridades de educación en el país porque se entreguen resultados sobre la cantidad de estudiantes en formación, pero “no se tuvo en cuenta que la pandemia cogió al sistema educativo con los ‘pantalones abajo’ y que muchos docentes llevamos toda una vida enseñando presencialmente, por eso me atrevo a decir que hoy en día la calidad en la educación no es la misma”.

Docente Lidia Estela Tabima.

Deserción estudiantil

Desde el Gobierno Nacional se han creado varios recursos de formación, que si bien no cubren a todo el estudiantado, buscan complementar la falta de educación presencial con programas de aprendizaje por radio, televisión pública, programas de virtuales, así como asistencia técnica a las secretarías de Educación para fortalecer a los docentes en sus cátedras.

Para las 63 universidades públicas del país, el Gobierno destinó recursos por 97.500 millones de pesos con el propósito de evitar la deserción de estudiantes, que según una proyección de la Universidad Nacional será de entre el 30% y el 50% para el segundo semestre de 2020 en centros de formación profesional públicos y privados.

Las razones, según Jennifer Pedraza, se basan en que ese rubro representa tan solo el 12% de lo que se necesita para garantizar ‘Matrícula cero’ para estudiantes el próximo semestre académico. En segundo lugar, la situación económica de los hogares está obligando a muchos jóvenes a migrar al mundo laboral informal. Y por último, la cátedra virtual ha resultado insuficiente y poco efectiva para la formación profesional, generando desinterés en los estudiantes por continuar bajo este método”.

El propio Ministerio de Educación afirma que lo que garantiza la calidad de la educación es la articulación coherente y armónica de un modelo que ponga, por encima de los instrumentos, el sentido pedagógico de los procesos y en ese mismo sentido define la efectividad de la educación virtual o en línea en que “una educación de calidad puede salir adelante con una tecnología inadecuada; pero jamás una tecnología excelente podrá sacar adelante un proceso educativo de baja calidad”.

La proyección del Gobierno es ahora manejar un ‘Modelo de Alternancia’ que consiste en asistencia a las aulas de clase por días, con horarios y cantidad de estudiantes determinados; es decir, educación semipresencial que permita solucionar la brecha de calidad que hoy afecta a los estudiantes pero que garantice el aislamiento social entre ellos.

En palabras de esa cartera de Gobierno es la “prestación del servicio educativo mediante la conjugación de distintas variables y circunstancias presentes en la operación del mismo, de acuerdo con las posibilidades de la población, de la institución y del territorio”.

A juicio de la profesora Libia Tabima, “complicaría más la situación porque los colegios públicos, y más los rurales, no tienen la infraestructura para garantizar el regreso de estudiantes y los pone en riesgo. Situación que no es diferente en las universidades públicas del país”.

Lo que deberá esperar

El ICFES -Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación- indicó que se aplazaron las pruebas de Estado debido a la emergencia sanitaria, dejando a 74 mil inscritos para el examen Saber 11B – 2020 que estaba programado para el pasado 15 de marzo.

Y en cuanto a las inscripciones de las pruebas Saber 11 calendario A como SaberPro 2020, se encuentran aplazadas hasta que las condiciones actuales permitan iniciar el registro.

La decisión fue avalada y apoyada por padres de familia, asegura Carolina Piñeros, de Red Papaz, quien deja en el tintero la necesidad de un nuevo modelo educativo para el país, en el que se tengan en cuenta las habilidades particulares de los jóvenes para enfocar su aprendizaje que se generen métodos de educación diferentes al actual.

“Necesitamos educar niños y niñas mucho más autónomos y un sistema educativo por proyectos que se enfoque en sus capacidades más fuertes, porque calificar el conocimiento por el cumplimiento de logros para muchos niños y jóvenes no tiene sentido”, señala Piñeros.

Por su parte, estudiantes y docentes concluyen que la emergencia sanitaria ha generado cambios que obligan a nuevo procesos de aprendizaje conjuntos; es decir, el sistema educativo integra docentes, padres, modelos de aprendizaje y Estado dejando entrever que los actuales estudiantes son la evidencia de la necesidad de un cambio radical en la educación de Colombia que inició con el ensayo, prueba, error que hoy vive la educación.

Escuche el informe completo sobre los retos de la educación virtual en tiempos de coronavirus aquí:

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