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Indígenas de ‘Cañamomo Lomaprieta’ luchan por su territorio ancestral

Este resguardo es uno de los más antiguos del país y sus terrenos se encuentran dentro de la Unidad de Restitución de Tierras.

Por: Juliana Villanueva Bedoya.

El Resguardo de Cañamomo y Lomaprieta ubicado entre los municipios de Riosucio y Supía (Caldas), presenció el pasado 27 de junio la audiencia realizada por el Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de Pereira. En ella, se socializó la sentencia T-530 de 2016, que delimita, titula y, de ser necesario, compensa el territorio a las comunidades indígenas de esa región.

Para la gobernadora del Resguardo, Arnobia Andica, lo más importante de la reunión es que las comunidades indígenas y no indígenas lograron tener claridad sobre el proceso de restitución de tierras: “Se venía con una tensión, con una desinformación donde se decía que nuestro propósito era despojar a las diferentes personas, dueñas de los predios de su tierra y no. Nosotros no tenemos esa posición de quitarle la tierra a nadie, somos respetuosos de lo que cada uno posee”.

Foto cortesía: Resguardo Cañamomo y Lomaprieta

Uno de los puntos que debe adelantar la Agencia Nacional de Tierras en el Resguardo es el de priorizar la delimitación y titulación de los respectivos predios, así aclarando qué terreno les pertenece y cuál no.

La directora territorial de la Unidad de Víctimas del Eje Cafetero, Laura Moreno, quien estuvo presente en la reunión, indicó que “en cuanto a la reparación colectiva tenemos que decir que hasta el momento Cañamomo y Lomaprieta no ha sido priorizado, pero realizaremos una reunión con las autoridades indígenas en cabeza de Arnobia para ver de qué forma podemos seguir adelante con el proceso”.

En Riosucio se están viviendo varias disputas: el territorio, la minería y la discriminación. Por un lado, está en pelea el territorio que ellos consideran sagrado, por el otro está la minería, que, según ellos, no está debidamente reglamentada, y en última instancia, la discriminación que según los líderes ha llevado a que una de las autoridades salga del territorio por amenazas en su contra.

“En este momento se encuentra lejos del Resguardo, en un proceso doloroso porque para el indígena salir del territorio no es fácil. Esto nos afecta como comunidad, es una amenaza constante para todos”, indicó uno de los líderes del Resguardo.

El territorio

Este Resguardo es considerado como uno de los más antiguos de Colombia, fue creado el 10 de marzo de 1540, pero definió sus linderos en 1627. Su territorio es de 4.286 hectáreas. Según el abogado de la comunidad, Francisco Vanegas, el Resguardo ha tenido un proceso de reconfiguración territorial con un patrón claro hacia la disminución del área que les corresponde. “Entre 1627 y 1900 el resguardo vive un proceso de reducción del territorio. A comienzos del siglo XX, comienza el proceso de compraventa y se titularon a privados territorios que eran del resguardo”, explicó Vanegas.

Según la cosmovisión indígena, el territorio es parte fundamental de la existencia del ser humano, esto indicó el consejero de Organización y Gobierno Propio del Resguardo, Carlos Eduardo Gómez Restrepo.

Foto cortesía: Resguardo Cañamomo y Lomaprieta

“En el territorio es donde podemos desarrollar todos los elementos de nuestro plan de vida. Somos un resguardo milenario. Luchamos por el territorio porque es lo que tenemos para vivir dignamente, aquí nos sentimos libres y tranquilos y podemos mantener viva nuestra identidad y nuestras creencias”. Finalmente expresó que en las últimas décadas han perdido el 50% de su territorio ancestral.

Cañamomo y Lomaprieta es uno de los seis resguardos indígenas constituidos legalmente en el departamento de Caldas. Cuenta con 32 comunidades, 20 de ellas ubicadas en Riosucio y su población es de 21.628 habitantes.

La minería

Según la sentencia T- 530 de 2016, todas las minas que no cuenten con la autorización de la Agencia Nacional de Minería y que no tengan permiso de la autoridad indígena deben ser cerradas. El exgobernador del Resguardo, Integrante del Consejo de Gobierno y Coordinador del programa de patrimonio natural y asuntos mineros del resguardo, Héctor Vinasco, explicó que hay una serie de empresas que no acuden a resolver sus problemas legales para el ejercicio de la explotación minera y que tampoco hacen parte de los procesos organizativos que planteó el cabildo.

“Hay unos mineros que se rehúsan a dejar el negocio y solo tienen dos opciones para seguir con el: a través de un título que deben conseguir ante la Agencia Nacional de Minería, posterior a un proceso de consulta previa en el cabildo, o hacer un proceso de organización a través de la Asociación de Mineros Ancestrales del Resguardo (Asomicars)”, argumentó Vinasco.

De otro lado, el abogado de la comunidad explicó que la sentencia reconoce al Resguardo como autoridad minera dentro del territorio en cuanto a las minas que están asociadas a ‘Asomicars’. Contó, que desde el 2017 después del censo minero están esperando que cierren 10 bocaminas. Hasta ahora solo han cerrado una.

“Cañamomo y Lomaprieta ha demostrado que tiene una política minera propia, gracias a ella no se ha desbordado la producción, contrario a lo que ocurre en el corregimiento de Irra, por ejemplo. Además, en el Resguardo se prohibieron sustancias como el mercurio y el cianuro, potencialmente perjudiciales para la salud”, concluyó Vanegas.

Amenazas a líderes del Resguardo

El proceso de restitución de tierras ha generado disputas entre la comunidad del municipio, pues hay personas que, si bien no son de la comunidad, sí llevan más de un siglo asentadas en estos terrenos. Vanegas denunció: “Se han aumentado los discursos estigmatizantes y denigratorios de la condición de indígenas, empleando adjetivos descalificativos. Han señalado a las autoridades indígenas como despojadoras, esto genera un clima de violencia, de odio, y todo producto de ese discurso”.

Foto cortesía: Resguardo Cañamomo y Lomaprieta

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