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‘María Luisa’, la famosa galleta de San Juan Nepomuceno

Desde hace 60 años se prepara este bocado tradicional cuya creación se le atribuye a doña María Bustillo, quien aún vive.

Por: Jimmy Cuadros

La historia que cuentan en San Juan Nepomuceno, Bolívar, es que la galleta ‘María Luisa’, delicioso manjar que se ha convertido en referencia obligada del municipio, nació hace más de medio siglo en una humilde tienda y panadería del barrio San José, frente al único cementerio del pueblo.

La historia que cuenta María Narcisa Bustillo de Hernández, su flamante creadora, es que una tarde cualquiera habían quedado sin vender en su negocio algunas galletas y en la nevera tenía un dulce de leche con el toque mágico de su sazón.

“Le dije a mi esposo, Eliécer Hernández: “ahora verás que voy a hacer unas galletas con ese dulce”. Les eché el dulce, las pegué porque eran delgaditas, las puse al horno y quedaron deliciosas”, rememora María, un día después de su cumpleaños número 89, en diálogo con Radio Nacional de Colombia.

María Narcisa Bustillo de Hernández.

Sentada en una mecedora, en la que pasa días de reposo para recuperarse de una caída de la cama que sufrió hace tres meses, recuerda que desde hace seis años dejó de hornear las galletas ‘María Luisa’ y que el último pedido fueron 300 unidades para Sincelejo.

“Esas galletas caminaron, son muy famosas. Yo sí gané plata con ellas y pude educar a mis tres hijos”, dice sonriente.

Al principio, las galletas con las que se preparaban las ‘María Luisa’ las hacía ella misma en su pequeña panadería. Luego, tras la muerte de su esposo hace 10 años, dejó de hacerlas y las compraba para agregarles el dulce de leche. El secreto de la preparación está en el relleno.

“Si es una galleta delgada se unen dos. Si es gruesa, se cortan por la mitad y se les echa el dulce. Luego se pegan y se embadurnan de merengue, antes de ponerlas al horno”, explica doña María.

Aunque describe el proceso de creación, no da detalles de cómo preparaba el dulce de leche, toque mágico que hizo que la fama de las ‘María Luisa’ que horneaba María Narcisa se transmitiera de boca en boca –o de bocado en bocado- hasta trascender las fronteras. Ese secreto, dicen sus familiares, se lo llevará a la tumba.

Hasta su tienda, que aún tiene viejos mostradores de madera y repisas del mismo material, siguen llegando clientes antojados de volver a sentir en el paladar la tradicional galleta ‘María Luisa’.

“Algunos dicen que las que hacen en otras partes no saben igual, pero ya yo no preparo galletas. Tampoco puedo decir cómo hacerlas porque a mí nadie me dijo”, dice antes de soltar una estruendosa carcajada.

Ni sus tres hijos ni ella saben por qué bautizaron ‘María Luisa’ la galleta, si el nombre de quien dicen es su creadora es María Narcisa. “Vainas de la gente”, responde ella.

Mujeres, al horno

Ante la alta demanda de galletas ‘María Luisa’, varias mujeres en San Juan Nepomuceno –municipio que soportó con estoicismo los embates de la violencia- han emprendido sus microempresas para crear estos exquisitos bocados que saborean propios y visitantes.

“Si vienes a San Juan y no comes ‘María Luisa’, no viniste a San Juan”, indica el maestro del acordeón, Rafael Ricardo, hijo ilustre de esta población.

Una de las microempresas mejor organizadas es la de la familia Canoles Arrieta, cuyos integrantes aseguran que llevan 60 años preparando las galletas ‘María Luisa’ en el barrio San Isidro.

Allí trabajan hermanos, sobrinos, primos. Y en su mayoría son mujeres. Se encargan de rellenar las galletas de arequipe, dulce de leche o dulce de guayaba. De hornearlas y de ponerlas al sol para que queden secas.

Claudia Canoles.

“Desde 1958 las hacemos, ya vamos en la cuarta generación de nuestra familia que se dedica a esta tradición”, asegura Claudia Canoles, encargada de la microempresa.

La ‘María Luisa’ hecha con dulce de guayaba –dice Claudia- fue la primera receta familiar. Pero luego cambiaron al dulce de leche hecho en fogón de leña y recientemente al arequipe.

En esta microempresa familiar se hornean entre 2.500 y 3.000 galletas al día, para suplir la demanda de municipios vecinos: Cartagena, Sincelejo e incluso Barranquilla.

Un paquete de 10 ‘María Luisa’, en la microempresa de los Canoles Arrieta, cuesta 4.000 pesos. Allí también llegan vendedores del mismo San Juan Nepomuceno para comercializarlas por las calles del pueblo y en la carretera principal.

Entre los trabajadores de los Canoles Arrieta hay jovencitas que no sobrepasan los 20 años. Esto, de seguro, permitirá que la tradición de hornear ‘María Luisa’ alcance una quinta generación.

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