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Armando Plata: el rock germina ya

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Armando Plata: el rock germina ya

Los frutos que recogió el rock bogotano de los 80 se le deben en gran parte a las semillas que sembraron otra bandas dos décadas atrás. Armando Plata Camacho nos cuenta sus anécdotas como hombre de radio, promotor y empresario de conciertos, sus logros y frustraciones, en un recorrido delirante lleno de altibajos por la prehistoria del rock colombiano.

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En el último episodio de esta serie llegamos a algunas conclusiones de lo que significaron los años 80 para el rock bogotano, para sus fans y para que Bogotá fuera un poco más del putas de lo que ya era. Julio Correal, creador de Rock al Parque, arquitecto de escenas musicales, manager de Aterciopelados y, ante todo, protagonista de historias de rock and roll, nos lleva en un viaje relámpago por las anécdotas que llevaron a varias generaciones de músicos colombianos que hicieron del rock su vida a que al final dijeran, como Julio, "valió la pena sembrar rock en un parque para ver crecer a miles de florecitas rockeras".
No todo tiempo pasado fue mejor. Especialmente cuando se habla de las posibilidades que en los años 80 tenían los músicos de rock bogotano para darse a conocer y, a su vez, conocer de música. Héctor Mora, consagrado investigador y promotor de la escena del rock colombiano, nos habla de la importancia de los medios de comunicación en el naciente boom del rock en español, en una época sin internet, ni youtube, ni plataformas para bajar y compartir música. Donde los fans cargaban sus elepés debajo del brazo y las frases más populares eran “como disco rayado” y “borró casete”.
Algunos empezaron a amar a Liverpool gracias a James. Otros lo adoraron gracias a Sir James. A Sir James Paul McCartney. Ese es el caso de Miguel Muñoz, que convirtió sus días en Noches de Liverpool. Arrancó tocando canciones de los Beatles con los Speakers y luego siguió de guitarrista de Genesis. Durante los 80, fue la persona encargada de llenar nuestras cabezas de rock en español. Desde CBS y luego desde Philips, decidió los lanzamientos de los grupos más representativos del movimiento. Sin embargo, nada fue tan fácil como parece. Con un disco de Soda Stereo debajo del brazo, y con una pequeña ayuda de sus amigos, golpeó muchas veces las puertas del cielo antes de que se abrieran. Sus anécdotas e historias reflejan el duro trasegar de aquellos que le han entregado su vida a nuestro rock.
La radio fue durante mucho tiempo un factor fundamental para la consolidación de los movimientos musicales. Y Colombia no fue la excepción en los años 80. El fenómeno del rock en español se le debe en gran parte a las emisoras que se atrevieron a programarlo. Hoy, en una época donde el pan diario son los podcast y los playlist, donde la gente baja canciones y decide qué quiere oír y a qué horas, es difícil imaginar que hubo un tiempo donde grupo que no sonara en la radio difícilmente existía o sobrevivía. Fernando Pava, gestor de la Superestación, nos habla sobre el proceso que sufrió la radio cuando empezó a programar música en nuestro idioma y los djs se volvieron (o por lo menos se creían) casi tan famosos como los artistas.
Si hay un grupo que pedaleó los 80, que sudó la camiseta de las pepas rojas subiendo el Alto Volumen, que ganó varias veces la carrera musical que conducía a ninguna parte, ese fue Compañía Ilimitada. Camilo 'Piyo' Jaramillo, a quien entrevistamos en este episodio, escribió con sus pulmones y su garganta la historia musical de una generación, la generación del 88, como él mismo la llamó. Una generación que quería ser estrella de rocanrol cuando grande. Y ahora, 35 años después, y luego de invertir su vida y unos cuantos pesos, puede estar tranquilo porque sabe que ser Piyo paga.
Jacobo Celnik, investigador musical, nos hace un balance de las batallas que libraron las bandas bogotanas para abrirse paso en la dura escena musical de la ciudad y de las causas ganadas y perdidas del rock nacional. En un recorrido apasionante que nos remonta hasta la primera canción de rock que se grabó en Colombia, curiosamente a cargo de un artista vallenato, Celnik cuestiona el verdadero legado del rock de los 80, su trascendencia a nivel latinoamericano y señala a los responsables de los éxitos y fracasos de este movimiento.
Bogotá empezó a ser mucho más del putas a mediados de los años 80. Aparecieron bares en Chapinero, La Candelaria y la 82, antros que se convirtieron en los parlantes del sonido que llegaba de Argentina, Chile, México y España. Aparecían los escenarios donde las bandas locales podían compartir en vivo su música. Y por los andenes de la ciudad se empezaron a ver esos raros peinados nuevos. Andrés Ospina, “bogotólogo” y fan #1 de esta ciudad, nos habla de la transformación que tuvo Bogotá con la llegada del rock en español y de cómo los jóvenes se tomaron los barrios imponiendo una nueva banda sonora.
La historia del rock colombiano se parece a la historia del país. Porque los artistas, que son sus protagonistas, van plasmando y reflejando el modo de pensar y sentir de las diferentes generaciones. Pero principalmente porque muy pocos la conocen. O no tanto como Manolo Bellon, quien ha estado narrando y siguiendo de cerca los grandes acontecimientos del rock nacional y mundial. En este episodio nos recrea la evolución del sonido criollo desde los primeros acordes que imitaban a los Beatles hasta la explosión del llamado rock en español.