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Las reinas de la Dorada, Caldas: entre heridas y sabores

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Las reinas de la Dorada, Caldas: entre heridas y sabores

Luego de sufrir violencia sexual durante el conflicto armado, un grupo de mujeres conformaron una fundación que lidera varios emprendimientos, entre ellos los gastronómicos. El pescado y los frutos del Magdalena son su fuente de trabajo.

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Los pobladores de El Quimbo Huila denuncian que el Estado por medio del megaproyecto de la represa dio vía libre para acabar con su ancestralidad, la riqueza pesquera y agrícola de la región, el trabajo y la calidad de vida de su gente.
Puerto Mocho, el lugar donde termina el Río Magdalena tras 1540 kilómetros. Un pasillo donde a la izquierda se siente la brisa del Mar Caribe salado y ruidoso, y a la derecha, las aguas lentas de un gigantesco río que arrastra pedazos de selva.
Por muchos años la caficultura fue considerada un oficio liderado por hombres; hoy en día un grupo de más de 800 mujeres en su mayoría cabeza de familia cuentan cómo se organizaron para trabajar el campo, sembrar su propio café, venderlo y exportarlo.
Existen historias que contar en San Rafael de Chucurí, donde hace muchos años empezaron a llegar familias de pescadores, agricultores y artesanos quienes comenzaron a promover proyectos de pesca responsable con el medio ambiente y con el ecoturismo.
Cada noviembre, Hugo Montoya realiza una ceremonia que inicia antes de la medianoche en el cementerio de Puerto Berrío, en el Magdalena Medio. Luego de ello, asegura que las almas del purgatorio salen con él a recorrer el pueblo hasta antes del amanecer. Dice que muchas de ellas, son las de personas dadas por desaparecidas que los pobladores encontraron y adoptaron como miembros de sus familias.  
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La conexión de varias mujeres del Magdalena que viven a las riberas del río, hoy cuentan innumerables transformaciones que hasta el día de hoy han podido ser testigos, más de 30 de ellas se unieron para dar su historia desde una perspectiva femenina
El río Magdalena trae su materia prima a las manos de muchos artesanos en el departamento del Atlántico, ellos convierten la madera desechable del río en piezas artesanales que sirven de sustento a cientos de familias, y contribuyen a promover el buen uso de residuos en pro del medio ambiente.