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Frutos amazónicos del Caquetá, dulce sabor apetecido en el exterior

Frutos como el arazá, el copoazú, la uva caimarona, el camucamu, entre otros, son el insumo para producir deliciosos manjares que ya son apetecidos en varias partes del mundo.
Katerine Vargas

Los frutales amazónicos constituyen una parte de la riqueza natural y cultural de la nación, que ubica a Colombia como uno de los 15 países más biodiversos del mundo. El posicionamiento en el mercado de los frutos nativos de la región amazónica que viene creciendo desde hace cerca de 20 años, no solo contribuye al fortalecimiento de la identidad regional, sino también al mejoramiento de la calidad de vida de familias campesinas cultivadoras y a la preservación de los bosques, al ser árboles nativos de la zona.

Gracias a este agronegocio promovido por emprendedores locales de Caquetá, frutas como la cocona, el copoazú, el arazá, la uva caimarona y el camucamu, entre otras, han dejado ser desconocidas en el país y de utilizarse solo en las selvas, para empezar a ser aprovechadas de forma sostenible, transformadas y comercializadas a miles de personas en otros departamentos y en el extranjero, en forma de dulces, mermeladas y galletas.

Hace tres décadas no era común hablar de estos frutales en otras regiones. En la actualidad lo que es extraño, es ir de visita a Caquetá y no probar o llevar como regalo los populares dulces de arazá, cuenta Gloria Ángel Hurtado, representante legal de Mukatri, una de las empresas dedicadas a ofrecer al mundo los sabores típicos de Amazonía caqueteña.

Mukatri, un sueño que crece cada día

Mukatri es uno de los emprendimientos de frutos amazónicos con mayor reconocimiento en Caquetá. Los artífices de esta empresa son Gloria Ángel y Gamaliel Hurtado, una pareja de esposos que hace 16 años decidió iniciar este proyecto.

En la actualidad se dedican al procesamiento y comercialización de los frutales. Cuentan con una planta transformadora y son aliados de la Asociación Ucayali, que agremia alrededor de 260 familias cultivadoras que se encuentran en los municipios de El Doncello, La Montañita, San Vicente del Caguán, Puerto Rico, Albania y Florencia.

“Cada uno de ellos aporta y nosotros tenemos el compromiso al 100% de que lo que cultiven en frutales amazónicos todo se lo tiene que comprar Mukatri. Yo diría que esa es la parte más bonita, que los tenemos como aliados comerciales, aunque también pesa porque la responsabilidad es bastante alta” señala Gloria.

Destaca que, aunque el camino no ha sido fácil (empezando por el desconocimiento que existía alrededor del tema cuando iniciaron), algunos de los logros visibles de su trabajo son haber llegado hasta los Estados Unidos y China con sus productos, y que las personas reconozcan que los frutales amazónicos son identidad local y una clara muestra de que sí se puede aprovechar la selva de manera sostenible, aportando al cuidado de la naturaleza.

“Con la pandemia estamos como el ave Fenix, tratando de recuperarnos de las cenizas, pero creo que vamos por buen camino porque la gente sigue reconociendo nuestros productos también como suvenires para llevar”, indica.

De acuerdo con Gloria, actualmente en la tienda Mukatri los visitantes pueden encontrar confites, galletas, mermeladas y salsas, entre otros derivados de diversos frutales amazónicos. La pareja de esposos, quienes de profesión son administradores de empresas especializados en gestión ambiental, sueña con “seguir viviendo de esta empresa”, creciendo junto a su hijo quien también forma parte del sueño y del milagro que para ella ha sido su emprendimiento.

“Caquetá es el cielo, porque la sucursal es Cali. Y con mucho respeto tenemos que aprovecharlo y cuidarlo en cuanto a las aguas, la selva y su gente”, añade.

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Chagra Maguaree, pasión por los sabores amazónicos

Martha Beatriz Cleves Lemus es la representante legal de Chagra Maguaree. Junto a su esposo Yesid Beltrán Barreiro iniciaron en el año 1994 en el mundo de los frutales amazónicos.

“Fue amor a primera vista entre mi esposo y el arazá. Cuando lo probó, le encantó”, cuenta Beatriz. Según ella, desde entonces dedicaron sus días a la producción de semillas, estudios y preparación de suelo, entre otros detalles que les permitieran tener una buena cosecha.

En esa primera producción de unas 400 plantas de arazá obtuvieron alrededor de cuatro toneladas ¡Era demasiada fruta! De ahí surgió la idea de transformarla en un sabajón tipo coctel para mitigar pérdidas y aprovechar la mayor cantidad de pulpa.

“No sabíamos qué hacer y como es un fruto perecedero y muy delicado, no hay tiempo. Entonces pensamos en procesarlo. Improvisando porque en ese entonces no había nada escrito sobre los frutales amazónicos”, recuerda.

Después, experimentaron con mermeladas y dulces. Hicieron partícipes a sus clientes de la fórmula adecuada preguntándoles por su percepción sobre los sabores. A la fecha cuentan con cultivos de arazá, cocona, copoazú, bacao, cimarrona y ajíes amazónicos. Además, están asociados con cerca de 9 artesanos dedicados a crear productos de la región. Entre todos cuentan con la marca y la tienda Amazonía Fruits, ubicada en el centro de Florencia donde comercializan todas sus producciones.

“Vimos la necesidad de tener la tienda para ofrecerle a los turistas todo en un mismo lugar. Acá encuentran dulces, bolsas de papel y de tela pintadas a mano con elementos de la Amazonía; artesanías en mostacilla y otras creadas con semillas. Una variedad inmensa”, reconoce.

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Los retos del mercado

No obstante, Beatriz considera que, aunque el arazá es el “producto estrella” entre los frutos amazónicos, es necesario fortalecer la industria en la región para que cultivarlo le sea rentable las comunidades locales, pues al ser una fruta tan delicada requiere como mínimo contar con una despulpadora y un cuarto frío para conservar la producción más de un día después de cosechada. Según ella, esta inversión supera los $30 millones de pesos. Una suma que no está a la mano de la mayoría de campesinos en región.

Adicionalmente, resalta que los trámites exigidos para las pequeñas y medianas empresas son exhaustivos y costosos, por lo que insiste en que el fortalecimiento de este mercado debe venir con más apoyo institucional, industrialización para la región y flexibilidad en los requerimientos.

“Creo que no es suficiente con que la gente salga a ferias o que haya publicidad. Debe haber otro tipo de respaldo para que los mismos campesinos no terminen con los cultivos, considerando menos dispendiosos otros tipos de siembras, para que así mismo no tengan que desplazarse”, destaca.

En el mismo sentido señala que generar una mayor apropiación local y nacional de los frutales amazónicos en los restaurantes, plazas y supermercados es una oportunidad de potencializar el crecimiento en el mercado.

Desde Chagra Maguaree sueñan con ser especialistas en ají amazónico y en chocolatería con frutas nativas de la región. “Aunque es dispendioso a nosotros nos gusta y nos sabe. Es una pasión de ir mejorando y sacando cada vez nuevos productos”, asegura Beatriz.

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