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Hallazgo arqueológico en Atlántico arroja luces sobre el pasado indígena en el Caribe

Piezas prehispánicas, además de restos humanos y animales, fueron encontrados en zona rural del municipio de Luruaco.
José David Oquendo

Como resultado de una investigación que inició en diciembre del año pasado, expertos de la Universidad del Norte descubrieron cuatro sitios arqueológicos en el corregimiento de Arroyo de Piedra, que hace parte de Luruaco, sur del Atlántico. Uno de ellos, catalogado como “el más interesante”, está lleno de objetos y huesos que contribuirían a entender mejor a las comunidades indígenas que habitaron el Caribe hace miles de años.

Fragmentos de cerámica, cadáveres de adultos y de niños, además de restos de moluscos y de plantas, constituyen hasta el momento lo más destacado que se ha descubierto en el marco de la investigación. Juan Guillermo Martín, coordinador del Laboratorio de Arqueología de la Universidad del Norte, se abstiene de enumerar explicando que las muchas piezas encontradas pueden formar un solo objeto. Por ello prefiere esperar hasta abril, cuando culmine el análisis científico que arroje datos concretos y conclusiones sólidas.

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Con la información disponible por el momento, agrega, se puede asegurar que lo descubierto tiene que ver con algún grupo indígena; en cambio, es imposible descifrar a cuál de los que se tiene registro.

“Eso puede establecerse de una manera más precisa con un estudio genético de poblaciones, que podríamos evaluar a futuro. Por ahora podemos asegurar que se trata de nuestros antepasados del Caribe colombiano”, dice.

Como soporte científico para la etapa que se viene, Martín y su equipo echará mano de investigaciones previas sobre el modo de vida de las comunidades indígenas que habitaban el Caribe. La mayoría de esos trabajos coinciden en que al Atlántico llegaron grupos provenientes de otros departamentos en busca de tierra fértil y fuentes de agua, pero se desconoce la ubicación de muchos de esos sitios en los cuales se asentaron.

De ahí la importancia de lo ocurrido en Arroyo de Piedra. Los investigadores calculan que el poblado abarcaba unas 10 hectáreas, en la ribera de un río desaparecido, donde yacen huesos de caimanes, venados e iguanas como posible pista de la dieta indígena y de la fauna del lugar. También fueron halladas herramientas para tareas agrícolas y el procesamiento artesanal de algunas plantas.

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Con base en todo lo anterior, Martín concluye que “el Atlántico, y en general el Caribe, es una zona con un altísimo potencial arqueológico que tuvo una alta densidad de población que vivió, aprovechó y se adaptó a los distintos ambientes de la región”. En ese sentido -añade-, el departamento podría ser clave para resolver interrogantes que hoy se plantea la arqueología, como el momento en que llegaron los primeros pobladores al Caribe colombiano y los cambios medioambientales que se habrían dado hace 10.000 años en la región debido a la influencia humana.

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