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Joaquín Pablo Argel y su banda 11 de Noviembre de Rabolargo

Por: Laura Ramírez León.

Por: Laura Ramírez León.

Joaquín Pablo Argel nació en Rabolargo (Córdoba) en 1931 y compuso el célebre porro ‘La Butaca’, una obra que adquirió gran reconocimiento a finales de la década de los 60 en toda la región Caribe. Desde joven dedicó sus años a componer porros y a tocar el clarinete, una pasión que surgió cuando de niño pasaba horas y horas viendo ensayar las bandas de pito y acordeón de su tío materno Daniel. De él heredó un amor profundo por los ritmos y el folclor cordobés, ese mismo de las tierras del Sinú. Fue amor a primera vista, o en su caso, a primera oída.

El maestro Argel, uno de los pocos juglares del porro que aún permanece con vida, fue un campesino humilde que se formó empíricamente. Hoy, a sus 88 años al ver su rostro se evidencia la sonrisa de un hombre sencillo y tranquilo que no ha esperado más de la vida que lo que esta ya le ha dado.

El maestro Joaquín Pablo Argel y su esposa María del Carmen Díaz. Foto: Laura Ramírez León.

‘La Butaca’, su obra maestra, la compuso con su amado clarinete, el mismo que en 1965 lo acompañó cuando grabó en los estudios de Discos Victoria en Medellín su primer Lp. El afamado porro recibió el título de ‘La quiebra huesos’, sin embargo, el nombre no gustó y entonces fue renombrada como ‘La Butaca’, en honor a una butaca vieja en la que Joaquín Pablo acostumbra a sentarse a componer en la casa de su madre en Rabolargo.

En Travesías del Porro llegamos hasta la casa de la familia Argel en el barrio La Candelario de Cereté, para conocer la historia de este juglar del Caribe.

¿Cómo recuerda sus giras? ¿Aún viaja?

JP: Tocábamos en fiestas de corraleja, fiestas religiosas, a veces salían muchas vainas y podíamos durar más de 10 días por fuera. Ahora que tengo 88 años viajo poco con la banda por mis problemas de presión. El médico acá en Cereté me dijo que no me mandara con eso, una vez me demandé tocando en una corraleja por allá por San Marcos y me puse ‘apurao’.

¿En qué instrumento se resume su vida musical?

JP: Yo me dediqué al clarinete, pero empecé tocando gaita. Perdóneme, ustedes no me han preguntado esto, pero yo no estudié. En aquel tiempo uno no era ni rico ni pobre, todos nos dedicábamos al campo, cultivábamos el ñame, la yuca el plátano. Al inicio me dediqué a tocar cumbia y luego formé una banda, yo estaba pelado, no tenía ni 20 años.

Me enamoré de la música desde jovencito, es mi herencia. Mis tíos por parte de mamá eran músicos, ellos tenían un conjunto de acordeón y pito, y yo desde muy niño los escuchaba tocar.

Casa del maestro Joaquín Pablo Argel en Cereté. Foto: Laura Ramírez León.

¿Cómo nació La Butaca?

JP: Cuando yo estaba joven en la casa no teníamos nada, solo teníamos una butaca vieja que era de mi mamá y como yo ya estaba dedicado y enamorado de la música, me la pasaba sentado en esa butaca practicando, todos los días a toda hora.

Una vez en el grupo me aventuré a componer porque yo me aprendía las canciones y los ritmos muy fácilmente. En una tarde de ensayo después de venir del monte de trabajar, salió el ritmo de La Butaca. Recuerdo que en el cumpleaños de un amigo tocamos la canción y vimos que la gente la bailaba y se movía mucho, entonces le pusimos ‘La quiebra huesos’ pero en Medellín cuando nos llamaron a grabar la bautizamos ‘La Butaca’, porque el otro nombre no gustó. Yo pensé que esa melodía no iba a llegar a ninguna parte, pero a la gente le gustó mucho.

Foto: Laura Ramírez León.

¿Por qué la banda lleva el nombre de 11 de Noviembre de Rabolargo?

JP: Cuando montamos la banda ya teníamos algunos temas montados por nosotros mismos y una vez nos invitaron a tocar en un pueblo cercanos a San Pelayo. Salimos de Rabolargo para ir a tocar, pero no habíamos firmado ningún contrato, al llegar allá no le teníamos nombre a la banda, entonces, como el festival se realizaba el 11 de noviembre, le dejamos ese nombre al grupo: Banda 11 de Noviembre de Rabolargo. Creíamos que ese nombre lo íbamos a usar solo por esa ocasión, pero la verdad es que así quedó.

¿Qué le dejó este éxito en su vida?

JP:La composición de ‘La Butaca´ me dejó cosas maravillosas, en principio a mi compañera de vida y la madre de mis 10 hijos, María del Carmen Díaz. Con ese tema fue que la enamoré. Ahí empezamos a vivir y a hacer una vida juntos, este tema me permitió tener bien a mis hijos. Todo lo que me he ganado lo invertí en mi casa, siempre desde muy joven me gustó el progreso y fui muy organizado.

“La Butaca es lo más grande que ha hecho Joaquín en su vida. La Butaca aún existe como si fuera el primer día”: María del Carmen Díaz.

¿Cree que el porro está en amenaza de desaparecer?

JP: Yo a veces tengo charlas con mis amigos músicos sobre este tema, porque nosotros somos muchos los viejos que nos dedicamos antes a nuestro folclor y vivimos de él. Nosotros hoy no tenemos fincas ni propiedades y la vida que hicimos la vivimos por la música. Yo sí creo que estamos en un momento duro, porque antes, hace 30 o 40 años la música era realmente muy bonita, escuchábamos porros, vals, cumbias, nuestro folclore.

No soy enemigo de nadie, pero ahora la juventud ha cambiado el porro por el reguetón, ya casi no se baila porro. En una de nuestras últimas presentaciones hicimos una tremenda tanda y fue muy triste ver cómo la gente no bailó nada. Ahora en las parrandas no se escucha ni un ‘porrito’ y la juventud hoy en día no escucha nuestro folclor.

Foto: Laura Ramírez León.

¿Qué mensaje les dejaría a las nuevas generaciones?

JP: Mi mensaje para Colombia y los jóvenes es que sigan estudiando su música, su folclor. Nuestros ritmos son una cosa muy linda.

Escuche a continuación la crónica radial sobre el maestro Joaquín Pablo Argel de Jimmy Cuadros.

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