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Pueblos indígenas del Putumayo: guardianes de la vida y la paz en sus territorios

Proteger el territorio, salvaguardar la vida y custodiar las tradiciones de los pueblos indígenas, son las principales tareas que tienen las guardias indígenas en Putumayo.
Guardías indígenas del Putumayo
Fotos: Radio Nacional de Colombia
Emisora de paz - Puerto Leguízamo, Putumayo

Según Esneyder Yaiguaje, presidente de la Asociación de Cabildos Indígenas del Pueblo Siona, en el departamento de Putumayo habitan 12 comunidades que cuentan con más de 350 guardias indígenas que, de acuerdo a sus territorios, están distribuidas en los municipios de Leguízamo, Puerto Asís, Orito y Mocoa.

Además, cuentan con 3.109 habitantes que hacen parte de 987 familias, de las cuales varias de ellas están ubicadas en las riberas del río Putumayo; en las fronteras con Ecuador y Perú.

“Nuestras guardias indígenas nacieron en el marco de la sentencia del auto 004 para la conservación de los derechos colectivos. Surgieron en el desarrollo del proceso político, organizativo y cultural del pueblo Siona”, explicó Esneyder.

Cuentan con una organización general, ejercen tareas relacionadas con la protección territorial, brindan acompañamiento a las comunidades ubicadas en las riberas del río Putumayo y apoyan a los mayores en el resguardo de sus saberes ancestrales: la medicina y la lengua materna.

“Nosotros consolidamos esta estructura a través de la espiritualidad porque sabemos que es un gran aporte para la construcción de la paz. Es más, es una labor que nace para proteger nuestra cultura que aún permanece en el tiempo y el espacio”, indicó Yaiguaje.

Las guardias indígenas son tradiciones familiares porque todos sus integrantes hacen parte de ellas, es decir, desde el recién nacido hasta el más abuelo, es guardia. Y como en toda organización, Esneyder destaca que las guardias ancestrales se basan en unos preceptos que van desde los relevos generacionales, la formación, la comunicación y el mandato que se rige desde los espacios de sabiduría ancestral.

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Símbolo de armonía

“La guardia indígena es símbolo de armonía y unidad porque trabaja mancomunadamente en la protección pacífica de nuestro territorio y en la sana promoción de las tradiciones ancestrales que nos identifican”, expresó Leandro Ibáñez, coordinador de la guardia indígena del pueblo Siona del resguardo El Tablero.

Sus integrantes tienen unos roles definidos y por eso es habitual la presencia de miembros de la guardia indígena en las reuniones de sus comunidades. Sin olvidar su incondicional aporte a la cultura, también participan en la solución de problemas que por algunas diferencias se generan al interior del pueblo.

“Al igual que otras guardias ancestrales, contamos con nuestro chaleco y un bastón de madera que siempre llevamos a nuestro lado. Tenemos nuestras propias estrategias de vigilancia y cada vez que recorremos el territorio lo hacemos en grupos”, dijo.

Ser parte de la guardia indígena genera felicidad, porque, según Leandro, es un logro que muy pocos alcanzan y para que esta tradición trascienda en la comunidad asegura que los abuelos sabedores instruyen a la juventud en la solución pacífica de conflictos.

“Esta es una tradición que fortalece nuestras costumbres y es tan antigua, al igual que nuestra espiritualidad”, manifestó.

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Ley de origen

“A medida que pasa el tiempo es imposible perder la memoria para olvidar de dónde venimos. En nuestro pueblo, la guardia indígena nació desde la ley de origen y bajo el mando de las autoridades ancestrales”, expresó Julio Maniguaje, coordinador general de la guardia Siona.

En sus inicios, recuerda que la boa, el tigre, la culebra y las avispas, eran los únicos apoyos espirituales que tenían sus ancestros para proteger sus territorios. Incluso, argumenta que era tan fuerte el control territorial que dichos animales ejercían, que ninguna persona podía entrar.

“Aunque en la madre naturaleza convivimos en paz, no faltan quienes alteran la convivencia para apoderarse de territorios que no les pertenecen. Y fue precisamente la búsqueda de soluciones a esos inconvenientes lo que nos llevó a la conformación de la guardia indígena”, afirmó Julio.

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Para defender sus derechos territoriales y sociales, precisa que un guardia indígena debe contar con la suficiente fortaleza y gallardía. De esa manera atestigua que estará en la capacidad de resolver cualquier problema.

“Es decir que, para ser guardia indígena, esa cualidad le debe nacer y gustar desde el corazón. Por eso en la escuela les enseñamos a los niños toda la pedagogía para se apoderen de ella y de su territorio”, indicó el coordinador.

Julio es consciente que en sus territorios se van a enfrentar a diversos espacios y, por eso, considera importante el dominio de la parte espiritual, la cual está relacionada con la toma de remedio o Yagé, planta medicinal del pueblo Siona. Con esas cualidades precisa que un guardia indígena alcanzará una buena resistencia física y espiritual, la cual afirma que le será de mucha utilidad para resistir las largas caminatas que generalmente en sus territorios las hacen a lo largo de 15 días.

“Como pueblos indígenas debemos conservar nuestros territorios y como organización ancestral, nuestra guardia indígena al igual que las demás, disponen de sus bastones de madera, chalecos y gorras debidamente marcadas con sus distintivos y logos de sus pueblos indígenas”, manifestó.

 
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