“Le solicito al presidente Trump contener su codicia petrolera”: presidente Petro

En la alocución de este viernes, presidente Gustavo Petro advirtió que la presencia militar de Estados Unidos en el mar Caribe se sostiene sobre una narrativa falsa de lucha contra las drogas. Aseguró que los bombardeos contra embarcaciones civiles en aguas caribeñas obedecen a “la codicia petrolera que ha hecho todas las guerras que hemos visto en el siglo XXI”.
“Ahora tenemos misiles sobre pescadores donde Colombia tiene su mar. Sobre narcotraficantes no diría, porque los narcotraficantes viven en ciudades de lujo, no en las lanchas de pescadores del mar Caribe”, señaló.
El presidente explicó que el incremento del consumo de fentanilo en Estados Unidos es un problema doméstico que ese país debe afrontar internamente, pero que está siendo usado como argumento para extender operaciones militares en el mar Caribe. Según afirmó, esas acciones no tienen relación con el narcotráfico ni con la lucha contra los opioides, sino con una motivación energética orientada al control de los recursos petroleros en Venezuela y Guyana.
En su mensaje más directo, el presidente hizo una solicitud personal: “Le solicito al presidente Trump contener su codicia petrolera, pensar en la humanidad, pensar en la eficacia de una América grande. Una América grande es una América en donde los pueblos que habitan las Américas, desde Alaska hasta la Patagonia, sin exclusión, dialogan sobre sus problemas comunes”.
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Bombardeos y desapariciones en el Caribe
El jefe de Estado aseguró que ya existen evidencias de ataques sobre embarcaciones civiles. “Hay ya pescadores de la isla de Trinidad y Tobago que murieron bajo un misil. Hay ya el video de una lancha que no estaba surcando el mar, sino que tenía los motores levantados y por tanto quieto, al cual le cayó un misil. Todavía no sabemos exactamente el punto. Hay ya pescadores jóvenes que salieron de sus casas en Santa Marta y no han vuelto”, dijo.
Pidió a los familiares reportar casos de desaparición: “Les pido a todos los familiares, en donde sus hijos o maridos no estén retornando de manera extraña a casas en donde existan puertos, que avisen inmediatamente a las autoridades y veremos qué ha pasado con ellos”.
El mandatario también hizo un reconocimiento al jefe de operaciones del Comando Sur que, según informó, se presume que renunció en desacuerdo con los bombardeos: “El almirante Alvin (Holsey), del Comando Sur de los Estados Unidos, ha renunciado. Me quito el sombrero de civil, almirante. Si usted renunció porque no quiere ser cómplice de una violación ni un crimen de guerra, bienvenido”.
La descertificación como argumento político, no técnico
El presidente retomó el debate sobre la descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas, insistiendo en que la decisión de Washington se basó en una lectura errónea de los datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Según dijo, la medición confundió los cultivos abandonados con cultivos activos de hoja de coca, generando un falso incremento.
“¿Por qué nos desertificaron? Si hemos demostrado que somos el gobierno que más ha incautado, no solamente en volumen, sino en relación al crecimiento de los cultivos de hoja de coca, de la historia del mundo, ¿por qué precisamente con esas cifras terminaron desertificándonos?”, preguntó.
“A ningún presidente le habían hecho eso. Tiene que ser porque hay otro motivo, que no es la política de drogas”, agregó, insinuando que el objetivo de fondo es justificar el reacomodamiento militar en el Caribe.
El mandatario presentó gráficas y cifras del Ministerio de Defensa que muestran el crecimiento de las incautaciones en proporción a los cultivos detectados, y reiteró que la política antidrogas de su gobierno no se mide por hectáreas erróneamente calculadas, sino por decomisos, sustitución y abandono voluntario.
Fentanilo: un pretexto ajeno a Colombia
El jefe de Estado insistió en que Colombia no produce ni exporta fentanilo y que incluir al país en ese discurso “es una distorsión política”. “Enfrentar el tema en el mar Caribe, que nada tiene que ver con el fentanilo, solo demuestra que los Estados Unidos busca otras cosas”, señaló.
El presidente recordó que su gobierno recibió una solicitud del gobierno estadounidense para prohibir la importación de ciertos precursores químicos relacionados con la fabricación de opioides, pese a que Colombia no tiene industria de fentanilo. Para el mandatario, ese tipo de exigencias se enmarcan en un uso político de la agenda antidrogas.
Rutas de cocaína y desplazamiento del narcotráfico hacia Ecuador
El presidente también explicó que la dinámica del narcotráfico en el Pacífico cambió sustancialmente. “Hemos logrado controlar los puertos de Colombia, disminuyendo la exportación y el contrabando que entraba por allí. Entonces, ¿para dónde se va toda esta cocaína que se produce aquí? Se nos está yendo para Ecuador. Y está utilizando los puertos ecuatorianos”.
Según su diagnóstico, Ecuador se ha convertido en una nueva plataforma de exportación de cocaína, mientras Estados Unidos mantiene la atención sobre el Caribe con fines distintos al control real del narcotráfico.
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Catatumbo, seguridad y cooperación con Venezuela
En la parte final de su exposición sobre seguridad rural, el presidente abordó el caso del Catatumbo, donde insistió en la necesidad de articular sustitución de cultivos, vías y cooperación binacional. “Si queremos atacar esta zona de enclave del Catatumbo, además de sustituir cultivos de hoja de coca aquí, que lo estamos haciendo, la carretera al río Magdalena [...] es absolutamente integral a una política de seguridad”, sostuvo.
El mandatario también cuestionó la decisión de la Corte Constitucional que tumbó el decreto de emergencia económica expedido para la región: “Ibañez, pensando que aquí solo la emergencia ante un hecho militar como la matanza de campesinos hecho por un grupo armado que entró del ELN, se puede responder exclusivamente con tiros, con fusiles. No, señor Ibañez, y quienes piensan como él, lograr quitar la violencia implica menos cultivos de hoja de coca y más desarrollo”.
Al tiempo, reiteró su propuesta de cooperación policial y de inteligencia con Venezuela, Ecuador y países amazónicos, para construir una estrategia regional frente al narcotráfico y el crimen organizado.
Bandas urbanas, parapolicía y fiscalías cooptadas
El mandatario dedicó un extenso segmento a la violencia urbana, señalando que los homicidios en Colombia hoy se concentran en la cordillera occidental y las principales ciudades del país, no en las zonas de cultivo de coca. “Los homicidios, la violencia, se ubica es en la zona andina […] Quienes matan en Colombia son las bandas urbanas. El sicariato es la principal causa de homicidio en Colombia hoy”, explicó.
Planteó que las bandas no son fenómenos aislados, sino estructuras conectadas con redes políticas y de financiación electoral.
“¿Pueden las bandas tener poder político? Mi respuesta es sí. Esta resistencia a la reducción del homicidio se debe a que existen relaciones de tipo electoral y financiero entre bandas y poder político en Colombia”, dijo.
Sobre Medellín, advirtió: “En Medellín no puede existir parapolicía, eso está prohibido por la Constitución de Colombia”, y cuestionó los hechos de violencia ocurridos durante las movilizaciones recientes a favor de Palestina. Pidió “desatar” la política Jóvenes en Paz, que calificó de “acordonada por la corrupción”, y que se enfoque en la inclusión social de jóvenes populares.
“Cartel de los Soles” y “Cartel de Bogotá”: la Junta del Narcotráfico
Hacia el cierre, el presidente volvió sobre una tesis que ya había expuesto: la existencia de una estructura criminal confederada, a la que denominó la Junta del Narcotráfico. “Este cartel que llaman "De los Soles" debe ponérsele el nombre que es verdadero. Es el cartel de la junta del narcotráfico. Tiene su origen en el cartel de Bogotá, en el tercer hombre de la organización de Pablo Escobar [...] y se ha convertido en global, el mayor cartel de cocaína del mundo”.
El mandatario sostuvo que esa red tiene vínculos con sectores judiciales y económicos: “Han tenido una cooptación sobre cúpulas de la fiscalía para lograr su impunidad […] funcionarios presos y capturados por la misma razón, el señor del CTI que controlaba el puerto de Buenaventura exportando decenas de toneladas”, afirmó.
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Una operación militar sin justificación
La alocución cerró con un llamado a la cooperación latinoamericana y al respeto por el derecho internacional. Para el presidente, lo que está en juego no es solo el control de las rutas del narcotráfico, sino la soberanía de los pueblos del Caribe y de América Latina.
Todos los análisis basados en evidencia sugieren que no hay una razón lógica para la implementación de una estrategia militar como la que adelanta Estados Unidos en el Caribe. Es un ataque a la soberanía de los países subyugados a su poderío militar y económico que se impone a la fuerza y bajo amenaza.
No hay manera aparente de convencer a Trump de que sus excesos violan derechos humanos, el grito de dignidad es la única vía para que el mundo mire hacia el sur, donde probablemente se esté gestando una nueva guerra.