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El sistema digestivo ‘no entra en vacaciones’: los cinco riesgos frecuentes en Navidad y Año Nuevo, según experto

· Algunas recomendaciones son moderar las porciones muy abundantes en una sola toma, hidratarse adecuadamente, evitar beber en ayunas y alternar el consumo de alcohol con agua. · El exceso de grasas, azúcares y bebidas alcohólicas aumenta la atracción de agua hacia la luz intestinal, produce exceso de hidrógeno, metano y CO₂.
Reflujo, gastritis y digestión en fin de año
Pixabay
Leonardo Duque

Las celebraciones de Navidad y Fin de Año suelen venir acompañadas de abundancia, comidas altas en grasa, horarios irregulares y un mayor consumo de bebidas alcohólicas. Aunque hacen parte de la tradición, estos excesos pueden convertirse en un serio problema para la salud digestiva.

El doctor Dinimo Bolívar-Sáenz, gastroenterólogo quirúrgico y clínico, profesor universitario y CEO del Instituto de Salud Digestiva PLARIS - GASTER, advierte que durante esta temporada se incrementan de manera significativa las consultas por urgencias gastrointestinales, muchas de ellas prevenibles con hábitos responsables.

El sistema digestivo no entra en vacaciones. Cuando lo sometemos a excesos repetidos, las consecuencias aparecen rápidamente y pueden arruinar las festividades”, explica.


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Cinco riesgos digestivos que aumentan en temporada decembrina:

1. Intoxicaciones alimentarias
La mala conservación de alimentos, las preparaciones que permanecen por horas a temperatura ambiente y la manipulación inadecuada aumentan el riesgo de infecciones gastrointestinales, provocando vómito, diarrea, fiebre y deshidratación.

2. Crisis de reflujo gastroesofágico
Las cenas copiosas, el consumo de alcohol y el acostarse inmediatamente después de comer favorecen la acidez, el ardor en el pecho, la regurgitación amarga hacia la boca, el dolor torácico y la sensación de que la comida se queda pegada. Estos síntomas predominan especialmente en personas con antecedentes de reflujo gastroesofágico.

3. Cólicos abdominales y distensión
El exceso de grasas, azúcares y bebidas alcohólicas aumentan la atracción de agua hacia la luz intestinal, producen exceso de hidrógeno, metano y CO₂; y generan distensión, flatulencias y dolor abdominal. Este tipo de alimentos pueden enlentecer o acelerar la digestión, afectando el bienestar durante las celebraciones.

4. El síndrome de distrés postprandial
La sensación incómoda de estar demasiado lleno (plenitud) o la incapacidad de terminar una comida habitual por sensación de llenura temprana (“saciedad”) pueden estar desencadenados por el consumo de comidas voluminosas, alimentos grasos y ricos en FODMAP, gaseosas, alcohol y condimentos; que favorecen que el estómago se vacíe lento y tarde más en digerir, causando pesadez y sensación de inflamación.

5. Gastritis asociada al consumo de alcohol
El alcohol es altamente irritante para el estómago. Su consumo excesivo desencadena una disminución en la producción de moco y bicarbonato en la pared gástrica, aumentando su permeabilidad y favoreciendo el daño por el ácido gástrico. Genera erosiones y sangrados digestivos que, en casos graves, pueden requerir atención médica urgente.


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Recomendaciones para una celebración saludable

El doctor Bolívar recomienda moderar las porciones muy abundantes en una sola toma, hidratarse adecuadamente, evitar beber en ayunas, alternar el consumo de alcohol con agua, regular el consumo de dulces, picantes y condimentos, y respetar los horarios de comida.

Lo más importante de todo es no automedicarse ante síntomas digestivos de “alarma”, tales como los vómitos repetidos, diarrea de más de cuatro semanas, anemia, sangrado rectal (heces negras o sangre franca), pérdida de peso o dificultad para tragar. Consultar es el primer paso y el más fundamental.

“Celebrar sin reservas en diciembre hace parte del espíritu de la Navidad, pero no significa excederse. Disfrutar con equilibrio permite cuidar la salud y evitar visitas innecesarias a urgencias. La prevención siempre será la mejor herramienta”, concluye.

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