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Ñawikuna: el arte que teje paz y herencia en las calles de Putumayo

Un grupo de jóvenes artistas toma las calles de Mocoa para reconciliar a la sociedad e infundir en ella la riqueza pluricultural, biodiversa y ancestral del sur de Colombia.
Juan Miguel Narváez Eraso

Un grupo de jóvenes artistas de Mocoa y de otras regiones de Colombia ha encontrado en las paredes de la capital putumayense el mejor "lienzo" para rendir homenaje a la paz, a la selva y a los 15 pueblos indígenas de la Amazonía.

Mural

En sus obras, realizadas a través del espacio Kankunapa, que en el idioma del pueblo Inga significa "para todos ustedes", exaltan la convivencia social, la biodiversidad y los ritos de las comunidades originarias.

"Nuestras propuestas artísticas pretenden que todos los putumayenses se apropien de su identidad, territorio y medio ambiente. Cabe recordar que en el primer encuentro de arte mural participamos 17 gestores culturales de los departamentos de Putumayo, Nariño y Cundinamarca, quienes en 160 metros cuadrados de paredes entregamos a Mocoa diversas obras de carácter público que fomentan el respeto por la vida", expresó José Garreta, representante del colectivo cultural Ñawikuna, término que en el idioma del pueblo Inga significa "nuestros ojos".

Ague

Una de las pinturas en gran formato se dedicó a las más de 400 especies de aves que diariamente surcan los cielos de la región. Por ello, "El cacique lomiamarillo", "Tángara azuleja", "Gavilán Caminero", "Tángara concho de vino", "Carpintero penachiamarillo", "Gallito de roca", "El toreador" y el "perico cabecioscuro", entre otros, fueron representados a través de una mujer envuelta en coloridas plumas.

Teniendo en cuenta la diversidad natural y plurietnica de la región, el colectivo cultural también inmortalizó en los murales a una joven que representa a los pueblos indígenas: Inga, Murui Muina, Kamentzá, Siona, Kichwa y Coreguaje, en cuya cabeza luce una corona de plumas. Esta corona tiene como base una serpiente, un reptil que en sus territorios es símbolo de sabiduría y respeto.


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Considerando estas virtudes, desde 2016 hasta la fecha, Marcela Bautista, Mauricio Arce, Jonathan Cadavid, Adrián Vásquez, Andrey Moreno, Yeison Rojas, Jhonatan Cano, Andrea Arévalo, Andrés Guarín, Andrea Narváez, Danery Yubileydaya, Eduardo Quinchoa, Alex Castillo, Alexander Arteaga y Leonel Morales, junto a otros jóvenes artistas, continúan llegando a las veredas más apartadas de los municipios de Caicedo, Leguízamo, Puerto Asís y del Valle del Guamuez para llevar mensajes de paz y resaltar la belleza paisajística que caracteriza a cada territorio.

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Identidad plurietnica
En los encuentros de arte mural con enfoque territorial, José asegura que se crean espacios de interacción y participación destinados al respeto por el otro, a la generación de conocimiento y al intercambio de conceptos que tienen como propósito potenciar la identidad pluricultural, biodiversa y ancestral de los 13 municipios de la región.

"En cada fase cultural promovemos la paz con equidad de género, por eso en 2022 contamos con la participación de 16 gestores culturales, de los cuales 4 fueron mujeres. El ingenio y el color permitieron que artistas de Bogotá, Mosquera, Pasto, Mocoa y Puerto Asís revivan a través del arte la toma del yagé, la imponencia de la selva y la alegría de los cantos de los pueblos indígenas.

En 16 obras de gran formato, los artistas también promueven la paz y reflejan la historia de cada pueblo originario. Para continuar con esa tarea, en lo que resta de 2023, el colectivo cultural juvenil participará en otra edición del encuentro de arte Kankunapa, con el que invitan a compartir saberes y emociones mediante el arte público.

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Arte para vivir en armonía
En su nueva versión, dicho encuentro incluirá una agenda académico-reflexiva que generará retos colectivos entre los artistas y el espectador, para que en el futuro actúen en defensa y cuidado de su territorio. Con ello se busca sostener la armonía en una zona estratégica para la biodiversidad y la multiculturalidad.

A través de Ñawikuna, José Garreta insiste en que la juventud fomenta la paz a través de escenarios colectivos artísticos, que permitan a la comunidad expresar sus historias y costumbres, gestando lazos de hermandad desde el lugar más simple y cotidiano: la calle.

"De esa manera, el arte es más asequible para la comunidad porque le permite conocer el impacto de este en el tiempo. A la vez, permite que la sociedad se reconcilie con su pasado, reconstruya su identidad y fortalezca la convivencia social", expresó.

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