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¿De quién es el florero que protagonizó la reyerta del 20 de julio?

Este es un breve recorrido por la procedencia del emblemático objeto ligado a la anécdota de la reyerta que dio pie al Grito de Independencia en Colombia.
20 de julio | Historia del florero de Llorente en la independencia de Colombia
Foto: Museo de la Independencia.
Diana Leal

El 23 de enero de 1882 el pintor y músico Epifanio Garay se acercó al Museo Nacional de Colombia para donar una de las piezas más valiosas para nuestro patrimonio cultural, pieza que, él afirma, es la parte restante del famoso florero de Llorente.

En una reseña publicada por el Museo de la Independencia citan un fragmento del Diario Oficial donde se lee la declaración de Garay durante la entrega de la base de dicho adorno donde justifica su autenticidad.

“Asegúrese con pruebas que merecen completo crédito que es el mismo que dio origen a la famosa reyerta del 20 de Julio de 1810, entre el español José González Llorente y el patriota Antonio Morales. En la base se encuentra la firma que él (Llorente) acostumbraba en esta época. El señor José María Espinosa, testigo de los acontecimientos del 20 de julio del año expresado, ha reconocido la taza como la base de florero que dio lugar a la memorable contienda y como tal fue tenida por el señor Manuel Manrique en cuyo poder estuvo por largo tiempo”.

El reconocimiento que hoy en día se da a este artilugio da pie para que como país hagamos memoria de nuestra historia, y se forje del simbolismo que este mismo contiene, convirtiéndolo en parte de nuestra identidad. Y es que no es el significado que hoy en día le damos al florero lo más relevante, sino el romanticismo con el que la historia del florero se desenvuelve, un florero traído de España, un artículo pomposo y suntuoso que representa todo aquello que se les niega por nacimiento a los criollos.

Todo colombiano ha escuchado el famoso relato de los hechos ocurridos el 20 de julio de 1810, en la historia que ha sido contada millones de veces se relata el día en que los hermanos Morales, se dirigieron a el almacén de José Gonzáles Llorente, un “chapetón”, quien era conocido por tener y exportar objetos lujosos y de gran interés para el pueblo santafereño de la época, para pedir prestado un florero con la excusa de querer decorar una mesa para el señor Antonio Villavicencio, según dicen, a sabiendas que don José González Llorente se negaría, planearon crear un revuelo aprovechando el día de mercado, para así calentar los ánimos de los santafereños y así proclamar el grito de independencia ese mismo día.

Independencia
Foto Colprensa

También resulta curioso pensar en la procedencia del objeto que lo causó. Un simple florero, dirían algunos, pero es mucho más que eso. Con los estudios recientes del objeto, hoy reconocemos cómo la base del florero, o ramillete, es una pieza muy valiosa que hace pensar en cómo el señor Llorente se hizo con dicho adorno.

Gracias a la exhaustiva labor de los restauradores, se ha conocido que la pieza que reside en la Casa del Florero corresponde a una fina porcelana de estilo barroco que probablemente fue elaborada en el siglo XVIII en la Real Fábrica El Buen Retiro, que fue fundada en Madrid por Carlos III en 1759, que tuvo origen en el sur de Italia, más exactamente en Nápoles, pero que se trasladó a la península ibérica junto a artistas y operarios que llevaron consigo los moldes y materiales, y, que además, es reconocida por ser parte de un proyecto artístico reformista de los Borbones.

Lo que más destaca de dicha pieza es el sello real del Rey de España Carlos III de Borbón, así mismo, la descripción iconográfica de la Casa del Florero también destaca la corona real, en la que se ve una decoración minuciosa que insinúa las incrustaciones de piedras preciosas y en la base de la diadema unas hojas de acanto, que simbolizan la larga vida y la inmortalidad. La composición emblemática, detalla el museo, está rodeada por el Toisón de oro, una insignia que ha hecho parte de la heráldica nacional española al ser otorgada a todos los monarcas españoles desde 1504, esta consiste en un collar con eslabones azules y rojos entrelazados, y que finaliza con un cordero dorado.

Adicionalmente, los materiales con los que está elaborada, como el pan de oro y el polvo de oro, hacen notar que era un objeto de estatus y ornamentación muy fina, por lo que no se sabe a ciencia cierta cómo un objeto tan valioso llegó a formar parte del escaparate del señor Llorente, y es aquí en donde la historia deduce que dicho adorno solo estaba exhibido y no a la venta, su valor es lo que probablemente es la razón que sustenta su negativa frente a la petición de los hermanos Morales.


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Para hablar de Independencia tomamos la figura del florero como analogía principal para desarrollar la narrativa de los acontecimientos que dieron comienzo a la patria boba, a pesar de que la palabra de Garay es la única garantía que hay sobre la autenticidad de la pieza que hoy reposa en la casa museo y del que todos hemos aprendido y escuchando desde la primaria, es un supuesto que le da marchamo de nuestra historia.

La base del florero, o ramillete, hoy reposa en el Museo de la Independencia – Casa del Florero – , un espacio abierto para que todo aquel que desee conocerlo, junto a su historia, lo pueda hacer. Es un objeto de valor histográfico que siempre evocará el Grito de Independencia de 1810 que logró nueve años después, luego de muchas batallas, que los españoles dejaran las tierras colombianas dando paso a que el país gestara un propio gobierno.

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