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La llegada de la radio a Colombia y su papel en la guerra con el Perú

Así como sucedió en muchos lugares del planeta, la radio colombiana creció en el contexto de la guerra.
Ana María Lara

El año crucial de la radio en Colombia fue 1929. En Bogotá y en Barranquilla nacían las primeras emisoras. El 5 de septiembre se creó la emisora oficial del Estado, la HJN. El 8 de diciembre se inauguró la primera emisora comercial: La Voz de Barranquilla.

La HJN surgió por iniciativa del gobierno del último presidente de la Hegemonía conservadora, Miguel Abadía Méndez, pero su mayor impulso se dio con el primer presidente de la República Liberal, Enrique Olaya Herrera, recién llegado de Estados Unidos, en donde había sido embajador.

El jueves 5 de septiembre quienes tenían un radio en su casa pudieron escuchar la primera emisión de la HJN: palabras del ministro de Correos y Telégrafos, José de Jesús García, la orquesta del maestro Alejandro Wills, y la famosa Lira Colombiana, el conjunto musical del músico Pedro Morales Pino (autor de famosas piezas como El Calavera). 

La inauguración se hizo desde el Capitolio nacional. Administrativamente, la emisora dependía de la Biblioteca Nacional, en ese entonces dirigida por Daniel Samper Ortega. “La cultura el mundo al oído de los colombianos”, era la frase que la identificaba. 

Así como sucedió en muchos lugares del planeta, la radio colombiana creció en el contexto de la guerra. El mundo había pasado por la gran Guerra ( 1916-1919), por la crisis del 30 y se vislumbraba en el horizonte la Segunda Guerra Mundial. En nuestro país, los coletazos de estas confrontaciones se hacían sentir en la economía y en las posturas políticas. 

Colombia entró a la década del treinta con una confrontación internacional. El surgimiento de la emisora coincidió con la guerra con el Perú (1932-1933), que se llevó a cabo en el Trapecio Amazónico, principalmente en la cuenca del río Putumayo, Leticia y la Pedrera. En 1932, el país fue sorprendido por un ataque e invasión al territorio colombiano, hechos por tropas peruanas. Debido a que la injerencia del Estado colombiano en la Comisaría del Amazonas era aún incipiente, la respuesta a la invasión se demoró más de dos meses en hacerse sentir. El conflicto puso de presente la carencia de un cuerpo militar de respuesta inmediata. Para ese entonces, el presidente Enrique Olaya Herrera había empezado a tomar un rumbo orientado a la modernización del país. En ese propósito, las comunicaciones tenían un papel protagónico. La radio fue central y definitiva para el desenvolvimiento de la guerra.


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Las emisoras oficiales que se habían creado en América Latina y en el mundo pretendían ser instrumento de integración nacional. Las fronteras serían, por lo tanto, uno de los puntales para ese propósito; reconocerlas y dar cuenta de lo que en ellas sucedía contribuiría a fortalecer la identidad territorial. 

La Guerra con el Perú, ocurría justamente en la frontera, lo que obligó a realizar expediciones de barcos que ascendían por el río Magdalena para salir al Atlántico y bajar para bordear las Guayanas y el Brasil e ingresar por el río a la exuberante Amazonía. Gracias a la HJN los colombianos tuvieron noticia de semejantes expediciones a territorios prácticamente desconocidos. 

Los mensajes emitidos durante las pocas horas de emisión diarias (no más de cuatro, durante la noche) se propusieron unir a los colombianos en torno a un fervor nacionalista para enfrentar el enemigo común. Quienes oyeron la HJN conocieron la Guerra con el Perú, pues en medio de la confrontación, la frecuencia de aquella emisora empezó a llevar mensajes oficiales de apoyo que entrecruzaban música y partes de guerra.

Es así como la música en vivo daba paso a algunos de los artistas nacionales más reconocidos. El maestro Alejandro Wills era uno de ellos. En el contexto de la guerra colombo-peruana Wills compuso el joropo El Voluntario, un llamado al reclutamiento y a la participación de los ciudadanos en la defensa de las fronteras amazónicas. Aquellas fronteras de las que el centro del país apenas había empezado a tener noticia, gracias a la HJN y a las emisoras que surgieron posteriormente. 

Debido a la guerra, la programación se concentró en la emisión de boletines, que se alternaban con la llamada música brillante (música clásica liviana). Poco a poco la información se fue diversificando con conferencias sobre distintos temas, fundamentalmente orientados a fortalecer la educación y la noción que en el momento se tenía de “alta cultura”, muy eurocéntrica y poniendo en el centro la polémica aspiración de “civilizar”. 

Las dificultades presupuestales llevaron al cierre de la emisora en 1937. Ella quedó en el pasado, al igual que la Guerra con el Perú. Pocos años más tarde, el primero de febrero de 1940 el Estado colombiano retomó la iniciativa de poner en marcha una emisora oficial y creó la Radio Nacional de Colombia.

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