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Los Gualíes, una práctica mortuoria en el Pacífico que honra a los niños y niñas que fallecen

Los Gualíes son rituales funerarios afrodescendientes que mezclan cantos, rezos, alabanzas y música, organizados cuando fallece un niño o niña pequeño.
Los Gualíes: qué son, significado, cultura afro del Pacífico
Ministerio de las Culturas
Wilber Calvo

En el corazón del Pacífico colombiano, donde los ríos se funden con la selva y la cultura se respira en cada rincón, pervive una de las tradiciones más antiguas y espirituales de los pueblos afrodescendientes: los Gualíes, una práctica mortuoria que honra a los niños y niñas que parten de este mundo antes de tiempo, considerada una celebración de la vida y el tránsito al descanso eterno. 

En el municipio de Riosucio, Chocó, esta costumbre ancestral sigue viva, resistiendo al paso del tiempo, al olvido y a los embates de la modernidad. En este territorio, donde la tradición oral y los saberes populares son el alma de la comunidad, sobresale el nombre de Eladia Mena Mena, una sabedora, curandera y defensora incansable de la cultura, que mantiene vivos los Gualíes y el conocimiento ancestral que se transmite de generación en generación. 

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¿Qué son los Gualíes? 

Los Gualíes son rituales funerarios afrodescendientes que mezclan cantos, rezos, alabanzas y música, organizados cuando fallece un niño o niña pequeño. Más que un acto de luto, se convierten en una ceremonia que celebra su paso a un plano superior, alejando el dolor y dándole paz al alma del menor. Estas manifestaciones están cargadas de simbolismo, espiritualidad y profundo respeto por la vida y la muerte, conectando a la comunidad con sus raíces africanas y su herencia cultural. 

Aunque en muchas regiones del Pacífico esta práctica ha ido desapareciendo, en Riosucio sigue viva gracias al compromiso de personas como Eladia Mena, reconocida por su sabiduría en la medicina tradicional y su liderazgo en los rituales. 

Eladia Mena Mena: sabedora, curandera y guardiana de la tradición 

Eladia Mena no solo lidera los Gualíes, sino que también es curandera tradicional, portadora de conocimientos que han sanado a generaciones. Con sus plantas, rezos y saberes, cura lombrices, inflamaciones, malestares estomacales y desequilibrios del cuerpo, apoyándose en los remedios naturales que le enseñaron sus mayores. 

Su papel trasciende lo espiritual y lo medicinal: es una guardiana del patrimonio inmaterial, una mujer que, con sus manos y su voz, protege un legado que corre el riesgo de perderse si no se transmiten estos saberes a las nuevas generaciones. 

“El saber no se puede morir conmigo, hay que sembrarlo en los jóvenes, porque si no, se nos acaba nuestra cultura y se acaba nuestra cultura es como que se acaba la vida misma”, dice Eladia, convencida de que la única forma de conservar estas tradiciones es empoderando a la juventud y devolviendo el valor a los conocimientos que brotan de la tierra y la memoria colectiva. 

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Retos para la conservación de los saberes ancestrales

La globalización, la migración, el conflicto armado y la falta de apoyo institucional han hecho que prácticas como los Gualíes y la medicina tradicional se vean amenazadas. Cada vez son menos los jóvenes que se interesan por aprender, y muchas veces, la modernidad desprestigia lo ancestral, desconociendo su importancia espiritual y cultural. 

En este contexto, el reto es grande: preservar los Gualíes, los saberes medicinales y la tradición oral, no solo como un acto de memoria, sino como una herramienta para fortalecer la identidad, el sentido de pertenencia y la salud comunitaria. 

Mirando al futuro: cultura, juventud y resistencia 

El futuro de los Gualíes y de los saberes tradicionales depende del compromiso colectivo. Urge reconocer y valorar figuras como Eladia Mena, brindar espacios para la transmisión de conocimientos, fomentar procesos de formación cultural y garantizar que las nuevas generaciones entiendan que estas prácticas no son cosa del pasado, sino la base de nuestra identidad. 

Los Gualíes no son solo un ritual; son un símbolo de resistencia cultural, un canto de esperanza que recuerda que incluso en la muerte, hay vida, memoria y comunidad. 

Desde Riosucio, el llamado es claro: preservar, fortalecer y proyectar los saberes ancestrales, porque en ellos habita la esencia del Pacífico, el orgullo de ser afro, y la certeza de que, mientras existan sabedoras como Eladia Mena y jóvenes dispuestos a escuchar, nuestra cultura nunca morirá.

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