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La revolución científica es con las mujeres

La iniciativa estatal financia proyectos liderados por mujeres en áreas clave del desarrollo científico.
Ángela Yesenia Olaya Requene

En Colombia está ocurriendo una transformación profunda y largamente postergada: la ciencia empieza, por fin, a reconocerse incompleta sin las mujeres. No es un gesto simbólico ni una moda discursiva. Es una decisión política del Estado colombiano para cerrar desigualdades históricas y disputar el sentido mismo del desarrollo científico. Porque cuando las mujeres quedan por fuera, el conocimiento se empobrece y el país pierde futuro.

Durante décadas, Colombia formó talento científico femenino sin construir las condiciones para que ese talento floreciera. Había mujeres brillantes, pero no una política pública que las respaldara; había vocaciones, pero no instrumentos de financiación; había mérito, pero no acceso. Al inicio del Gobierno del presidente Gustavo Petro, el país no contaba con una política de género en ciencia ni con mecanismos de financiación o permanencia para mujeres investigadoras. Esa ausencia no era técnica: era política.

Por eso, en 2023 nació el Programa Orquídeas – Mujeres en la Ciencia, el primer programa nacional diseñado para fortalecer de manera sostenida la participación de mujeres doctoras, jóvenes investigadoras e innovadoras en todas las áreas del conocimiento. Orquídeas no es un proyecto aislado: es una apuesta estratégica por democratizar el conocimiento científico.


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Hoy, ese programa es un ecosistema vivo: 758 mujeres, vinculadas a través de tres generaciones, desarrollan 379 proyectos financiados entre 2023 y 2025, con una inversión pública de $82.208 millones. No están solo produciendo artículos o prototipos: están ampliando agendas, transformando prioridades y demostrando que la ciencia también es una forma de hacer política pública.

Hacer ciencia implica decidir qué preguntas importan. Y decidir qué se investiga —qué territorios se priorizan, qué problemas estructurales se abordan y para quién— es un acto profundamente político. Las mujeres de Orquídeas lo saben: sus investigaciones inciden en las comunidades y en la forma como el Estado comprende el país.

Por eso el programa está alineado con las cinco misiones estratégicas de Minciencias: bioeconomía, transición energética, soberanía sanitaria, ciencia para la paz y derecho humano a la alimentación. En estos frentes, las mujeres de Orquídeas desarrollan innovaciones y soluciones orientadas a los desafíos estructurales de Colombia.

En 2025, dimos un paso más en responsabilidad con los recursos públicos. Recuperamos y reorganizamos $15.000 millones provenientes de convenios con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), suscritos en el gobierno anterior, lo que permitió fortalecer la inversión pública destinada a mujeres científicas.

Así nació Orquídeas: Mujeres en Inteligencia Artificial, Ciencias y Tecnologías Cuánticas, una convocatoria estratégica que financia 154 proyectos liderados por 308 mujeres, con una inversión de $35.200 millones. De esta manera, las mujeres colombianas ingresan —con respaldo estatal— a los campos tecnológicos que hoy definen el poder global.

Orquídeas fue diseñado desde la diversidad y la interseccionalidad. Cada cohorte incorpora acciones afirmativas para enfrentar desigualdades estructurales, especialmente aquellas que afectan a mujeres de territorios históricamente excluidos. En su tercera generación participan mujeres del Eje Pacífico, mujeres indígenas y mujeres afrodescendientes. Esta diversidad es estratégica y enriquece la agenda científica nacional.

Las brechas de género persisten. Por eso asumimos un compromiso claro: en el primer trimestre de 2026 abriremos un nuevo mecanismo para vincular mil mujeres más al programa, consolidando la mayor inversión pública en la historia del país dirigida específicamente a mujeres científicas.

No se trata solo de formar talento. Se trata de redistribuir el poder de decisión en la ciencia, la tecnología y la innovación. Estamos construyendo un país donde la ciencia es un camino hacia la justicia social y donde el talento femenino se convierte en motor de crecimiento, soberanía y bienestar.

La revolución científica que Colombia necesita ya comenzó. Y florece, como una orquídea, en las manos de nuestras mujeres.

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