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Adolfo Mejía, historia de un vanguardista de la música

En el marco del Cartagena Festival de Música, la figura de Adolfo Mejía es imprescindible.
Foto: cortesía Beto Salazar.
Alejandra Restrepo

Uno de los escenarios más emblemáticos de este Cartagena Festival de Música lleva el nombre del músico cartagenero. El teatro Adolfo Mejía Navarro, aunque nació con el nombre de Teatro Municipal y luego pasó a llamarse Teatro Heredia por el fundador de la ciudad, Pedro de Heredia, tras cumplirse el IV centenario de su fundación. En 1998, fue decisión del entonces alcalde Nicolás Curi, que el teatro llevara el nombre de uno de los músicos más importantes de Cartagena.

Radio Nacional habló con Hernán Alberto ‘Beto’ Salazar, músico, cantante lírico, maestro en Historia del arte, profesor del conservatorio Adolfo Mejía Navarro, de la institución universitaria de Bellas Artes y Ciencias de Bolívar, gran conocedor de la obra de Adolfo Mejía.

“En esta institución Adolfo Mejía fue profesor cerca de 40 años. Mejía fue el primer músico que logró equilibrar dentro de su lenguaje compositivo lo popular con lo académico. Se movía con fluidez entre un poema sinfónico y un danzón, un chandé y un pasillo orquestado, entre un bambuco para guitarra y una suite para cuerdas frotadas, lo hacía tranquilamente desde el Caribe”, explicó Salazar.

Su obra cumbre es ‘La pequeña suite’. Adolfo Mejía presentó esta obra en el concurso Ezequiel Bernal, en la máxima categoría: obra sinfónica con motivo colombiano en múltiples movimientos, este era el más importante concurso a nivel de composición en el país, en 1938.

“Esta obra es pequeña porque las suites tienen cinco movimientos y esta tiene tres. El primero es un bambuco, el segundo se llama canción, torbellino y marcha, el movimiento final es el que rompe ese molde, una cumbia. Mejía fue el primer compositor que se atrevió a llevar al movimiento sinfónico en los años 30, la música afro. Decisión que causó roncha entre los puristas musicales y el jurado le dio el primer premio por esa osadía”, narró Salazar.

Adolfo Mejía es el eje de todo la música de academia que se gestó en Cartagena y en la costa Caribe entre los años 30 a los 60. En 1945 Guillermo el también músico Espinosa Grau, amigo de Adolfo Mejía desde el colegio, le propuso a un grupo de intelectuales crear una sociedad para hacer festivales de música, así nació Proarte Musical de Cartagena.

“Adolfo Mejía y Espinosa eran los curadores, los asesores técnicos y puentes con los músicos que conocían por sus múltiples viajes. En cada festival Mejía estrenaba sus poemas sinfónicos, suites y otras obras. Gracias a esos festivales, a Cartagena la visitaron artistas de la talla de Yehudi Menuhin, Andrés Segovia, La Orquesta Sinfónica de Washington y muchos otros. Antes del Cartagena Festival de Música, estos festivales fueron fundamentales para la música académica del país”, explicó Beto Salazar.

El lenguaje de Adolfo Mejía influencia hoy a muchos artistas, él se nutrió del jazz, de la música popular. Ese lenguaje popular que llegaba a Cartagena en los años 20 fue fundamental para la creación de sus obras. Esa música estaba prohibida en el conservatorio y por eso Mejía peleó con sus profesores y se retiró para crear un proyecto de jazz.

“Adolfo Mejía funda una orquesta de jazz con sus compañeros y compone a finales de los años 20 y principios de los 30, lo que hoy podríamos llamar latin jazz, ritmos caribeños con una instrumentación jazzística, hasta tenían banjo y vientos. Sin embargo, los ritmos eran del acervo caribeño, como cumbias y chandés”, contó Salazar.

El Conservatorio de Cartagena no solo lleva el nombre de Adolfo Mejía Navarro por ser uno de los mejores músicos de Cartagena en la historia, sino que constantemente se transmite la figura del compositor, se estudian su obra, se mantiene viva la llama de su creación. Muchas de estas obras fueron compuestas para los estudiantes y son una gran influencia para las nuevas generaciones.

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