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40 años sin Rufo Garrido

Rufo Garrido nació en Cartagena en 1896 y fallecido allí mismo en noviembre de 1980 a sus 83 años.

Recordaba el entrañable cronista cordobés Jorge García Usta en el libro de reportajes “Diez juglares en su patio” lo siguiente acerca de Rufo Manuel Garrido Gamarra: “En los años 60 fue Rufo Garrido uno de los primeros músicos populares en ganarse 60 mil pesos en una noche de música, en Ciénaga, Magdalena". Y en ser contratado a domicilio, a cualquier hora del día o de la noche, cuando, atraídos por su fama, eran vistos automóviles de lujo estacionados frente a su casa en Escallón Villa.

“Ya Garrido era un músico de renombre, con un haber de decenas de magníficas composiciones, oídas y bailadas en todas partes del país: ‘El Cariseco’ –que terminaría de abrir las puertas de Bogotá a la música costeña en 1957–, ‘El cebú’ –su obra maestra a los 45 años, cuyas primeras notas fueron escritas en medio del calor abrasante de Montería–, ‘La palenquerita’ –para cuya grabación utilizó una cantante palenquera que enseguida desapareció del mundo de la música–, ‘El buscapié’ –en cuyo fondo se oye una palmada exacta dada por un Rufo guapachoso y aseriado”, dijo.

Nacido en Cartagena en 1896 y fallecido allí mismo en noviembre de 1980 a sus 83 años, Garrido aprendió a tocar su instrumento gracias a los padres salesianos, que le enseñaron a ejecutar primero la ocarina. Luego fue apadrinado por un saxofonista y pequeño empresario sananderesano de nombre Charles Butler, quien lo vinculó por primera vez a una orquesta. Todo ello a pesar de que su padre, español llegado a tierras colombianas años atrás, esperaba que el joven Rufo fuera su sucesor en la administración de una próspera panadería que proveía de amasijos a toda Cartagena, en el barrio El Espinal. Tan famoso era el negocio que el Callejón San Antonio, donde se encontraba, empezó a ser conocido inevitablemente como el Callejón Garrido.

El sonido de su saxofón empezó a destacarse desde mediados de la década del 30 como parte de diferentes agrupaciones de la Costa Caribe. Cuando se acercaba a sus 40 años, Garrido entró formalmente al mundo de las grabaciones como músico de diferentes conjuntos tropicales, entre ellos la Sonora Cordobesa y la orquesta Ondas del Sinú en Montería, y luego de regreso a Cartagena integró la famosa nómina de Pedro Laza y sus Pelayeros. El sonido de su saxofón hizo que fuera conocido como "el músico más alegre de Colombia" y también como “el saxo endiablao”.

Ya en 1952 se lanzó al ruedo como director de su propia orquesta, rodeado de varios de los mejores músicos de la costa Caribe con quienes vivió su mayor esplendor llegada la década del 60, época de fiestas y recordadas presentaciones en las tradicionales casetas del Carnaval de Barranquilla. Integraban la nómina entre otros Lalo Orozco en piano, Manuel Villanueva y Sabas Pacheco en trompetas, Rosendo Martínez en bombardino, Nicolás de Ávila, Hernando Mendoza y el propio Garrido en saxos, Cristóbal García “Calilla” en bajo y Clodomiro Montes en percusión. En las voces lo acompañaron Crescencio Camacho, Mariana Burgos, Isidro “El Pibe” Velasco, Tony Zúñiga, Eliseo Herrera y varios cantantes más.

Alrededor de unas cien composiciones fueron firmadas por el director de orquesta y arreglista cartagenero. Aparte de las ya mencionadas como "El cebú", "El cariseco", "La palenquerita" y "El buscapié", sobresalieron "Brisas de diciembre", “La ñeca”, “Bocachica”, “Timba y tambó” y “Con la lengua afuera”, piezas registradas en sellos como Tropical, Fuentes y Curro. Tras su retiro de la música se dedicó de lleno a sus otras pasiones: la pintura al óleo y la escritura de cuentos infantiles para sus nietos. Hoy, las banderas de su obra las lleva su hijo, el también saxofonista y director de orquesta Abraham Rufo Garrido, conocido como Rufo Garrido Jr.

El 3 de noviembre conmemoramos 40 años del fallecimiento del saxofonista y director de orquesta Rufo Garrido. Por eso es nuestro Artista de la Semana.

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