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Acto Latino: medio siglo sobre las tablas del teatro

En 1967, Sergio Gonzáles León creó este grupo que se convertiría en emblema de la escena teatral bogotana.

Por: Richard Hernández

La capital colombiana ha tenido un gran número de grupos de teatro que han dejado huella en la historia de la dramaturgia colombiana. Nombres como Luis Enrique Osorio con su Teatro la Comedia - entre los pioneros- y Fausto Cabrera fundador de El Teatro “El Búho”, el cual generó la aparición de otros grupos que se fueron formando en la década de los 60 y a comienzo de los 70.

Muchos de ellos han desaparecido y otros continúan trabajando: La Candelaria, La Mama, El Local, Teatro Popular de Bogotá (TPB), Teatro Libre de Bogotá, Teatro Nacional, Mapa Teatro, Teatro Ensamblaje, El Tecal, Teatro Taller de Colombia, La Casa del Silencio, La Libélula Dorada, Hilos Mágicos, entre otros.

Sergio Gonzáles León es el director de Acto Latino, grupo teatral que ya completa 53 años sobre las tablas, con una amplia trayectoria en la escena teatral bogotana. Radio Nacional de Colombia habló con él para conocer la historia del grupo, su esencia, su trayectoria y, por supuesto, cómo han librado los ires y venires de esta pandemia.

¿Cómo nació Acto Latino?

Bajo la campana del Colegio Refous, en el aquel tiempo pueblito de Suba a las afueras de Bogotá, dirigido por el suizo Roland Jeangros. Yo había sido expulsado de cuarto bachillerato y regresaba a vengarme con amor, con la presentación de nuestra primera obra, “El pan de los personajes”.

Escrita, dirigida y protagonizada por mí, acompañado de mis hermanos menores, Carlos Bernardo, Germán Daniel y Juan Martín, de mi novia Patricia Gamba y su hermana Susana, y de Juan Monsalve, compañero en la expulsión. Tenía 16 años y era noviembre de 1967. Nos íbamos a presentar y no teníamos nombre. Bajo la campana del colegio estuve inspirado: Acto Latino.

¿Por qué Acto Latino?

Todos estuvieron de acuerdo con el sentido del nombre. Acto por considerarlo la esencia del teatro, más que la palabra, el acto. Y latino por nuestra cultura, significando de América Latina o Latinoamérica, pero algo más que geopolítico, cultural, la entraña de nuestro modo de ser.

¿Qué cambios en sus propuestas teatrales ha sufrido Acto Latino durante todo este tiempo?

Pensamos que la función social principal del arte es la de despertar la sociedad creadora. Durante más de medio siglo y, dicho de formas diversas, es lo que ha movido y preñado nuestra experiencia teatral, y en general nuestra experiencia artística. Y en ese ámbito entonces, la investigación de lenguajes y formas en ruptura con las convenciones.

Resumiendo, de manera simple: teatro del absurdo, teatro político o teatro de la vida, siempre recorrido por el sentido crítico y creador, ensayando lo propio en lo contemporáneo. Y el cuerpo, siempre de formas diversas, un teatro desde el cuerpo. Se mantiene la esencia en medio de los cambios.

¿Cómo se consolida dentro del movimiento teatral colombiano?

Nacidos en el 67, cuando en el 69 y 70 nos encontramos con los otros grupos como la Candelaria y el Libre, o La Mama, éramos los sardinos, los pelaos, los jóvenes irreverentes. Y en el naciente movimiento del nuevo teatro nos distinguimos por ser los iniciadores del teatro al aire libre o callejero en el 69, y por obras, en el auge del teatro político, como “Cada vez que hablas te crece la nariz Pinochet” (1974).

En el 78 irrumpimos con “Blacamán” basada en el cuento de García Márquez y que se constituyó en hito del momento, no solo por sus formas artísticas, sino por la ruptura con el esquema dominante del teatro político; la apertura a otras formas de ver, aún lo político, y el redescubrimiento de la magia teatral y su ritual.

La inclusión del laboratorio como método de trabajo y las iniciativas tempranas en temas como el happening o el performance nos han destacado en el movimiento teatral, así como nuestra rebeldía, tanto en el lenguaje artístico como en nuestras visiones radicales y libertarias de lo social, medioambiental y político.

¿Cómo han logrado mantenerse por tantos años?

Por la terquedad de seguir los caminos que el arte nos descubre, por la vitalidad que nos acompaña, por la locura de ser lo que somos. Por la convicción de que es mejor morir en el abismo fantástico de una vida cierta, que vivir en la abulia de los desiertos cotidianos que impone la sociedad de la mercancía y la estupidez.

En el ámbito de lo económico no ha sido fácil. Los estudiosos de la economía no entienden como estos proyectos sobreviven, los consideran inviables porque no pueden ver el trabajo invisible que los alimenta. Así como finalmente se descubrió el trabajo invisible de la mujer y su doble o triple jornada, hay que descubrir el trabajo invisible de los artistas, su doble y tiple jornada que es lo único que explica su sobrevivencia.

¿Cómo se puede clasificar el tipo de teatro que Acto Latino realiza?

Para que la gente lo entienda de manera simple, podríamos hablar de un teatro contemporáneo, no convencional, propio y desde el cuerpo. Un teatro-investigación que ensaya el descubrimiento más que la ejecución de un diseño. Un teatro crítico y creador.

¿Cómo los ha afectado la pandemia?

Como a todos de manera significativa, particularmente en lo económico y anímico, y sin apoyos importantes por parte de la institucionalidad. Pero también hay cosas positivas, la pandemia ha desnudado la realidad precaria y oprimente de la sociedad, en lo económico, social, político y cultural.

Además, nos ha obligado a una meditación, a la que cada quien llega tarde o temprano después de agotar las ocupaciones o entretenimientos del encierro y de sortear los impulsos violentos. Meditación que debe permitir conocimiento de la realidad y de nuestra vida, que lleve a redireccionamientos y cambios individuales y colectivos. Que así sea.

También ha llevado a ocuparnos de manera especial en lo virtual y digital, que, si ya venía siendo preponderante en la vida social, en este tiempo de pandemia y encierro se ha convertido casi que en lo absoluto.

¿Cree que con esta pandemia algunos grupos de teatro del país van a desaparecer?

Ha menguado de manera importante su actividad pues la presencialidad está cerrada y el teatro es encuentro de cuerpos de carne, hueso y respiración. Seguramente varios desaparecerán y ya se están cerrando salas independientes en todo el país. La cosa está compleja y en medio de la indiferencia estatal.

¿Están haciendo presentaciones virtuales?

Precisamente el encierro ha coincidido con una investigación que se expresará en un audiovisual, mezcla de ficción y documental, sobre la relación de las nuevas tecnologías y el teatro o el arte escénico. Estamos trabajando en eso y en noviembre de este año estaremos estrenando este trabajo en emisiones desde luego virtuales o digitales. El proyecto se llama “Inicio dramático de milenio” y ese será el nombre del audiovisual.

Aparte de esto estamos desarrollando una programación artística virtual, en una temporada que hemos llamado “Ecos del Acto”, con versiones de obras de 15 a 20 minutos y diálogos sobre estos trabajos. Explorando este medio, no solo en términos de lo técnico sino indagando en el comportamiento de las audiencias. Como parte de esa exploración también incluimos, en ocasiones, productos de una hora o más para probar, pero predomina la exposición de productos breves.

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