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La bicicleta: patrimonio de vida en La Ceja - Antioquia

Este vehículo se ha convertido en parte esencial del habitar diario en este municipio del Oriente antioqueño.

Por: Miguel Ángel Cortés

Más de 60 años cumple la llegada de la bicicleta al municipio de la Ceja del Tambo (Antioquia). Se cuenta que fue una familia oriunda de la región la que trajo el primer ejemplar, venía importado de Europa y era bastante costoso. Así fue como poco a poco se fue masificando. Hoy es parte irremplazable del habitar diario en esta población.

El caballito de acero llegó para quedarse y dejar huella en la historia y las tradiciones de los cejeños. Según el colectivo Zonabici, se calcula que son más de 38 mil bicicletas las que hoy circulan por las planicies de calles, carreteras y alrededores de este municipio.

La bicicleta es un medio ambiental, que no produce contaminación, no produce gases efecto invernadero, es un medio económico, y no produce ruido. Además de beneficios, representados en mejoras en la salud y el acondicionamiento físico que aportan en el bienestar de las personas.

Foto: Miguel Ángel Cortés.

Ese el gran orgullo de los cejeños al hablar de la vocación de su municipio. Aquí la bicicleta se usa para ir a la escuela, al trabajo, hacer deporte, realizar recorridos turísticos y hasta impulsar iniciativas culturales por la calles, barrios y veredas del municipio.

Todo esto sumado a las condiciones topográficas del terreno plano y el clima, que son ideales para movilizarse en esta región.

Una tradición sobre dos ruedas

Recorrer las calles de La Ceja es encontrarse con alrededor de 30 negocios dedicados al ensamble, venta, reparación y mantenimiento de bicicletas. Son locales que llevan entre 20 y 30 años sirviendo a una cultura que marcha sobre dos ruedas.

Rubén Darío Ramírez es un hombre de 70 años nacido en Yarumal (Antioquia), de los cuales lleva 50 habitando en La Ceja. Allí conoció la pasión por el ciclismo y se aventuró a recorrer las carreteras de Colombia, participando en carrreras junto a pedalistas de talla nacional e internacional.

“En mi juventud fui corredor de varias versiones de la Vuelta a Colombia y del Clásico RCN. Fueron 10 años más o menos dando pedal por todo Colombia”, relata.

Foto: Miguel Ángel Cortés.

Ganó el Alto de la Línea y diferentes fracciones en estas competencias. Años más tarde dejó las contrarreloj, los ascensos y descensos, para dedicarse reparar bicicletas, una labor que hasta el día de hoy adelanta con toda la experticia del caso.

“Desde pequeño estuve al lado de una bicicleta, haciendo mandados en Medellín, luego resulté en el cuento de las carreras y ahora me dedico a esto”, sostiene.

Rubén es propietario de una pequeña bicicletería, cercana a la vía que de La Ceja conduce a Rionegro, donde diariamente circulan miles de ciclistas, desde tempranas horas del día, hacia los cultivos de flores, actividad económica principal del municipio.

En su local, se dedica a armar todo tipo de bicicletas, desde las de aluminio (las más vendidas), las de carbono, que son muy livianas, hasta las bicicletas más sencillas. Cuenta que entre más fina la bicicleta, es mejor para moverse.

Lo curioso en La Ceja es que cada vehículo sobre dos ruedas es único y especial. Aquí no se habla de producción homogénea y en serie, aquí cada bicicleta es hecha y pensada en las necesidades de cada persona. Desde los 3 años, los niños cejeños empiezan a recibir en época decembrina su esperada bicicleta.

Foto: Miguel Ángel Cortés.

Si se quiere con una canasta más grande para transportar implementos o paquetes, si se busca con un soporte para llevar los niños a la guardería o al colegio. También están las tradicionales ‘paleteras’, que se usan para hacer los domicilios y los mandados en el mercado, hasta las bicicletas más costosas para correr en competencias ciclísticas.

Como Rubén, son muchos más los aficionados al mundo del ciclismo que alguna vez estuvieron montados en un caballito de acero, corriendo a toda velocidad por las carreteras de Colombia, escribiendo gloriosos capítulos de la Vuelta a Colombia, para luego continuar esa misma pasión del otro lado de la cancha, en una región tan propicia como La Ceja.

El patrimonio bicicletero de La Ceja

Inicialmente, la bicicleta se usó para actividades cotidianas, cuando La Ceja era de una tradición económica ganadera. En ese entonces las personas iban en sus bicicletas a realizar diversas actividades asociadas a lo agropecuario.

Así lo cuenta Ana María Henao, directora de Zonabici, una organización que viene trabajando por dinamizar procesos asociados a la bicicleta a nivel turístico, ambiental, cultural y de movilidad en el municipio.

Posteriormente, el uso de la bicicleta fue incrementando y en los años setenta, con el establecimiento de los cultivos de flores en el municipio, se masificó este medio de transporte, para el desplazamiento de personas que trabajan en los cultivos de flores.

“Desde allí miles de personas, miles de habitantes y visitantes aprovechan esa oferta económica generada a través de esa posibilidad de empleo, han usado la bicicleta como principal medio de transporte”, cuenta Henao.

En los últimos 15 años aproximadamente, en La Ceja se ha generado una dinámica para visibilizar más este medio de transporte como medio de identidad y reconocimiento de la cultura cejeña.

“Así fue como en 2013, gracias a la articulación público privada y comunitaria, se hizo el primer Festival de la Bicicleta que tuvo una relevancia a nivel nacional y tuvo vinculación de cerca de 40 instituciones y un impacto directo en una población cercana a 80 mil habitantes, no solo de La Ceja, si no del Oriente antioqueño”, señala Ana María.

Y en 2015, La Ceja adoptó sus fiestas tradicionales como las ‘Fiestas del Toldo, las Bicicletas y las Flores’. Es así como hoy en se habla con propiedad de un ‘patrimonio bicicletero’.

“Estamos convencidos de lo que se está generando y de lo que se ha generado en el territorio. Cuando les comparto que hoy tenemos un patrimonio bicicletero, es porque ha sido una construcción colectiva de ciudadanos, amigos de la bicicleta, empresarios y sector público. Todos estamos convencidos de este tesoro que tenemos los habitantes de La Ceja”, asegura.

La bici como medio cultural

Y si la bicicleta es símbolo de identidad e instrumento de sostenibilidad, economía y bienestar, por qué no usarla también como vehículo para llevar las artes a las diferentes veredas y zonas del municipio. Así nacieron la ‘Bibliocleta’, la ‘Cinecleta’ y la ‘Museocleta’.

Se trata de tres iniciativas que hacen parte del proyecto ‘Ciclacultura’, impulsado por Ferney Hernández, artista plástico y promotor de la cultura bicicletera de La Ceja.

“La idea es llevar la biblioteca, el cine y el museo a espacios públicos, espacios no convencionales a compartir experiencias culturales locales”, explica.

Foto: Miguel Ángel Cortés.

Foto: Nanyibe Torres.

Foto: Miguel Ángel Cortés.

Cada una tiene su respectiva bicicleta e incorpora un cajón de madera y una estructura delantera que transporta una colección de literaria de autores de Antioquia, un parlante y un proyector con una colección fílmica, además de una exhibición de fotografías que cuentan la historia de La Ceja, respectivamente.

“Antes teníamos la bicicleta, andábamos en ella, pero no veíamos en ella ese potencial cultural. Este proyecto se ha vuelto emblemático para el pueblo, la gente se empieza a reconocer de desde estos elementos y si hablamos de la Bibliocleta o la Cinecleta, muchas personas ya lo entienden”, afirma Ferney.

Foto: Nanyibe Torres.

Foto: Nanyibe Torres.

Así es el patrimonio de vida de La Ceja. Así es este rincón de Colombia, en el oriente anmtioqueño, que escribe su historia sobre un manubrio y dos ruedas que han marcado un camino de ejemplo para otros municipios y ciudades del país.

Al llegar a La Ceja, desde zonas como Medellín o El Retiro, dos enormes placas de hierro se levantan con dos monumentos que le rinden homenaje. La bicicleta está en el alma de los cejeños como instrumento de civismo, tradición y desarrollo.

Foto: Miguel Ángel Cortés.

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