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¿Cómo se vivió la 'gripe española' en Colombia?

En 1918, nuestro país sufrió los estragos de la enfermedad más devastadora del siglo XX.
Ana María Lara

A finales de la Primera Guerra Mundial, se desató una pandemia que dejó más de cincuenta millones de muertos; algunas investigaciones recientes arrojan la cifra de cien millones. Una de las peores pandemias de la Historia de la humanidad, con más muertes que cualquier guerra.

Se le llamó ‘gripe española’ porque, no estando involucrada en la guerra, España no era objeto de censura de la información sobre este asunto y podía dar cuenta de los estragos de la enfermedad, al contrario de los demás países europeos que trataban de mantener silencio para no afectar la moral de las tropas.

Pero, ¿por qué y cómo se desencadenó esta enfermedad, que llegó a Colombia en septiembre de 1918, propagándose rápidamente y causando desconcierto y alarma? Fue desde Estados Unidos, donde se inició en la primavera de 1918 en una guarnición militar, causada por una tormenta de polvo que llevaba excrementos de patos. En abril, ya había alcanzado el país entero. Y como Estados Unidos mandó a Europa unos 85.000 soldados, la epidemia se propagó en toda Francia y al mundo entero hasta marzo de 1919.

En Colombia no hay certeza del origen de su llegada. La gripa fue bautizada como “el abrazo de Suárez” por el apellido del presidente Marco Fidel Suárez que tardó en entender la dimensión de la crisis. Habría sido causada por enfermos de un barco que zarpó de Barcelona hasta Cartagena, pero otra hipótesis es que llegó a través de un paquete infectado al Correo de Bogotá y se fue propagando por la línea del ferrocarril hasta Boyacá (Tunja fue la que registró más casos después de Bogotá). Igual que hoy, se desplegaron muchas elucubraciones sobre el origen del mal (castigo de Dios, acción del demonio) y los tratamientos a seguir, que iban desde el jugo de limón hasta la quinina, pasando por ungüentos de grasa animal.

En Bogotá, los primeros casos no causaron alarma y dieron lugar a publicaciones sarcásticas, como la que aparece en Cromos el 26 de octubre de 1918: “toda la población está en su cama con un titirimundi en la cabeza, con un volcán en el pecho, con los ojos como dulces de moras y las narices como un pimiento morrón, pero feliz de haber sido atacada por una epidemia mundial, por una enfermedad auténticamente nacida, criada y cebada en el extranjero. Aquí lo exótico nos chifla”. En Medellín corría la voz que la enfermedad era el resultado de la falta de higiene de los bogotanos y del consumo de chicha.

Para enfrentar esta situación, cada vez más desbordada, en un país donde la pobreza y el hacinamiento eran la suerte de las mayorías, donde la salubridad y los servicios públicos eran deficientes, poca la asistencia médica, las autoridades tardaron en tomar medidas eficientes.

Ambulancia destinada por la Junta de Socorro (Cromos, 1918). Boletín cultural y bibliográfico, Vol. 45, Núm. 78, 2008. Biblioteca Luis Ángel Arango

Toda la vida económica, social, educativa y religiosa estuvo paralizada. Pero no fue la Dirección Nacional de Higiene sino la Junta de Socorro la que tomó seriamente las riendas del asunto. Esta Junta no era pública: estaba compuesta por banqueros, comerciantes y damas de la alta sociedad, y fue la que, en esta emergencia creó seis hospitales, 13 comedores, y llevó médicos, alimentos y ropas a los barrios pobres, donde más había enfermos.

En Bogotá, el 80% de la población enfermó. Entre septiembre y noviembre de 1918, hubo 1.500 muertos, para una población de 120.000 habitantes. La mayoría de los muertos tenía entre 20 y 50 años. Muchos murieron en sus casas o en las calles y hubo que utilizar a los presos de sepultureros.

La Junta de Socorros, caricatura de José “Pepe” Gómez. Revista Bogotá Cómico, noviembre 2 de 1918.

La epidemia se trasladó a las cercanías de Bogotá, llegando a Tunja donde afectó las dos quintas partes de la población en menos de 10 días, causando 2.700 muertes. A finales de noviembre desapareció de Colombia la gripe española.

Imágenes tomadas del Boletín cultural y bibliográfico, Vol. 45, Núm. 78, 2008. Biblioteca Luis Ángel Arango y ‘Enfermedad y clases populares. El caso de la gripa de 1918. Entre la acción filantrópica y el miedo a la contaminación. Una aproximación desde las fuentes visuales’: María Fernanda Durán-Sánchez. Universidad Nacional de Colombia. 2014.

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