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CERRAR

Madres en la guerra y madres en la paz

Estas son las historias que harán parte del cuarto episodio del podcast 'Mujeres de paz'.

Por: Olga Viviana Guerrero

Jeimi Juliana Serna se desmovilizó de la guerrilla de las Farc en 2017, al tiempo con otros 13 mil combatientes que entregaron sus armas, de los cuales, el 25 % eran mujeres. Acababa de dar a luz a Sara Michel, quien podría haberse llamado Paz, porque a pesar de que su madre no la estaba buscando, vino a este mundo como por arte de magia, en el mejor de los momentos.

“Yo estuve 18 años en la guerrilla y nunca supe lo que fue un embarazo, o un aborto. Fue cuestión de Dios que, casualmente, cuando prácticamente se había firmado el Acuerdo de Paz, hubiera quedado en embarazo”, dice Juliana.

Sara Michel nació en el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación -ETCR- de Santander de Quilichao, donde se acondicionó un espacio para su madre y otras mujeres en proceso de reincorporación que habían tenido bebés por esos días. Fueron tantos los niños que se gestaron en ese periodo que el fenómeno llamó la atención de los observadores, y hasta la BBC de Londres llegó a titular ‘Baby boom: la ola de embarazos en la guerrilla de las Farc en Colombia’.

Una vez entregadas las armas, las excombatientes quedaban en libertad de tener los hijos que las normas de la organización prohibían como una manera de protegerlas, con el argumento de que las condiciones en la selva y el conflicto no eran adecuadas ni para embarazadas ni para bebés.

Casi al mismo tiempo que la prensa cubría los nuevos nacimientos, surgían otras voces de mujeres víctimas del conflicto, algunas de las cuales no sólo denunciaban que fueron vinculadas a las filas de la desmovilizada guerrilla en contra de su voluntad y siendo menores de edad, sino también que fueron abusadas sexualmente, y que habiendo quedado en embarazo las obligaron a entregar a sus hijos a familiares o a Bienestar Familiar, y en el peor de los casos, a abortar.

Alias ‘Joaquín Gómez’, excomandante del Bloque Sur de las Farc, lo reconoció en su declaración ante la Jurisdicción Especial para la Paz -JEP-, con una curiosa palabra que sorprendió a la opinión pública: desembarazo.

Yuddy Carolina Tovar, una de las 25 fundadoras de las Corporación Rosa Blanca, que reúne mujeres vinculadas de manera forzosa a la guerrilla, desertó del movimiento en pleno embarazo, a pocos días de dar a luz. Cuenta que estando en proceso de recuperación de una lesión causada por abuso sexual, se enamoró de un joven del pueblo, relación que no estaba permitida en las filas. Cuando sus jefes en la insurgencia descubrieron su estado, ella ya tenía siete meses de embarazo.

Le autorizaron tener a su bebé pero debía entregarlo una vez naciera, pero Yuddy Carolina temía lo peor al tener que someterse a un Consejo de Guerra por haber tenido relaciones con un civil, por quedar embarazada y por haber intentado escapar en otra ocasión, así que se fugó corriendo todos los riesgos. Su hijo Juan Diego nació en libertad.

Esta historia de violencia sexual y de género coincide con las de otras mujeres vinculadas a la Corporación, que ahora alzan su voz y denuncian lo que sufrieron a manos de la guerrilla. Por su parte, a las excombatientes en proceso de reincorporación les quedan sus hijos, que nacidos durante la guerra, o durante la paz, se convierten en un nuevo aliciente de vida.

Las historias de estas mujeres serán las protagonistas del cuarto episodio del podcast Mujeres de paz, que podrá escuchar a partir de este miércoles.

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