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Del flamenco al currulao: un nuevo disco de Nicolás Torres

Este músico colombiano cayó en cuenta de que era muy difícil escapar de las músicas colombianas en su lectura del jazz flamenco.

Por: Luis Daniel Vega

La práctica del flamenco en Colombia es incipiente. En Bogotá, específicamente, las primeras manifestaciones del folclor andaluz aparecieron en el contexto de las academias de danza y las fiestas aledañas a las temporadas taurinas. Según cuentan la bailaora Yuny Zárate y su similar Juan Ricardo Martínez en el podcast ‘Flamenco a cuatro cuerdas’, entre los setenta y finales de los noventa los zapateos locales se empezaron a acompañar con grupos en vivo que guardaban el formato tradicional de guitarra, cajón y palmas.

En esta historia que apenas se empieza a contar aparecen nombres importantes como Anzor Mancipe, Clara Rozo, Paola Escobar, Diego Bejarano, Aflamencaos y Nicolás Torres, entusiasta bajista e investigador que en 2015 fundó Ente, un ensamble con el que ha explorado los puntos de convergencia entre el jazz, palos flamencos y algunos ritmos de las músicas colombianas como el currulao, la guabina y el porro chocoano.

Dada su reciente aparición en el panorama musical nacional, es apenas lógico que las coincidencias entre el flamenco –desde el lenguaje del jazz, como sucede en este caso particular- y ritmos colombianos, hayan sido esporádicas: lo hizo Tico Arnedo con las chirimías caucanas, Chabuco con el vallenato y, especialmente Guafa Trío, que con el Ensamble Xarop presentó hace cinco años su épico viaje de ida y vuelta entre Oriente Medio, Andalucía y los Llanos Colombo-Venezolanos.

Sintonizado con estas inmersiones previas, Nicolás Torres cayó en cuenta de que era muy difícil escapar de las músicas colombianas en su lectura del jazz flamenco. Así nació el proyecto de investigación Tangos negros, que, años más tarde, mientras culminaba una maestría en la Escuela Superior de Música de Catalunya, se convirtió en un disco del mismo nombre en el que participaron colegas locales y otros españoles, entre los que se destaca Carles Benavent, quien puso su impronta legendaria en ‘La tierra seca’, un encuentro inédito entre fandanguillo y currulao.

Lo anterior es un detalle que no puede pasar desapercibido si tenemos en cuenta que Benavent fue el pionero del bajo eléctrico en el universo sonoro del flamenco. Un dato curioso al respecto tampoco no se nos puede escapar: aquella primera incursión temeraria es ‘Monasterio de sal’, una colombiana incluida en ‘Solo quiero caminar’ (1981), del sexteto de Paco de Lucía. ¿El detalle? La compuso el virtuoso guitarrista luego de visitar la Catedral de Sal en Zipaquirá.

Con la venia excepcional de Benavent, quien también fue su profesor durante su temporada en España, Nicolás Torres finalizó ‘Tangos negros’, publicado en 2020. El bajista nos contó su aventura en el jazz, su trayectoria y algunos pormenores de su disco:

«Mi primer contacto con el jazz se dio en el Festival Jazz al Parque por allá en el año 2005. Allí pude ver a la bajista Nathalie Gampert, quien sembró en mi la inquietud de poder mezclar diversas músicas. Eso fue en la recta final del colegio. En esos días también tuve un profesor que me mostró discos de funk y jazz, especialmente los de Jaco Pastorius. Otro asunto que me enganchó definitivamente fue escuchar el disco ‘Magenta’ del gran pianista colombiano Willam Maestre. Después de muchos años, aún siguen siendo entrañables las grabaciones de Bill Evans con el contrabajista Eddie Gómez, ‘A love supreme’, de Coltrane, y ‘A show of hands, de Victor Wooten. En relación al flamenco, mi entrada fue a través de discos de Camarón de la Isla y los del sexteto de Paco de Lucía.

» Estudié música con énfasis de ingeniería de sonido en la Universidad El Bosque. He tocado música andina con el Dueto Real y fui el bajista de Eyelé, el proyecto de Urpi Barco. Con ella he grabado varios discos, entre ellos, su más reciente producción titulada ‘Manglares’, en la que participé como compositor, arreglista e ingeniero de mezcla. Actualmente con Urpi trabajamos en la producción de un dueto que grabamos en Barcelona como producto de mi maestría en jazz y flamenco que hago en la Escuela Superior de Música de Catalunya (ESMUC). Espero que este empeño vea la luz este año. Asimismo, comparto una gran amistad con la agrupación Pino Moré, quienes me invitaron en 2018 a mezclar su fabuloso disco debut titulado ‘Bacata’. Sebastián Pinaud, líder de esa agrupación, es el pianista de ‘Tangos negros’.

» En este disco quise plasmar el aprendizaje y la experiencia de estos años con el flamenco y las músicas colombianas tomando al jazz como hilo conductor. Ha sido una búsqueda constante de exploración sonora y puntos de encuentro. Fue un gran reto mezclar por ejemplo un cante flamenco acompañado por el tiple o la marimba, quería salirme de elementos musicales obvios de cada género: una búsqueda tímbrica de algo conjugado y no una sucesión de ritmos. En esa búsqueda fui encontrando muchas similitudes rítmicas entre los "palos” flamencos y algunos ritmos colombianos. Uno de ellos fue el tanguillo. Su base rítmica es muy parecida al currulao porque comparten el mismo acento, entonces quise componer una obra en la cual estos dos géneros pudieran crear un diálogo desde la construcción de la melodía, la forma y la armonía. Los coros responsoriales típicos de cada género, el jondeo del currulao al final del tema o las armonías flamencas son una muestra de este contante diálogo. Y cómo no hablar de los tangos flamencos y el aguabajo del Pacífico, que contienen células rítmicas tan parecidas, pero son tan distantes en su armonía. Esto último no hubiera sido posible sin una marimba cromática interpretada por Antonio Guevara, quien también toca la batería en el disco.

»’Tangos Negros’ fue grabado entre Colombia y España. Me acompañaron los músicos flamencos bogotanos Juan Pablo Avendaño y Diego Bejarano. También se sumaron Sebastián López en el saxofón, el pianista Felipe Rey, German Pinilla en la armónica, el tiplista César Barragán y Gustavo Pérez en el ney turco y el santur persa. Los invitados internacionales fueron el cantaor flamenco Jorge Mesa Valle ‘El Pirata’, el guitarrista Escoces David Series y el maestro Carles Benavent.

» La historia con Carlos Benavent empieza desde que comencé a transcribir sus discos. Finalmente, en el año 2016, al concluir una gira con La Severa Matacera –banda con la que toco desde el 2008-, decidí contactarlo para tomar unas clases y recibir de primera mano el aprendizaje del bajo flamenco. En 2019, resulté ganador del estímulo Residencias en Música de IDARTES con el proyecto ‘Tangos negros, el bajo de ida y vuelta’. Gracias a ello pude hacer mi disco en España y apuntalar todas mis intuiciones previas en relación al jazz, la música colombiana y el flamenco. El gran cierre de este proceso fue tener a Carles Benavent compartiendo su sonido en ‘La tierra seca’».

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