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¿En qué creen los colombianos?

En Colombia cada vez son más los ciudadanos hacen uso del derecho consignado en el artículo 19 de la Constitución Política de 1991, que contempla la libertad de cultos.

Por: Juan Carlos Lasso.

“Los devotos Hare Krishna tenemos cuatro principios: no comemos carne, no consumimos alcohol, ni sustancias psicoactivas; no promovemos la promiscuidad y no jugamos al azar”, así lo explica Leandro Jurado Arias o Garuda Govin Da Das (El bien queriente de Dios), como identifican a este joven dentro de la comunidad hinduista Varsana, cuya sede es icónica en la Avenida Caracas con Calle 32, del sector de Teusaquillo, en Bogotá.

Es una filosofía que promueve la sanidad del cuerpo, la mente y el alma y que hace parte del 1% de minorías religiosas que existen en Colombia.

Jurado Arias, de 32 años, ingresó a la comunidad Varsana hace cinco años. Su acercamiento a estas creencias se dio a través de lecturas que fueron llegando a sus manos mientras desarrollaba estudios de psicología.

Y aunque credos como el de Leandro Jurado parecieran estar al alza en tiempos en los que el mundo parece estar cada vez más confundido, el sociólogo William Beltrán, experto en temas de religión de la Universidad Nacional, manifiesta que Colombia, esencialmente, sigue siendo un país cristiano, en el sentido estricto de la palabra.

Dentro de esta población, que abarca cerca del 89 % de los habitantes del país se encuentran los católicos, que representan el 73 %, y los cristianos evangélicos, carismáticos o pentecostales que equivalen al 16 % restante.

“Incluso hay multinacionales de la Fe, como Avivamiento o la Iglesia del Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, que lidera María Luisa Piraquive y tiene sede hasta en Miami”, recuerda Beltrán.

Las hibridaciones

También hay que hablar de los grupos indígenas y las transculturizaciones que se han dado, ya que ya la mayor parte de los 102 pueblos indígenas que existen en Colombia creen en dioses como El Sol, la Luna y la Madre Naturaleza, pero combinan estas creencias con religiones como la católica y la protestante.

Estas hibridaciones, según el sociólogo Beltrán, se pueden encontrar en departamentos como Nariño, Cauca, La Guajira y Cundinamarca.

El gobernador de la comunidad Inga del Putumayo en Bogotá, el taita Óscar Bastidas Jacanamijoy plantea que hay una deuda histórica con su pueblo, ya que en tiempos de la colonia les arrebataron parte de sus territorios y fue también ahí cuando sus tradiciones se entremezclaron con lo que llegaba desde España.

Muchos miembros de estas comunidades se han asentado en la capital y aquí conversan rituales como la toma del Yagé para la sanación del cuerpo y el espíritu.

Creer o no

La fe y la cercanía con la iglesia también han sido usadas como herramientas políticas y eso lo evidencia la condena que, recientemente, se dio contra el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, por parte del entonces Procurador, Alejandro Ordóñez, quien aseguró que era peligroso poner la salud de los colombianos en manos de un ateo.

“Según el círculo en el que usted se mueva es bien o mal visto ser creyente y devoto religioso. En espacios políticos, generalmente, suele ser bien visto que el candidato crea en Dios y sea católico, pero en otros ámbitos como el de la universidad pública el ateo no es visto con malos ojos y no se le sataniza”, sostiene Bernal.

En consecuencia, es claro que las creencias en Colombia cada vez son más y que los ciudadanos hacen uso del derecho consignado en el artículo 19 de la Constitución Política de 1991, que contempla la libertad de cultos y que se puede profesar libremente el credo, la religión y difundirla en forma individual o colectiva.

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