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Artesanías en fibra de plátano: talento de tradición en Convención, Norte de Santander

Este insumo es conocido en esta región del Catatumbo como ‘gancho’, una materia prima tradicional.

Por: Anthony Pacheco. Convención, Norte de Santander

Las artesanías son quizás el recuerdo más significativo que llevan quienes visitan diferentes regiones de la geografía colombiana. Madera, porcelana, o barro; no importa el material, siempre son el mejor obsequio. En el municipio de Convención, en Norte de Santander, hay unas que marcan la diferencia, por la creatividad y lo novedoso de su materia prima: la fibra de plátano.

Las manualidades más buscadas en esta zona son las de Elba María Páez, ella se destaca por su trabajo fino y preciso con este material, que se extrae del tallo de plátano, una vez la mata ha dado su fruto. Este insumo es conocido en esta región del Catatumbo como ‘gancho’.

Esta artesana nació en la vereda Las Brisas, pero fue en La Vega donde se despertó su amor por este material. En un principio, las pequeñas hojas marrones que brotaban de las matas de plátano eran juguetes que convertía en vestidos para sus muñecas. Se empezaba a escribir la historia de la artesana del gancho.

Foto: Gessler Zúñiga Flórez.

Un recorrido por su casa es como estar en una sala de exhibición. Durante la visita guiada, doña Elba recuerda que fue en su niñez cuando conoció la estrategia de emprendimiento para hacer realidad las ideas que navegan por su mente.

Su madre la veía haciendo manualidades con el gancho, entonces le anunciaba que le iba a enseñar cómo hacer trenzas, entre otras cosas que requerían de técnicas para perfeccionar lo que inició como un pasatiempo para ella.

Elba, una de las diez hijas de la familia Páez Pérez, recuerda con nostalgia que tuvo unos padres demasiado buenos y comprensivos. En su niñez, en medio de las dificultades, debía apoyarlos con las labores del campo, como las recolectas de café. Luego de esta jornada, en las tardes, esperaba atenta cada lección que su mamá podía darle sobre la forma de trabajar el gancho.

Mientras fue creciendo se alejaba más de los campos, para irse a vivir a la cabecera municipal de Convención, donde se dedica a trabajar con la fibra que nunca dejó atrás. La finca seguía siendo el lugar que frecuentaba para recoger las hojas de lo que era y sigue siendo su oficio.

Foto: Gessler Zúñiga Flórez.

“Yo hago muñecas, individuales, canastos, empaques para alfondoques (dulce típico de la región elaborado con el jugo de la caña panelera)”, relata.

Elaborando estas artesanías, en la casa de la Cultura del municipio se percataron de su talento. Pronto llegaron las invitaciones a ferias locales, regionales y nacionales, con esto aumentaron los pedidos.

Mientras su esposo traía de la finca más gancho, sus hijas alternaban estudios con la elaboración de artesanías. Así, el negocio familiar crecía y también su fama de artesana, que la convertía en una digna representante de los convencionistas. Jamás importó la cantidad de canastas o muñecas que confeccionaba, porque siempre la impulsaban las ganas de seguir adelante.

Mientras se prepara para demostrar la agilidad de sus manos, deja claro cuál es el secreto para tener un buen material, la fórmula mágica es aplicar el conocimiento ancestral de los campesinos, que ven en las distintas fases de la luna el control de calidad.

Foto: Gessler Zúñiga Flórez.

“Por ejemplo, si yo voy a tejer un bolso para que no se dañe o no se pique, tengo que coger el gancho en tiempo de menguante, porque si uno lo coge en creciente le da polilla y se daña”, afirma Elba.

Su habilidad y trabajo incansable la llevaron a ser merecedora de un estímulo económico mensual entregado por el Ministerio de Cultura. Para ella, más que un reconocimiento es una exaltación a su trabajo. Recuerda con emoción el día que le notificaron que era la primera mujer artesana del municipio en recibir este incentivo.

“Yo sentí una alegría inmensa, una satisfacción, que digo, Señor, me trajiste hasta acá y estoy recogiendo los frutos porque jamás me imaginé que esto me iba a dar para lo que estoy recibiendo”, cuenta.

La artesana del gancho se siente orgullosa de sus logros, pero aún mas de ser campesina y convencionista. Con una sonrisa espontánea y sincera enfatiza que no cambia por nada su municipio, la tierra que la vio nacer porque afirma que Convención es su “tierra dulce y hermosa”.

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