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La historia de los Montes de María en el Museo Comunitario de San Jacinto

El museo estrena una nueva sala dedicada a los campesinos y sus labores diarias en el municipio bolivarense.

Por: Yesica Valdez

El museo comunitario de San Jacinto, Bolívar, ya tiene 35 años de historia. Un sitio cargado de memoria, que solo necesita de cinco estaciones para enamorar a los visitantes que llegan a la tierra de la gaita. Aquí hacemos el recorrido.

El viaje inicia con la exposición de la Sala San Jacinto 1, donde se conserva de manera intacta la cerámica más antigua de América hasta la fecha, la cual está constituida con desgrasante vegetal y fue hallada en el barrio la campesina, uno de los sectores más tradicionales del municipio.

Las vasijas mantienen formas de animales propios de la zona como iguanas, zorros, búhos, lagartos, entre otras representaciones. En general, esta exhibición arqueológica refresca la memoria de la flora y fauna de 6.000 años a.c.

La travesía se conecta con una línea de tiempo, que evidencia la huella de las tribus Zenú y Malibú en el territorio, plasmada en una gran riqueza histórica, en la que se pueden visibilizar hachas, vasijas, rodillos y bastones de mando elaborados en oro de alta pureza.

En contraste con las tribus, se mecen sin parar las maravillas de San Jacinto que pueden disfrutarse en la sala de las artesanas. Una parada llena de arte, belleza y tradición, en la que se impregnan los oficios de artesanos, que diseñan mochilas y hamacas en hilo de algodón o prendas en macramé, el famoso sombrero vueltiao, tejidos en palma de iraca y artesanías en totumo. Ese mismo arte que ha posicionado a los Montes de María, en un atractivo turístico e inspirador a nivel mundial.

Y seguimos paseándonos por la identidad sanjacintera hasta llegar a la sala de la gente, otro rincón natural del museo, que deja relucir los retratos de mujeres y hombres de la comunidad, que se fusionan en las paredes sin importar el color, cargo, nivel profesional o los bienes económicos.

Las sorpresas por este mágico municipio, anclado en pleno corazón de los Montes de María, se detienen en la sala de la gaita. La página dorada más leída y gustada por los visitantes, al experimentar un encuentro crucial, con la música más representativa de este bello municipio y la región de los Montes de María, la gaita.

La sala de la gaita, un verdadero hallazgo cultural con los auténticos gaiteros de San Jacinto, el maestro ‘Toño’ Fernández, Nicolás Hernández (fallecido), Juan ‘Chuchita’ Fernández, quienes inmortalizaron la música tradicional folclórica. Aristas que en el 2007 trajeron a su tierra el premio Grammy, y para este año están nominados por segunda vez en la historia a este importante reconocimiento con el álbum ‘El último cacique’, homenaje a Toño García, en la categoría mejor álbum de Folclor.

El museo ofrece una ruta turística, clave para adentrarse en la historia cultural del municipio, por lo que es fundamental el recorrido por las artes de los artesanos, la tienda comunitaria. Amenizados por los sonidos de la gaita y bailarines que engalanan el recorrido.

Además, los visitantes pueden conectarse con la naturaleza a través del sendero ecológico, el cual contempla miradores desde el imponente cerro de Maco, a más de 800 metros sobre el nivel del mar. Petroglifos sagrados que dejaron los Zenú y Malibú. Las hermosas cascadas y piscina natural en la vereda casa de piedra, un avistamiento de aves fenomenal. Y para completar la jornada ecoturistica se visita a un rancho campesino para disfrutar de un buen sancocho costeño.

A pesar de cultivar ese legado cultural e histórico, en la actualidad el museo luce vacío, desolado y a puertas cerradas, ausente de turistas propios y extranjeros, debido a los efectos del Covid-19. Por esto, su director Jorge Quiroz, viendo la necesidad de mantener vivo este escenario, decide crear la sala del campesino. “Una apuesta desde el campo para seguir nutriendo el museo de historias de nuestra gente, y en el que próximamente se podrá observar la importancia de la vida campesina”, dijo.

Los relatos del campo, que serán plasmados en la escenografía campesina, estarán distribuidos en seis paredes de un aproximado de 5 x 6 metros, y un séptimo paraje en el que se podrá contemplar el rostro del campesino montemariano. Rodeado de su cultivo y adornado con las herramientas del campo. Con ese reflejo de esperanza y de paz se espera recibir a todos los visitantes del museo entre finales de este año y comienzos del 2021.

“La apertura de la sala del campesino para mí y para el equipo del museo es valorar y tener a ese sector de nuestra sociedad en el lugar que se merecen por todo su aporte, es dignificar sus familias, es mostrar sus luchas por tener un lugar para supervivencia de sus familias y de la misma sociedad, es mostrar esa resiliencia a pesar de todo lo que han sufrido, a pesar del conflicto vivido. Es dar a nuestra misma sociedad la oportunidad de que conozcan ese trabajo del campesino y lo valoren”, precisó Quiroz.

San Jacinto, la tierra de la hamaca grande y donde resuena la gaita, un destino turístico y pionero en exportaciones de artesanías a nivel nacional e internacional, tiene un verdadero escenario de relatos culturales y artísticos, que reposan en el museo comunitario del municipio, recinto en que sobresale el patrimonio cultural de los Montes de María.

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