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Burning Pablo, arte colombiano ilustrado en México

Este publicista colombiano, radicado en México, lleva aproximadamente 8 años en el mundo del diseño.

Por: Daniela Godoy Orjuela

Pablo Pulido Bernal es publicista de profesión, diseñador empírico e ilustrador por convicción, lleva aproximadamente 8 años en el mundo del diseño, aunque también le gusta la moda. Un joven de 27 años que decidió emprender su viaje hacia la Ciudad de México en busca otro tipo de conocimientos que pudieran explotar su mente en el arte y la ilustración.

“En el 2016, para mediados de octubre, vine de paseo a México y realmente me gustó. Cuando llegué a Colombia, empecé a buscar ofertas laborales y poco a poco todo se fue dando, conocí personas que me fueron conectando con el gremio del diseño y la publicidad; para marzo, ya estaba viviendo aquí”, afirma.

Finalizó sus estudios en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y desde ahí, supo que quería ampliar sus horizontes, pues sentía que viviendo en un país como Colombia, no podía experimentar otras culturas y allí le dio vida al personaje de ‘Burning Pablo’.

¿De dónde nació la idea de crear ‘Burning Pablo’?

Hace tres años, todo nació como una urgencia y una necesidad de resaltar otro tipo de pensamientos que a diario tengo y que muchas veces, al estar vinculado a una empresa, no puedo expresar.

Puedo hacer todo a mi gusto, puedo hablar de cualquier tema sin restricción alguna, además, siento que en estos tiempos es importante reinventarse, salir de lo común, innovar es producir, quien no lo hace, simplemente se lo lleva la corriente. Siempre será un reto crear contenido y tener una identidad propia.

Foto: Daniela Godoy.

¿Qué significa Burning Pablo y qué gira en torno al logo?

Es un diablito, aunque realmente me identifico con él, es un autorretrato o un alter ego, en definitiva, se puede decir que soy yo.

Originalmente, lo creé por ser un ente que en la sociedad no está bien visto por imposiciones de la religión, mi idea principal es representar a las personas que son bien vistas ante los demás por su apariencia física.

Yo soy un fiel creyente de que no necesito que me digan qué es lo que debo hacer, para obrar bien, me considero una buena persona por convicción propia.
El diablito no quiere decir que sea malo, solo que es libre de hacer lo que quiera, a Burning Pablo no le interesa alimentar las construcciones sociales.

¿Qué lo inspira?

Un libro de Fernando Vallejo llamado ‘La puta de Babilonia’, ese fue mi punto de inicio, llegó a mis manos y me llevó a conceptualizar y desmenuzar todo lo que tenía en mente para realizar Burning Pablo, en definitiva, me ayudó a encasillar mis pensamientos, me tatué el diablito hace dos años, exactamente un 31 de diciembre.

¿Cómo fue el proceso para que el proyecto se diera a conocer? ¿Cuáles fueron los primeros trabajos que realizó y qué es lo que más le ha gustado?

El primer paso fue pensar y materializar la idea. Empecé a hacer el logo junto con la identidad de la marca y todo aquello que se necesita para que el público conociera mucho más de lo que quería expresar. Al mismo tiempo, eso me fue abriendo la mente para otras ideas, por ejemplo, mis primeras tarjetas de presentación eran cajetillas de fósforos.

Comencé trabajando para la casa del ingeniero y arquitecto mexicano más representativo del siglo XX, Luis Barragán, la cual fue construida en 1948 y actualmente representa una de las obras arquitectónicas de mayor trascendencia a nivel mundial.

Hice intervenciones en objetos, es decir, los pintaba, fue una experiencia gratificante, laboré de la mano de artesanas de Oaxaca, ciudad ubicada al centro del país, ellas se dedicaban a hacer los platos típicos mexicanos en barro, posteriormente los horneaban.

Foto: Daniela Godoy.

Al final del proceso, yo los pintaba a mano, fueron aproximadamente más de 30 platos y todo el dinero recaudado con la venta se donó a estas mujeres.

¿Cuál otro tipo de arte se experimenta en Burning Pablo, además de las ilustraciones digitales y la intervención de objetos como los platos?

Hace poco tiempo estuve trabajando con carboncillo, se me da muy fácil eso de dibujar cuando estoy inspirado, es un poco diferente a lo que suelo hacer, aunque me gusta.

Decidí no venderlos porque no es algo que habitúe, no es el centro de mi trabajo, pero sí tiene un mensaje claro. Los cuadros fueron pensados en el movimiento, tengo como referencia la película de ‘Alicia a través del espejo’, mi escena favorita es cuando ella intenta avanzar y entre más caminara, menos lo hacía, como si tuviese anclas en los pies, de eso se trata el arte, de ser libre, de moverse.

¿Cómo es la labor que realiza con la personalización de chaquetas?

Uno de mis sueños es hacer moda y siento que una de las formas de empezar a hacerlo es interviniendo ropa mientras empiezo a producir 100 por ciento mi marca.

Todo lo que hago es pintado a mano y acrílico para telas, no me gusta que quede tan perfecto porque en varias ocasiones parecería plantilla o estampado y quiero que todo tenga mi sello propio.

Cada chaqueta que intervengo tiene un diseño personalizado, hago que las personas me hagan llegar sus prendas y se las devuelvo en menos de una semana.
Esta técnica es conocida también como serigrafía, un método que posibilita reproducir una imagen sobre diferentes tipos de material sin que se pierda la calidad.

Foto: Daniela Godoy.

¿Qué viene a futuro para la marca con la influencia de la cultura mexicana?

Estoy en un punto intermedio, en Bogotá ya tenía toda una cadena de producción, hacía todas las chaquetas y las modificaba, ya fueran de cuero sintético o jean y acá debo empezar desde cero.

Por ahora, siento que debo seguir aprendiendo y conociendo otras culturas para poder crecer más. Afortunadamente, todo mi trabajo se ha movido a través del voz a voz, pero cabe resaltar que en Ciudad de México, se hacen ferias de diseño y bazares, de los cuales me encantaría participar para impulsarme.

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