Pasar al contenido principal
CERRAR

Un Café en el San Moritz

La Señal Móvil de Radio Nacional de Colombia visitó las instalaciones del Café Moritz, y junto con José David Vásquez, su propietario, hicimos un nostálgico recorrido por sus instalaciones y por la historia que rodea el Café.

Nació en 1937 y ha sido testigo directo de la historia de nuestra ciudad, si pudiera hablar contaría sobre la desaparición del tranvía, el “bogotazo”, la toma del palacio de justicia, el robo en la Caja Agraria e incluso sobre los encuentros furtivos entre godos y cachiporros; solo por mencionar algunas de las historias de las que ha sido testigo.

Sus primeros visitantes fueron ilustres pensadores que encontraron en el Café San Moritz, un espacio de reflexiones en torno a la política, el arte, la poesía, pero principalmente como muchos de sus clientes lo describen, un tertuliadero.

El San Moritz está ubicado en la ciudad de Bogotá, sobre la Calle 16 #7-91 y es uno de los últimos cafés que aún conserva gran parte del inmobiliario de la época, incluyendo la vieja máquina italiana de café que todavía, después de 78 años de servicio, prepara las bebidas que acompañan las discretas charlas del recinto.

Sus viejas paredes de color café hasta la mitad, se combinan con el castaño claro de la parte superior que algunos describen como beis. Aún mantiene las sillas de cuero rojo que se armonizan con las mesas del mismo color desvanecido, protegidas por el bocel metálico que se esmera en ocultar el paso de los años.

El tinto, el cargado, el cortadito, el café expreso, e incluso la aromática, aún se sirven en las casi extintas tazas blancas adornadas con borde dorado que lucen orgullosamente la inscripción Café de Colombia.

El tinto, el cargado, el cortadito, el café expreso, e incluso la aromática, aún se sirven en las casi extintas tazas blancas adornadas con borde dorado que lucen orgullosamente la inscripción Café de Colombia.

Sus columnas, puertas y techo de madera antigua, siguen siendo de color café y pintura de aceite, para proteger y mantener su figura original, asegura Don David. Él y su familia se formaron apunta de café, desde sus primeros años vivió en medio de pensadores, de tintos, de alcaldes, de panes blanditos, de congresistas, de yerbabuena, de poetas y cigarrillos.

Don David le ha servido a nacionales y extranjeros, en su mayoría hombres que junto con él se niegan si quiera a considerar que el Moritz podría llegar a su fin. El pasillo que da la bienvenida a los asiduos y nuevos visitantes, está discretamente acompañado de un letrero en el que se lee “San Moritz… Resiste”.

Resiste al paso del tiempo, al avasallador empuje de la remodelación, al acoso de los nuevos cafés que ofrecen wifi y tazas térmicas biodegradables para llevar. Resiste al olvido, al abandono de los cientos de pensionados que solían visitarlo, al ritmo acelerado que impone la nueva Bogotá, resiste a la ausencia de trámites, que de acuerdo con Don David, llevaba más comensales al Moritz.

El Café San Moritz, como muchos otros en la ciudad, mantiene sus esperanzas puestas en el trabajo que desde el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural se adelanta, en procura de rescatar y preservar estos centros culturales que mantienen viva la imagen de la Bogotá de los años 40 y forman parte de la historia de la ciudad y del país.

El programa Bogotá en un Café del Instituto, ha logrado llevar nuevos visitantes, tras las actividades que regularmente adelanta. A través de conversatorios, presentaciones musicales y artísticas, poesía como en los viejos tiempos; se busca mantener y al mismo tiempo renovar la clientela del café.

Desde el Salón Clásico del Café San Moritz, Juan Ricardo Pulido, Radio Nacional de Colombia.

ETIQUETAS