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Cosechas de aguas lluvias, aliadas de la agricultura familiar en Lebrija

Para cosechar el agua lluvia se requiere instalar un sistema de canaletas por los bordes del techo de las casas, para que el agua termine en un tanque de almacenamiento.
Fotos: Radio Nacional de Colombia - Santander.
Heliana Sandra Ortíz

Los años en que Lebrija, en Santander, ha experimentado escasez de agua para los asuntos de la vida diaria se acumulan en décadas. La deforestación y los monocultivos hacen parte del problema.

“Hace unos 20 años que empezamos a trabajar con la Asociación Municipal de Mujeres de Lebrija, Ammucale, y en esa época, que no es tanto tiempo, los campesinos a veces tenían que andar kilómetros y sacar el agua en baldes de los ríos o aljibes para llevarla hasta sus fincas”, recuerda Claudia Roa, educadora popular de Fundaexpresión, ONG del territorio.

Fundaexpresión había empezado un proceso de acompañamiento en esa zona, que aún continúa, y “mágicamente, nos llegó un video de India, dónde nos decían ‘esto puede servirles a ustedes’. Y digo mágicamente, porque en esa época no había tanta información sobre la cosecha de aguas lluvias. Usted ahora entra a YouTube o a otras páginas y encuentra muchas fórmulas sobre el tema”, agrega.

Actualmente, de acá de las mujeres de Ammucale, muchas tienen sistema de recolección de aguas lluvias “y eso es una bendición; aunque la solución sea muy artesanal nos ha ayudado en la siembra y hasta se ahorra energía”, cuenta Mireya Mancilla, habitante de la vereda La Aguirre, que tiene instalado un sistema para cosechar lluvias.

Para cosechar el agua lluvia se requiere instalar un sistema de canaletas por los bordes del techo de las casas, para que el agua termine en un tanque de almacenamiento.

Aunque la solución parece sencilla y es eficaz, no todos los campesinos conocen cómo se hace, para qué sirve o cuentan con el dinero de inversión que requiere.

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“En la vereda donde yo vivo, somos 14 las mujeres las que pertenecemos a Ammucale, y por ahí la mitad, tienen la instalación completa”, asegura Miraya.

El precio, calcula, puede variar, “depende de qué tantos canales se puedan instalar en los techos de la casa, del tanque, el de 2.000 metros cúbicos puede valer $800.000. Y la mano de obra no se cuenta porque esa la ponemos nosotros- Ammuchale- en mingas comunitarias de trabajo”, explica Miraya.

Lo que sí sabe con exactitud son los beneficios que le ha traído: el agua que recolecta la usa para el riego de su huerta, para las tareas domésticas y para los animales. “Incluso hay fincas donde el agua lluvia se usa para cocinar, yo tengo acueducto y entonces no la necesito para eso”, explica.

Además, de aminorar el costo que paga al acueducto por el consumo de agua también le ahorra energía, pues cuando se queda sin cosecha de agua lluvia, le toca usar la motobomba (de gasolina o eléctrica) para bombear el agua de un aljibe que queda cerca, “y así pasa con todos campesinos cuando hay sequía y se acaba el agua almacenada”, concluye.

Un problema complejo 
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Lebrija es considerada “La capital piñera de Colombia”, por la cantidad de producción y por la calidad de la fruta. Sin embargo, el modelo de monocultivos que se ha implementado por generaciones ha afectado las características del suelo y ha generado deforestación.

La piña requiere mucho sol para que crezca y eso ha desencadenado que se talen grandes extensiones. Sin embargo, según Fundaexpresión, el fenómeno de la deforestación se repite en muchos otros cultivos y territorios “el café, la mora, el aguacate, el cacao. En fin, el problema no es de un cultivo específico, sino que se deforesta para aprovechar al máximo el terreno y no de manera agroforestal”.

Miraya asegura que “los suelos se vuelven adictos a una forma de cultivar, en este caso el monocultivo. Y por eso cuando llegamos a acompañar a las mujeres de Ammucale, nos dimos cuenta que, como los suelos estaban tan empobrecidos y deteriorados, era muy difícil sembrar, era como cultivar una pared”.

A la par de las estrategias para aprovechar el agua disponible en fuentes naturales, como la lluvia, la Asociación Municipal de Mujeres Campesinas de Lebrija han venido desarrollando estrategias para diversificar los cultivos, tener productos de pancoger y producir remantes para comercializar y aumentar los ingresos propios.

“La producción de alimentos para el autoconsumo es fundamental para que las familias campesinas permanezcan en un territorio, y para eso el agua es fundamental”, concluye Claudia Roa.

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