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“La deforestación convertirá en desierto la Amazonía”: comunidades y expertos en Putumayo

Según el ingeniero ambiental Diego Cumbal, en la selva amazónica que atraviesa a Leguízamo han sido taladas más de 15.000 hectáreas de bosque nativo.
Juan Miguel Narváez Eraso

Las autoridades ambientales del departamento del Putumayo expresaron su preocupación por los irreparables daños ambientales que estaría provocando la tala de bosques nativos. Así lo afirmaron representantes de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía, Corpoamazonía,

“De acuerdo con el reporte cronológico emitido por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam; entre el 2015 y el 2020, en el municipio de Leguízamo fueron taladas 15.957 hectáreas de bosque nativo como consecuencia de la ganadera extensiva y la siembra de cultivos de uso ilícito”, dijo el ingeniero de Corpoamazonía, Diego Cumbal.   

Además, expresó que los reportes ambientales indican que anualmente se arrasan en la zona entre 3.000 y 5.000 hectáreas de bosques amazónicos. Por eso argumentó que entre el 2021 y lo corrido de este 2022, fueron devastadas más de 6.000 hectáreas de bosque que en la Amazonía colombiana contribuye a la generación de agua y oxígeno.

Perjuicios ambientales

“Quienes están detrás de la deforestación no dimensionan los daños ambientales que ocasionan a los ecosistemas, por eso algunos animales silvestres están llegando a las fincas y a otros espacios que han sido invadidos por la expansión agrícola y ganadera”, dijo.

Ante esa situación, el ingeniero ambiental dijo que los felinos al perder su hábitat natural no tienen donde cazar, ni vivir; por eso aseguró que varios de ellos se están desplazando hasta los hatos de ganado bovino o porcino. En esos sitios, los pumas y tigrillos llegan en búsqueda de alimento, y afirmó el experto que este es el resultado de la transformación de los bosques amazónicos en potreros, que en su mayoría son destinados para la crianza de ganado.

De igual manera explicó que la deforestación en la Amazonía colombiana es un problema muy complejo, que a futuro no solo se verá reflejado en Leguizamo, sino en el resto de la selva que en el bajo Putumayo limita con Ecuador y Perú.

“La selva amazónica tiene unas funciones y unos procesos naturales articulados. Por eso es importante tener en cuenta que la Amazonia tiene un proceso natural que se articula con las demás selvas tropicales de la zona”, afirmó. Frente a esas funciones, argumentó que la destrucción de las más de 15.000 hectáreas de bosque nativo se verá reflejada en la baja producción de oxígeno y de agua.

Segundo en deforestación

Por su parte, la secretaria municipal de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, María Esneida Acosta afirmó que después de Puerto Asís, Leguízamo es el segundo municipio del departamento del Putumayo con la cifra más alta en la tala de bosques amazónicos, cuyos predios reiteró que son utilizados para la siembra de coca y las actividades ganaderas.

“Para mitigar parte de los daños ambientales generados por la deforestación, se lidera la ejecución de un proyecto ambiental en el que se vinculará a las comunidades rurales de Leguízamo, especialmente aquellas asentadas en la carretera que comunica a la localidad con el corregimiento de La Tagua”, manifestó.

“Llora la madre selva”

“Son tantos los estragos causados a la Amazonía colombiana que la selva llora de dolor. Y las comunidades indígenas también sufrimos al observar la frialdad con que se tumban los árboles”, dijo la lideresa de la comunidad La Samaritana del resguardo Predio Putumayo, María Biguidima.

Aseguró que, para restaurar una hectárea de bosque talado, tardará por lo menos 40 años. Aunque es consciente de que jamás lo logrará, comprende que, aunque la mayoría de leguizameños observa el verde de los bosques a su alrededor, el panorama que se vive al interior de la Amazonía colombiana es completamente diferente.

“No es justo que la ganadería y los cultivos de uso ilícito estén acabando con nuestra propia casa. Mientras un árbol de cedro o granadillo que generalmente alcanzan los 80 metros de altura y viven hasta 200 años, no es racional que sean talados en cuestión de segundos”, subrayó.

Finalmente invitó a los putumayenses a comprometerse con el cuidado de los recursos naturales que hacen parte de la Amazonía colombiana, para que a futuro la humanidad no vaya a morir por la falta de agua y oxígeno. “El cuidado de los bosques es responsabilidad de todos y si desde este momento no lo hacemos, la Amazonía colombiana terminará convertida en un desierto”, exclamó.

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