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Getsemaní: el barrio rebelde que hoy es epicentro cultural de Cartagena, un territorio nacido de la resistencia

Getsemaní, cuna de la resistencia cartagenera, celebra su historia y vitalidad cultural mientras enfrenta retos de transformación urbana. Sus habitantes mantienen vivo el espíritu rebelde que convirtió al barrio en símbolo de identidad, arte y memoria histórica.
Getsemaní: historia, cultura y resistencia del barrio más emblemático de Cartagena
Andrea Bejarano
Andrea Bejarano

Getsemaní, uno de los tres barrios históricos de Cartagena, revive su historia de resistencia y diversidad a través de las voces de sus propios habitantes. Según el guía nativo Davinson Gaviria Paja, este territorio surgió en 1555, cuando los franciscanos se asentaron en los límites del centro amurallado. Con el tiempo, fue poblado por negros libertos, artesanos y familias de escasos recursos, lo que lo convirtió en el arrabal de la ciudad colonial.

Esa mezcla de orígenes moldeó una identidad rebelde, profundamente ligada a la gesta libertadora. Como recuerda Gaviria, “desde aquí nació la independencia de Cartagena y después la de Colombia”, una frase que resume la fuerza histórica del barrio.


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Del arrabal al reconocimiento mundial

Tras siglos de transformaciones sociales y urbanas, Getsemaní es hoy un símbolo de arte, cultura y turismo. La revista Forbes lo destacó recientemente como el cuarto mejor barrio del mundo, un reconocimiento que evidencia su vitalidad cultural y su capacidad de reinvención.

Sin embargo, esa evolución ha traído retos. La presión inmobiliaria y la salida de muchos de sus residentes tradicionales han puesto en riesgo su identidad. Aun así, sus habitantes continúan siendo guardianes de la cartageneidad, preservando tradiciones como los festivales populares, los oficios artesanales, la música en las calles y las manifestaciones artísticas que mantienen vivo el espíritu del barrio.

Un barrio de puertas abiertas

Para quienes lo visitan, Getsemaní ofrece una experiencia única. Gaviria lo describe como “un barrio de puertas abiertas”, donde los turistas encuentran algo más que arquitectura colonial y murales coloridos: encuentran a la gente.

Las calles se convierten en escenarios vivos donde los vecinos conversan en las esquinas, el arte urbano dialoga con la historia y la música emerge desde las casas como una invitación permanente. Es, como dice Davinson, un lugar donde muchos viajeros “llegan, se enamoran y se quedan”.

Memoria y fiesta en tiempos de Independencia

En esta temporada de Independencia, Getsemaní reafirma su papel como un espacio clave para la memoria y la identidad cartagenera. Las celebraciones, desfiles y expresiones culturales que llenan sus calles son más que festividades: son una forma de recordar el papel esencial que jugó este barrio en la construcción de la libertad.

Aquí, la historia no solo se cuenta, se baila, se canta, se pinta y se respira en cada rincón.

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