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Pescadores aseguran que su oficio se volvió riesgoso en Bocas de Ceniza

El pescador Ómar Ángulo hace un llamado a que se adopten acciones por la descontaminación de las aguas.
Rodolfo Rodríguez

A diario, los pescadores se alistan para sus faenas. Sin embargo, su vida siempre está en riesgo por las condiciones del mar. Hace algunos días el accidente de una embarcación dejó dos pescadores muertos y cuatro heridos.

La contaminación, las corrientes de los ríos, de los mares y las variadas condiciones del clima se han convertido en los mayores riesgos para la vida e integridad de los pescadores del barrio Las Flores, en Barranquilla, dice Ómar Ángulo, dedicado a esta actividad hace más de 25 años.

El caso más reciente se presentó el pasado 30 de julio, cuando fueron despertados con la noticia de que dos de sus compañeros habían fallecido y cuatro más resultaron heridos por un incidente ocurrido con la embarcación en la que regresaban cuando navegaban por Bocas de Ceniza, en la desembocadura del río Magdalena, en el Atlántico.

Sentado a un lado del muelle desde el cuál zarpan cada tarde, a orillas del río Magdalena, Ómar Ángulo, quien hace parte de una asociación de pescadores de las Flores, considera que las corrientes del río, las del Mar Caribe y los efectos del cambio climático son una realidad que impacta hasta la forma de navegar.

Ómar Ángulo

“Las condiciones climatológicas y del tiempo en el mundo han cambiado. Con el cambio climático, las condiciones de pesca han variado, el mar es más impredecible. También, ha mermado mucho la actividad pesquera. Ya no es tan productiva porque hacemos una pesca litoral, que no debe pasar las 5 millas, porque no se tienen los permisos”, explica Ángulo.

Las embarcaciones no tienen la capacidad para estar mar adentro, porque sería poner en riesgo sus vidas y la de los marinos. Por eso, hacen pesca litoral. Pero, esto no exime el peligro, como lo muestra lo sucedido con una embarcación, a finales de julio.

“Lo que dicen quienes sobrevivieron es que les apareció una ola, que no era normal en la dirección que surgió, los cogió de costado y los volteó. Siempre ellos saben cómo están las corrientes de acuerdo a las olas. Siempre los pilotos saben cómo metérsele a una ola, para que no los coja de costado. Ellos las van rompiendo con proa, para que la ola pegue en popa, siempre impulsando la lancha por la parte de atrás del tablero. Esa es una técnica que ellos conocen, para meterse a la ola en Bocas de Ceniza”, cuenta el señor Ángulo.

Pese a ese conocimiento, a esa experticia, una ola los golpeó, lanzándolos al agua. Hoy, a pocos días de cumplirse el mes del incidente, el cuerpo del capitán de la nave, Fernando Galvis, no ha sido encontrado. “Como dicen los expertos, él cayó en lo que se conoce como el chorro, en la corriente del río que no lanza a la orilla, si no que se lo lleva al mar”, explica Ómar Ángulo con la voz entrecortada.

Por su parte, Javier Ricardo Ramos López, quien hace unos 20 años se dedica a la pesca artesanal, manifiesta que ahora es muy difícil la actividad ya que prácticamente no se puede pescar.

“Hay muchos factores que nos están afectando. Por ejemplo, el sedimento del río Magdalena, los tajamares que hicieron en el río para que tuviera más cauce, lo que nos ha causado es problemas por la corriente. Se ha hecho un seco allá afuera en el mar, aproximadamente a una milla, que no nos deja laborar bien y es un peligro porque se hacen muchas olas. Ahorita la pesca se está convirtiendo en un peligro. Anteriormente, no”, expresa el señor Ramos.

Javier Ricardo Ramos

Apunta que las olas que salen así, con una dirección diferente a la acostumbrada, es porque tropiezan puntos muy poco profundos y la ola hace una ‘reventazón’ extraña.

“Posiblemente la ola sale desde lo que se conoce como un punto seco, de un momento a otro”, manifiesta Ramos.

Mientras hace unos arreglos a su embarcación, anota que antes pescaba por una faena, porque le gustaba, porque era pasión y porque era la herencia que le dejaban los ancestros.

"Hoy en día nadie lo hace por eso, estamos nada más, los de siempre, porque los  jóvenes no quieren venir a pescar porque lo consideran como un peligro", sentencia Javier.

Las basuras, otro riesgo para la navegación

El pescador Ómar Ángulo hace un llamado a que se adopten acciones por la descontaminación de las aguas.

“El ser humano tiene que hacer algo porque todo está llegando a los ríos, a los mares. Si tú hablas con buzos profesionales que van a las profundidades del mar, te dicen que hay una gran corriente submarina de basura. Esto nos tiene que alertar”, enfatiza.

“La pesca litoral ha mermado por todo lo que trae el río, por la cantidad de basura que viene desde arriba, del interior del país y desde Barranquilla, cuando tiran las basuras a los arroyos que desembocan en el río Magdalena. Hay noches, en la que compañeros, tiran las redes, tiran dos a tres horas a ver qué cae, sacan la red y luego se pasan toda la noche limpiándola, porque en vez de sacar peces, lo que están sacando es basura”, subraya.

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