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Tiple, torbellino y guabina se dan cita en Vélez, Santander

El Festival Nacional de la Guabina y el Tiple, se realiza en Vélez del 7 al 12 de agosto.

Por: Heliana Ortiz / Radio Nacional de Colombia, Santander.

Es el más colombiano de todos los instrumentos musicales: el tiple, porque está presente en las músicas tradicionales de 14 departamentos y se reencuentra con sus amantes en una cita que se cumple cada año, desde 1961, en el municipio de Vélez.

Entre torbellinos, pasillos y bambucos, acompañando moños, cantas de guabina o canciones, las 12 cuerdas del instrumento avivan las tradiciones artísticas de la provincia veleña, donde están los primeros registros históricos del origen del instrumento que datan del siglo XVIII.

“Es posible que el tiple haya nacido aquí en la provincia de Vélez. Los investigadores del instrumento lo consideran una evolución de la vihuela española, que llegó con la gente que acompañaba a Gonzalo Jiménez de Quesada y de su sucesor Martín Galeano que creó a Vélez, la quinta población fundada en lo que hoy es Colombia”, asegura Víctor Suarez, folclorista e investigador cultural.

Por eso, el Festival Nacional de la Guabina y el Tiple es una fiesta vivida con fervor para niños y adultos, que vestidos con la elegancia campesina a la vieja usanza de la tradición, disfrutarán la versión 2019 con más de 30 actividades especiales.

Foto: Cortesía Mauricio Olaya.

Cientos de grupos artísticos de todo Santander participaran de los concursos de músicas, cantos y danzas tradicionales, tanto consagrados portadores del folclore como nuevas revelaciones.

Cada grupo tradicional para interpretar el torbellino está conformado por al menos 12 integrantes. Uno para el tiple, otro para el requinto, dos voces para las coplas verseadas de los moños, dos más para los cantos guabineros, los infaltables percusionistas que enriquecen el ritmo con quiribillos, zambuia, alfandoque, cucharas, carraca de burro y chuchos (instrumentos heredados de los indígenas) y una pareja de baile.

Foto: Cortesía Mauricio Olaya.

Este ritmo, en sus múltiples versiones de danza y formas de incorporarle letra tiene su mayor gracia en el torbellino verseado, donde un danzante invita a su pareja lanzado una copla picaresca al grito de ‘moño pa’ ella’ o ‘moño pa’ él’, para luego vincularse a un baile que simula cortejo y el pasito del indio.

En cada versión del festival brillan los cantos guabineros, nacidos como forma de comunicación de una montaña a otra y que terminaron convertidos en un coplerío único de las regiones de Santander y Boyacá. Cantos interpretados a capella en los más altos tonos que permite la voz afinada de las campesinas folcloristas, y que cuando callan dan paso a pequeños interludios de torbellino, para lanzar otra canta.

“La guabina nació en Vélez, en los tiempos en que el alcalde y el cura vestían ruana y alpargata”, cuenta Reinaldo Atuesta, uno de los organizadores del Festival y asistente infaltable de las fiestas de este pueblo, que cada año se convierte en la vitrina para vivir las fórmulas musicales, dancísticas y gastronómicas más arraigadas en Santander.

Además de música, otros elementos del festival son tan especiales que fueron elevados a la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación: la parranda veleña y el desfile de las flores.

Foto: Cortesía Mauricio Olaya.

Este año, en la tarde del viernes 9 de agosto tendrá lugar la Parranda Veleña, en ella, miles de habitantes del pueblo y sus visitantes se visten con el traje típico y recorren varias calles del Vélez entre tiplistas y requintistas que entonan pasillos y bambucos, mientras entre todos comparten el tradicional ‘piquete veleño’, hecho de carne, pollo, morcilla, chorizo, arepa, arracacha, ají y chica. Una caravana que rememora las antiquísimas romerías católicas.

“Las fiestas de Vélez empezaron como un homenaje a la patrona: la Virgen de las Nieves, que se celebra el 4 de agosto, pero la gente empezó a llegar de los pueblos vecinos, para rezar y luego cantar o tocar los instrumentos de la tradición musical, como los torbellinos, los moños y las guabinas, y entre todos a compartir la comida. Todo eso dio pie para que a inicios de los años sesenta se creera este festival”, agrega Atuesta.

Este año, la celebración tendrá un ingrediente adicional ‘muy dulce’, la elaboración del que se espera pueda ser ‘el bocadillo más grande del mundo'. Con un peso cercano a una tonelada, la inmensa golosina se convertirá en 20 mil trocitos que serán repartidos el sábado entre los asistentes de las festividades.

La radio pública en Vélez

Atraídos por el sabor y valor de estas tradiciones con acento santandereano, Radio Nacional de Colombia viajó hasta el sur de este departamento para acompañar paso a paso las festividades y compartirlas al país a través de la programación descentralizada que se sintoniza a través de la frecuencia 92.3 FM, y con informes especiales durante la programación nacional el 9 y 10 de agosto.

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