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Vacuna Covid-19: un argentino cuenta cómo es ser voluntario de los ensayos clínicos

Sebastián Gaudio es voluntario de los ensayos de la vacuna de Pfizer y BioNTech.

Por: Diana Leal

“Toda mi familia se contagió y yo fui el único que no”, dijo Sebastián Gaudio, actual voluntario de los ensayos de la vacuna contra la Covid-19 de Pfizer y BioNTech en Argentina. En conversación con el programa Señal de la Mañana, de Radio Nacional de Colombia, el joven contó cómo es su participación en las pruebas clínicas y qué efectos ha sentido.

Varios laboratorios ya se encuentran en los ensayos de la tan nombrada Fase III de la vacuna contra este coronavirus. Hace un mes, precisamente, las farmacéuticas Pfizer y Biontech informaron que la vacuna que se desarrolla en su laboratorio generó una “robusta respuesta inmune” en los voluntarios que participaron en los ensayos clínicos.

Argentina fue uno de los cuatro países elegidos en el mes de julio por las farmacéuticas para llevar a cabo las pruebas de la Fase III del nuevo fármaco. La convocatoria para encontrar a los voluntarios atrajo la atención de cerca de 25 mil personas que decidieron hacer parte del ensayo clínico, uno de ellos fue Sebastián Gaudio.

La historia de cómo llegó Sebastián a hacer parte de las pruebas fue particular. Cuenta que un día estaba con insomnio, llevaba varias horas intentando dormir, y ya era madrugada, mientras navegaba por internet para pasar el tiempo, vio un anuncio que invitaba a participar de los ensayos, y simplemente dio clic y se anotó.

Unos días después los encargados se pusieron en contacto y lo citaron para aplicar la primera dosis de la vacuna en el hospital Militar Central de Buenos Aires, el único centro habilitado para hacer ensayos de este tipo en su país.

“Allá nos atienden muy bien y nos hacen sentir muy cómodos. En los días siguientes te llaman doctores y un representante para preguntar por el estado de salud, si estás cómodo, si te sientes bien y en todo momento te dicen que puedes abandonar el tratamiento, que no es obligatorio”, cuenta.

Luego de la aplicación de la primera dosis, Sebastián cuenta que esa noche, tal como habían advertido los médicos, tuvo dolor de cabeza y en el brazo, justo donde le habían aplicado la vacuna. Un síntoma normal, registrado dentro de las observaciones a los pacientes hechas por los laboratorios.

En septiembre, cuando la farmacéutica habló del éxito de la vacuna por la respuesta inmunológica, informó que el fármaco fue bien tolerado por los voluntarios. Asimismo, los encargados del monitoreo, confirmaron que varios voluntarios habían presentado efectos secundarios leves, entre ellos fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos y fiebre durante los primeros siete días después de la aplicación.

“Cuando me dieron la segunda dosis me avisaron que iba a ser mucho más fuerte y efectivamente lo fue. Toda la noche y el día siguiente tuve que tomar paracetamol porque el dolor es más fuerte, es bastante intenso”, recuerda Sebastián.

Hubo una segunda dosis porque dentro de los ensayos clínicos se estipula que la prueba en cada paciente consta de dos dosis aplicadas, la segunda se suministra entre 21 días y un mes, después de la primera.

Por otro lado, en los ensayos de la misma fase se implementa un sistema en el que la mitad de los voluntarios reciben la vacuna, y la otra mitad un placebo, que suele ser solución salina. Solo los encargados del estudio conocen quiénes recibieron realmente la vacuna. Los pacientes nunca sabrán.

Hubo una situación que le dio posibles pistas a Sebastián que apuntan a que la dosis que recibió sí pudo ser de la vacuna.

“Una semana después de que me dan la vacuna, toda mi familia contrae Covid. Mi hija, mi yerno, que justo estaba en la casa, y mi esposa se contagiaron. Menos mi bebé de un año y medio y mi hija de 10. Y yo tampoco, no me hizo nada. Por lo que no creo que a mí me hayan dado placebo, porque hay posibilidad de que te den placebo o te den vacuna”, cuenta.

Aunque estuvo en contacto con su familia positiva para Covid-19, Sebastián nunca presentó un síntoma. Al mismo tiempo, no descarta la posibilidad de que pudo ser asintomático; sin embargo, su prueba salió negativa.

“El domingo 30 de agosto fuimos hasta el hospital, llevé a mi hija y a mi yerno que se iba a hacer la prueba de hisopado. Fuimos en mi carro. Yo iba con una carga viral terrible, ambos tosían, estaban afiebrados, y los llevé a la guardia. Una hora de ida y una hora de vuelta. Esa fue la carga viral que tuve mientras manejaba y aún así no tuve nada, ni un síntoma”, relata.

¿Por qué decidió ser voluntario? “Estoy cansado de la situación que estamos viviendo todos. Miedo no tuve en ningún momento. Si dudo, no lo hago, y si tengo miedo, menos”, responde

Sebastián defiende que servir como voluntario es una forma de ayudar. “Así como los científicos están trabajando para encontrar una vacuna y los médicos y enfermeros combatiendo día a día y ayudando gente. Cada uno aporta desde su posición como pueda” concluye.

Sobre los ensayos clínicos en Colombia

El pasado 14 de septiembre, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) dio luz verde a las pruebas de la vacuna desarrollada por Jhonson & Johnson en el país.

La fase III de las pruebas de este laboratorio iniciarán el próximo 21 de septiembre. Y 60 mil voluntarios harán parte de estas pruebas en los países escogidos, que son Colombia, Estados Unidos, Chile, México, Perú y Sudáfrica.

El director del Invima, Julio Cesar Aldana, indicó que ya se tienen listas 10 instituciones médicas colombianas de las más altas calidades para recibir a los voluntarios que quieran hacer parte de las pruebas de la vacuna de Covid-19.

Quienes quieran participar como voluntarios deben acercarse a una de las 10 instituciones habilitadas para las pruebas, y cumplir con algunos requisitos básicos, entre ellos estar entre los 18 y los 69 años de edad, estar sano y no tener comorbilidades.

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