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Así nació la biblioteca de la cárcel El Buen Pastor de Barranquilla

Las mujeres recluidas en el Centro de Rehabilitación El Buen Pastor en Barranquilla han encontrado en este espacio un lugar de libertad a través de la lectura.
Biblioteca de la cárcel El Buen Pastor de Barranquilla
Foto: cortesía.
Radio Nacional de Colombia

Sucely Ovalle es una sicóloga clínica y docente guatemalteca, hace 33 meses está recluida en el Centro de Rehabilitación Femenino El Buen Pastor en Barranquilla. Su vocación social la llevó a gestar allí una pequeña biblioteca para brindar un espacio de libertad a las internas a través de lectura.

En esta labor la acompaña su hija María Fernanda, quien también está detenida en el penal. En el año 2019, el fallecimiento de su esposo y padre las dejó a merced de una pandilla en su país que las obligó a viajar a Colombia a traer droga, a cambio de seguir viviendo.

Sucely recuerda que cuando surgió la idea de tener una biblioteca en el centro carcelario se lo propuso a la directora del penal, Ofelia Díaz, quién vio también la necesidad de que se adelantara un proceso de alfabetización con las mujeres privadas de la libertad.

“Cuando iniciamos el saloncito tenía un ventilador y nos moríamos de calor. Entonces les digo a mis compañeras: debemos poner una biblioteca, porque quienes estamos acá, hasta cierto punto, lo que añoramos es la libertad. Primero empezamos alfabetizando a 16 mujeres con 25 libros, que teníamos en ese momento”, relata.

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Esta docente recuerda que en 2019 los primeros libros eran solo enciclopedias y almanaques mundiales del año 2007, los cuales utilizó para que sus compañeras de patio identificaran el país donde ella nació.

“Hey Guatemala, dónde queda eso’- me decían-. Ven, tengo aquí un libro que es un mapamundi, donde aparece mi país. Ellas miraban las imágenes y comenzaron a leer”, anota Ovalle.

Según la Cámara de Colombiana del Libro (datos de finales del año 2020), en promedio un colombiano lee 2.7 libros al año. Conocedora de esta situación, Sucely creó una estrategia porque veía que llegaban muy pocas personas a la biblioteca.

Para atraer a sus compañeras a este espacio les ofrecía tinto, las trataba de convencer bajo la idea de que no hay nada más rico que tomarse un café puro y leer un libro, pero reconoce que aún así las mujeres el centro de rehabilitación seguían escépticas frente a la lectura. Sin embargo, ella decidió ponerles una condición:

“¿Quieren el tinto? Tienen que estar media hora en la biblioteca, leer un libro y enseguida les paso el tinto. Sucely, pero dame un libro que no sea tan aburrido; un libro que vaya con mi personalidad. ¡Tú sabes cómo soy yo!”, narra la profesora.

Ante el nuevo requerimiento, las internas de El Buen Pastor en Barranquilla se ponían a leer, se tomaban el tinto y, con el paso del tiempo, le empezaron a pedir que les apartara el libro, para continuar al día siguiente y ya no media hora, sino la hora entera.

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El conocimiento y experiencia profesional de Sucely la llevaron a crear esta biblioteca como un proyecto de inclusión social, en un pequeño espacio de uno de los patios existentes entre los altos muros del centro carcelario.

Ovalle manifiesta que cuando una persona está privada de la libertad es la misma sociedad la que le dice que tiene que pagar por un delito cometido.

"Pero esa misma sociedad es la que a veces te juzga, te estigmatiza y no te da la oportunidad de demostrar que somos tan capaces como la gente que está afuera, que sí hay un cambio, que sí podemos cambiar, que sí podemos empezar de nuevo, que sí existen las segundas oportunidades”, afirma.

Para Sucely, estas mujeres privadas de la libertad están haciendo su parte para reintegrase a la sociedad y exhorta a no perder de vista que son seres humanos que merecen una nueva oportunidad.

"Si vos como sociedad no nos la das, ¿quién nos la va a dar?. Entonces estos proyectos, como la biblioteca, nos ayudan a que nosotros cambiemos nuestra manera de pensar”, enfatiza.

El Centro de Rehabilitación El Buen Pastor en Barranquilla alberga hoy a 125 mujeres, de las cuales cerca de un 65 % ha encontrado en los libros el impulso no solo de leer, sino también de contar su historia.

Sucely Ovalle cuenta que en el tiempo que lleva recluida ha leído 56 libros, entre ellos ‘Cien Años de Soledad’, escrito por Gabriel García Márquez.

“Ese libro me marcó la vida por el mensaje de perseverancia, la tolerancia, que son los tres factores que más se requieren en un lugar como estos. Ese libro fue un escape para mí, me marcó muchísimo”, comenta.

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