Pueblos originarios de siete países de Latinoamérica resolvieron en la Amazonía, la selva tropical más grande del mundo, articular esfuerzos para reivindicar sus derechos y evitar la explotación de recursos naturales en sus territorios en defensa de la vida.
"¡Venceremos!", lanzó Simón Crisóstomo, líder de la Coordinadora de Comunidades Mapuche de Chile, al cierre de la reunión, en la que también participaron líderes de la tribu afrodescendiente saamaka de Surinam.
El chileno llamó a los indígenas de la región a "seguir en pie" para proteger el "futuro de nuestras vidas" y oponerse a las actividades extractivistas de petróleo y minerales en sus territorios.
"Mientras nosotros estamos reunidos para defender la vida, para defender la madre naturaleza, otros (...) están viendo cómo venir a arrebatarnos lo que es nuestro", dijo Pedro Chávez, del pueblo mexicano purépecha.
Todos los pueblos originarios "tenemos violación de nuestros derechos, arrebato de nuestros recursos naturales", denunció. "Si no unimos nuestra fuerza, no unimos nuestra voz, muy poco podremos hacer ante este gran monstruo" del capitalismo, aseveró.
Naturaleza sin precio
El pueblo sarayaku, asentado en la provincia amazónica de Pastaza y destacado por luchar por sus tierras, denunció que el gobierno ecuatoriano no cumplió con el retiro de cientos de kilogramos de explosivos que dejó una petrolera como determinó la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).
El clan saamaka también exige que el gobierno surinamés reconozca la propiedad de sus tierras, según otro fallo de la Corte IDH tras la aprobación de concesiones para explotar madera sin consultar a los pobladores.
"Somos quienes hemos defendido esta tierra, no ahora, no ayer; cientos y miles de años frente a un modelo extractivista, frente a una forma de pensar que cree que la naturaleza y la tierra tienen un precio y se puede transar", apuntó Crisóstomo.
Además de los reclamos a los Estados, los representantes de la cumbre de Sarayaku también criticaron a las Conferencias de las Partes (COP) promovidas por la ONU.
"En las COP no se toman decisiones sobre derechos, los problemas en nuestros territorios no se resuelven", manifestó Hugo Javini, representante de la tribu saamaka y quien junto al surinamés Wanze Eduards ganó en 2009 el Premio Goldman, conocido como Nobel de los ecologistas.
Los saamaka son guardianes de aproximadamente 1,4 millones de hectáreas de selva amazónica, lo que representa alrededor del 9% del territorio de Surinam.
"Merecemos respeto"
Alberto Talco, indígena cancuamo de Colombia, protestó por la "indiferencia" de los estados frente a las sentencias para proteger derechos de los pueblos originarios, los cuales están en "abandono".
Con las miras puestas en la COP30 del clima de noviembre en Belém, Brasil, el líder exhortó a los estados a que "asuman su responsabilidad en la lucha contra el cambio climático".
Las etnias "ponemos a consideración nuestros saberes ancestrales y nuestro sistema de conocimientos propios para combatir este cambio climático que afecta a toda la humanidad", dijo.
"Los pueblos indígenas también merecemos respeto, derechos humanos y dignidad", dijo a la AFP la sarayaku Helena Gualinga, otra joven que como Greta Thunberg lucha por salvar el planeta de la crisis climática.