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1-S, 24 años después: la herencia de la “era del terrorismo”

Este 11 de septiembre marca el vigésimo cuarto aniversario de los ataques terroristas que cambiaron para siempre la historia. Esto es lo que se sabe hasta el momento.
Camila Rivera

Nueva York, 11 de septiembre de 2025 - Un día más, Estados Unidos se detiene para recordar una de las fechas más trágicas de su historia moderna. Hace exactamente 24 años, el 11 de septiembre de 2001, una serie de ataques terroristas coordinados sacudieron al país y al mundo entero, dejando una herida que aún permanece en la memoria colectiva.

Internacionalistas han señalado que el 11 de septiembre de 2001 marcó el inicio de una narrativa global que redefinió la política internacional: la “guerra contra el terrorismo”. Desde entonces, Estados Unidos convirtió esa amenaza en el eje de un gregarismo mundial, una forma de cohesionar aliados y justificar invasiones en distintos países. 

Afganistán en 2001, Irak en 2003, y operaciones militares en lugares como Libia, Siria, Yemen o Pakistán muestran cómo, bajo la bandera de la seguridad global, se llevaron a cabo intervenciones con consecuencias devastadoras: cientos de miles de muertes, millones de desplazados y regiones enteras sumidas en el caos.

El día que cambió todo

La mañana del 11 de septiembre de 2001, 19 terroristas secuestraron cuatro aviones comerciales estadounidenses que se dirigían a destinos de la costa oeste. Estos vuelos, cargados de combustible, se convirtieron en armas letales que sembraron terror y destrucción en tres ubicaciones estratégicas del país.

El saldo fue devastador: 2.977 personas perdieron la vida en los ataques perpetrados en la ciudad de Nueva York, Washington D.C. y en los campos cercanos a Shanksville, Pensilvania.

Las víctimas del World Trade Center

El epicentro de la tragedia fue el World Trade Center en el bajo Manhattan, donde 2.753 personas murieron cuando los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines fueron estrellados deliberadamente contra las torres norte y sur. Muchas de las víctimas perecieron durante los impactos iniciales, mientras que otras fallecieron durante el colapso posterior de los icónicos rascacielos.

Entre las víctimas del WTC se encontraban 343 bomberos de Nueva York, 23 policías de la ciudad y 37 agentes de la Autoridad Portuaria, héroes que dieron su vida intentando salvar a otros. Las víctimas tenían edades que oscilaban entre los dos y los 85 años, siendo aproximadamente entre el 75% y 80% hombres.

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Los otros escenarios del horror

En Washington D.C., el Pentágono también fue blanco de los terroristas. 184 personas murieron cuando el vuelo 77 de American Airlines se estrelló contra la sede del Departamento de Defensa estadounidense.

El cuarto avión secuestrado, el vuelo 93 de United Airlines, nunca llegó a su destino. 40 pasajeros y miembros de la tripulación fallecieron cuando la aeronave se estrelló en un campo cerca de Shanksville, Pensilvania. Los investigadores creen que los secuestradores estrellaron el avión tras el heroico intento de los pasajeros y tripulación de retomar el control de la cabina.

Un proceso de identificación que continúa

La magnitud de la tragedia se refleja también en el arduo proceso de identificación de las víctimas. Según datos de la oficina del médico forense hasta julio de 2019, de los 2.753 restos de víctimas del World Trade Center, 1.644 (equivalente al 60%) habían sido identificados, evidenciando la complejidad técnica y emocional de esta tarea que aún continúa.

La captura del cerebro detrás de los ataques

Durante casi una década después de los ataques del 11-S, Osama bin Laden se convirtió en el hombre más buscado del planeta. El fundador y líder de Al Qaeda, identificado como el cerebro detrás de los atentados, logró evadir a las fuerzas de seguridad internacionales durante años.

La búsqueda llegó a su fin el 2 de mayo de 2011, cuando Estados Unidos ejecutó la "Operación Lanza de Neptuno" (Operation Neptune Spear), en la cual el SEAL Team Six abatió a bin Laden en su refugio en Abbottabad, Pakistán, a unos 50 kilómetros al norte de Islamabad. La operación se prolongó por menos de 40 minutos y fue supervisada directamente por la CIA.

La muerte del líder terrorista fue anunciada por el entonces presidente Barack Obama en un discurso televisado la noche del 1 de mayo de 2011, marcando un momento histórico en la lucha contra el terrorismo internacional y cerrando un capítulo importante en la respuesta estadounidense a los ataques del 11 de septiembre.

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Dos décadas después, los ecos del 11-S no son solo un recuerdo de dolor, sino también de cómo el miedo colectivo se transformó en herramienta política. La “era del terrorismo” no solo moldeó fronteras y guerras, sino también libertades individuales: vigilancia masiva, endurecimiento de leyes migratorias y la expansión de aparatos de control estatal.


 

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