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Guardianes de la Memoria: un trabajo por la verdad del conflicto armado en el Catatumbo

Con un monumento, un periódico y un libro, esta organización lucha por que las víctimas del conflicto no sean olvidadas.
Fotos: Cortesía Comisión de la Verdad
Anderson Salinas

Para conocer su origen, nos trasladamos al comienzo de los años 2000, donde los habitantes de la región del Catatumbo, el sur del Cesar y Bolívar vivían el conflicto armado con todo su poder. Como respuesta, 75 familias desplazadas decidieron conformar la Asociación de Desplazados de la Provincia de Ocaña (ASODEPO).

“Resolvimos la idea que para el Catatumbo siempre fluye y era organizarnos en torno a las dificultades que teníamos, buscamos una solución que se adaptará a esos tiempos donde la seguridad era un sueño”, explica Alfredy Galvis, miembro de la Asociación.

ASODEPO, un 1 de noviembre de 2002 se legalizó y comenzó una lucha jurídica para formalizar 1,9 hectáreas en Ocaña y constituir lo que hoy es el barrio Brisas del Polaco: el epicentro de la defensa por los derechos humanos desde la organización comunitaria.

Galvis comenta que interpusieron una denuncia contra el mandatario municipal en Ocaña por desatención a la población víctima del conflicto.

“Esto para que se nos legalizará el terreno, ganamos la lucha y de la mano de la cooperación internacional comenzamos a construir una pieza y un baño para poder asentarnos”.

Todo no paró ahí, por los años 2009 el fantasma social de la región seguía asechando para detener la avanzada de la Asociación. Un proceso de organización comunitaria que no dejaba de ofrecer alternativas de desarrollo.

“Con la experiencia de estos 19 años orientamos a otras asociaciones para que puedan desarrollar iniciativas de participación comunitaria, y también con la oportunidad de decirles que con la fuerza de la organización podemos salir adelante ante las adversidades”, añade Alfredy.

Guardianes de la memoria

El camino siguió para ASODEPO, en el año 2010 erigieron el monumento que se denominó ‘Bocachico, testigo en silencio’, un homenaje a las víctimas del conflicto que desaparecieron sobre las aguas del río Catatumbo y el río Magdalena.

“Lo planteamos desde el 2004, lo construimos nosotros, en memoria de miles de personas desplazadas que llegaron a Ocaña de los municipios del Catatumbo, el Cesar y Magdalena Medio y aquellas que aún hoy seguimos esperando”, expone Mariela Pérez, integrante de la Asociación.

Con la premisa de continuar construyendo la verdad para el 2018, decidieron implementar la estrategia guardianes y guardianas de la memoria. Un equipo de siete jóvenes que consolidaron los hijos, sobrinos y nietos de las mismas familias víctimas del conflicto que llegaron en 2002 a conformar Brisas del Polaco.

“Somos conscientes que si no conocemos nuestra historia podemos volver a vivir estás situaciones que nos marcaron; decidimos crear al interior de la asociación, esta estrategia con la idea de que esas nuevas generaciones puedan elevar el legado de los hombres y mujeres que lucharon por no desaparecer en el olvido”, agrega Pérez.

Comenzaron su trabajo y para el 2020 ya tenían el resultado: el libro, “Reviviendo el pasado, construyendo el futuro”, el compilado de 60 historias de víctimas del conflicto armado en el Catatumbo. El relato donde la mitad de ellas, aún esperan por volver a sus hogares, o quedaron en la memoria de sus familiares. 

“Escuchamos a nuestros familiares, consolidamos un libro donde conocimos la historia de nuestra familia y la región. Así mismo, con el apoyo de la Comisión de la Verdad lanzamos la primera edición de ´Brisas de paz´, el periódico comunitario del barrio como una idea de convivencia”, agrega Willinton Galvis, integrante de Guardines de la memoria.

Con el monumento del bocachico, el periódico comunitario y el libro, publicado a finales de diciembre de 2020 como aporte a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), desarrollan la iniciativa que trazaron: ser el refugio de la memoria histórica en esta subregión nortesantandereana.

“El Catatumbo sigue en su proceso por una reflexión de la ciudadanía, de creer y apostarle que todo es posible de transformar, de seguir tejiendo; todas estas iniciativas comunitarias, sin dudas, son el reflejo de la paz y el perdón en la región”, explica Sonia Rodríguez, coordinadora de la macro región del Nororiente de la Comisión de la Verdad.

Una lucha que se escribe entre generaciones y que llevan junto al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR), con la idea de dignificar la memoria histórica de las víctimas del conflicto armado en Norte de Santander; y con la oportunidad de decirle a Colombia que el Catatumbo es un laboratorio de paz.

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