Mateo Borrero: un colombiano que captura el mundo a través de su lente
La infancia y adolescencia de Mateo Borrero estuvo marcada por el deporte, principalmente el fútbol. Apoyado en la disciplina que lo caracteriza, supo liderar las selecciones Norte de Santander en los campeonatos nacionales de las categorías infantil y juvenil. Desde la mitad del campo comandó un equipo que estuvo cerca de llegar a la final en el año 1991, cuando el estadio General Santander estrenó grama y tribunas en el sector oriental.
Esas capacidades lo llevaron a integrar el Cúcuta Deportivo en los torneos de las categorías primera C y primera B, donde el exfutbolista Óscar ‘Pájaro’ Juárez era el entrenador. Los guayos no se colgaron, pero pasaron a un segundo plano, ya que decidió estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad Libre y allí también dejó huella. Obtuvo el mejor promedio académico al finalizar la carrera y logró ganar un Premio Nacional de Ingeniería de la Sociedad Colombiana de Ingenieros por el proyecto ‘Tibitoc Casablanca’ del Acueducto de Bogotá.
La fotografía, su nueva gran pasión
Sin embargo, el destino le tenía preparada otra pasión. De los métodos constructivos en la ingeniería, Mateo pasó a los procesos creativos en la fotografía. Lo que comenzó como un pasatiempo se transformó en una vocación que lo llevaría a recorrer el mundo con su cámara, como hace un par de meses en Londres, donde fue premiado por la Royal Geographic Society de Inglaterra, en el prestigioso concurso ‘Earth Photo 2025 Awards', y en donde la imagen ganadora se logró en la selva amazónica peruana.
No te lo pierdas: Cohesión social y reconciliación: el mensaje que marcó la XV Cumbre Mundial de Migración en La Guajira
Hace once años, Mateo decidió tomar su primera clase formal de fotografía, motivado por los elogios que recibía por sus imágenes como aficionado. Desde entonces, no ha dejado de estudiar ni de disparar su cámara. Su formación y aquella disciplina que adquirió en Cúcuta fueron clave para obtener un máster en fotografía artística en la Universidad de La Rioja, de España, fortaleciendo así su perfil como fotógrafo profesional.

Su trabajo abarca una amplia gama de géneros: fotografía de viajes, retratos, paisajes, escenas urbanas y animales. Para este cucuteño, de 47 años, hijo de don Josué y ‘Mechas’, “cada imagen debe estar cuidadosamente compuesta, técnicamente impecable y, sobre todo, debe transmitir un mensaje. Ya sea a través de una sola fotografía o de una serie de imágenes que le permita contar una historia que conecte y atrape al espectador”.

Recorriendo kilómetros para aprender y encontrar la mejor foto
A lo largo de su carrera, Mateo ha recorrido 40 países en busca de la imagen perfecta. Recientemente llegó de Namibia, África, en una expedición fotográfica que había soñado por años. También anhela visitar Myanmar y regresar a lugares específicos de China para seguir explorando con su cámara las bellezas universales.
Uno de los momentos más memorables de su trayectoria fue su experiencia en Kenia, donde fotografió animales salvajes. “Ellos nos entregan un mensaje poderoso de amor, solidaridad y paz”, comenta.

También guarda recuerdos imborrables de sus viajes a Vietnam, Mongolia y Bangladesh, donde la riqueza cultural y humana lo conmovió profundamente. “Esas expediciones son retos de altísima exigencia: no solo cuando uno se enfrenta a lo inesperado: cambios de luz, situaciones logísticas o encuentros fortuitos con personas y escenas únicas. “Siempre hay que estar preparado porque cuando la escena aparece, solo tienes una oportunidad para capturarla”, asegura Borrero mientras mueve sus manos y cuenta cada detalle de sus recorridos.
Aunque su profesión principal es la ingeniería, Mateo nunca deja de pensar como fotógrafo. Cada vez que participa en una actividad laboral o turística, analiza cada detalle. Los elementos del entorno y las posibilidades de composición. “La fotografía me cambió la forma de ver la vida y el mundo”, confiesa.
Lee también: Tumaco se une a la 38ª Semana por la Paz del 7 al 14 de septiembre
Su enfoque artístico se basa en la observación y la paciencia. No se trata solo de capturar lo que ve, sino de interpretar la realidad a través de su lente. Esa búsqueda constante es lo que le da profundidad a su trabajo y lo distingue en el mundo de la fotografía contemporánea.
Mateo también ha desarrollado un fuerte compromiso con la formación continua. Participa en talleres, exposiciones y proyectos colaborativos, convencido de que el aprendizaje nunca termina. Su pasión por la fotografía no solo le ha dado reconocimiento, sino también una fuente inagotable de felicidad y conocimiento. “En la lectura sobre fotografía, así como las expediciones mismas y exposiciones de colegas, me permiten enriquecer el conocimiento. El ojo del fotógrafo no puede detenerse, mi vida cambió con esta pasión”.

Hoy, Mateo Borrero es un referente para quienes desean transformar una pasión en una forma de vida. Su historia confirma que nunca es tarde para reinventarse y que, con dedicación y sensibilidad, es posible capturar no solo imágenes, sino también emociones y verdades universales.