La Corte Suprema de Justicia emitió un pronunciamiento contundente en defensa de la independencia y autonomía del poder judicial, pilares fundamentales del Estado Social de Derecho en Colombia.
En un comunicado divulgado a la opinión pública, la Alta Corte manifestó su preocupación ante recientes expresiones públicas que, en su concepto, constituyen injerencias indebidas y podrían poner en riesgo no solo la legitimidad de las decisiones judiciales, sino también la integridad de los jueces y magistrados que las emiten.
“La Constitución de 1991 reafirmó la tradición de respeto a la autonomía e independencia judicial como ejes esenciales del sistema jurídico y político colombiano”, recordó la Corte.
En ese sentido, destacó que el diseño institucional del país ha establecido mecanismos robustos para proteger a la justicia de presiones externas y garantizar que los fallos respondan únicamente a las normas jurídicas y no a intereses políticos o mediáticos.
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De acuerdo con el comunicado, “ese tipo de afirmaciones no solo erosionan la credibilidad y la confianza pública en la justicia, sino que pueden poner en riesgo la vida y la integridad de los jueces y magistrados encargados de resolver los casos”.
La Corte enfatizó que todas las decisiones judiciales pueden ser objeto de análisis, discusión y eventual revisión, pero exclusivamente mediante los mecanismos establecidos en el ordenamiento jurídico, respetando siempre el debido proceso.
Asimismo, la Corte hizo un llamado urgente a los actores políticos, líderes de opinión y a la sociedad en general a actuar con responsabilidad en sus manifestaciones públicas sobre asuntos judiciales.
“Los sujetos procesales siempre pueden expresar sus desacuerdos a través de las vías y dispositivos que ofrece el derecho para controvertir el contenido y el alcance de los fallos contrarios a los intereses de los involucrados”, indicó el tribunal.
La declaración se produce en medio de un contexto judicial altamente sensible, en el que se adelantan procesos de alto impacto político y social, y donde las instituciones del Estado enfrentan crecientes tensiones y cuestionamientos públicos. La Corte concluyó reafirmando que su rol constitucional es resolver los asuntos bajo su competencia “sin presiones, amenazas ni descalificaciones”, y reiteró su compromiso con la defensa del Estado de Derecho y la estabilidad democrática.
Finalmente, indicaron que este pronunciamiento busca no solo proteger la institucionalidad judicial, sino también enviar un mensaje claro frente a intentos de deslegitimar las decisiones de los jueces mediante declaraciones que exceden los canales legítimos de participación democrática y control ciudadano.