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80 años del ‘Hombre de acero’, Superman

“¡Miren al cielo!” “Es un pájaro”. “Es un avión”. “¡No! ¡Es Supermán!”

Por: Juan Carlos Garay.

“¡Miren al cielo!” “Es un pájaro”. “Es un avión”. “¡No! ¡Es Supermán!”

Con este diálogo se abría la primera serie de dibujos animados diseñada sobre la figura de un superhéroe. Del primer superhéroe, dicho sea de paso. Batman, Flash, la Mujer Maravilla y todos esos otros fantásticos seres dotados de superpoderes llegarían después. Supermán fue el pionero.

El ‘Hombre de acero’ fue creado por el escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster. Se sabe que duraron cinco largos años ofreciéndole la tira cómica a distintos editores, sin éxito.

Hasta que finalmente la compró una casa editorial de Nueva York llamada National Comics (que después pasaría a llamarse DC Comics). Nadie se imaginaba lo que estaba por suceder: cuando la primera aventura de Supermán se publicó en la revista Action Comics, en junio de 1938, el éxito fue inmediato.

Como se pensaba que los cómics eran lectura para niños, la revista costaba originalmente 10 centavos. En el año 2014 un ejemplar original de aquella publicación fue subastado en algo más de tres millones de dólares.

¿En qué se inspiraron sus creadores? Supermán es una mezcla de figuras mitológicas antiguas, ciencia ficción y contexto mundial de su época: la crisis económica y la amenaza del nazismo eran los enemigos.

Héroes como Hércules y Sansón ayudaron a trazar su figura. El traje azul se asemeja al uniforme de héroes espaciales de la época, como Flash Gordon. La capa, en cambio, fue un aporte original de Siegel y Shuster. Y aunque el término ‘Super-hombre’ fue utilizado por primera vez por el filósofo Federico Nietszche en 1883, no parece haber ninguna relación. Nietszche se refería a la evolución moral de la especie humana, no a un individuo con fuerza extraordinaria.

El éxito de Superman fue tan grande que en 1940 se produjo una radionovela y en 1941 una primera serie de dibujos animados, dirigida por los hermanos Max y Dave Fleischer.

Se dice que cuando la editorial contactó a los Fleischer para dibujar la serie, ellos pidieron 30 mil dólares por capítulo, una suma exorbitante para la época. En el fondo no querían hacerlo. Pero los clientes aceptaron la suma y ofrecieron 20 mil dólares adicionales, sólo por el primer capítulo.

Con semejante presupuesto, la serie utilizó todos los grandes avances técnicos y artísticos de la época, y ayudó a consolidar la imagen de Superman.

Esta era la presentación de aquella serie:

Hoy, 80 años después de aquel debut en los comics, Supermán sigue siendo una figura emblemática de la cultura popular. O como la llamó el editor Paul Levitz, “el punto de partida de una mitología moderna”.

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