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Estos son los cuatro museos más curiosos del mundo

En España, Turquía, Japón y Estados Unidos se ubican algunos de los espacios culturales más insólitos del planeta.
Yaneth Jiménez Mayorga

Bajo las aguas de la costa de Lanzarote, en las Islas Canarias (España) se erigen más de 300 esculturas que conforman el primer museo subacuático de Europa, el proyecto creado por el artista británico Jason deCaires Taylor, con el que busca despertar la conciencia social en torno a la defensa de los océanos. 

Mezclando su afición por el submarinismo y el arte, Jason deCaires Taylor recrea a través de su obra escultórica distintos aspectos de la humanidad. En obras como ‘La balsa de Lampedusa’ representan escenas del naufragio de la fragata francesa Medusa en la costa de Mauritania, la cual hace referencia a la crisis humanitaria de los refugiados. 

Con ‘Rubicon’ hace un homenaje a los habitantes de la isla representados en 35 esculturas en tamaño real que caminan hacia un gran muro de hormigón, mientras que con ‘El Jardín híbrido’, reproduce la figura de un hombre acompañado de especies del lugar como el dago canario y variedades de cactus; esculturas a las que se unen ‘El Giro humano’, unas 200 esculturas colocadas unas encima de otras haciendo un círculo. 

Las piezas, ubicadas a 14 metros de profundidad marítima y realizadas en hormigón de pH neutro, han ido creando un arrecife artificial que con el transcurso del tiempo servirá para incrementar la biomasa marina y favorecer la reproducción de especies de la zona como tiburones ángel o angelotes, esponjas y barracudas, entre otras, convirtiéndose en parte del ecosistema. 

El Museo Atlántico, una perfecta fusión de arte y naturaleza

Este sitio se ha concebido como un lugar con un mensaje claro para la preservación, conservación y educación del medio marino.   
Para visitarlo es necesario contratar una inmersión en barco en uno de los centros de buceo de la zona. 
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Museo del cabello

Su origen se remonta a finales de los años 70, cuando el maestro ceramista turco Galip Körükçü, residente en el distrito de Avanos —en la región de Capadocia, en Turquía— cortó un mechón de cabello de una amiga suya y lo colgó en la pared. 

Se dice que cada vez que contaba la historia, mujeres de todo el mundo empezaron a dejarle también una muestra de su cabello, lo que hizo que al día de hoy ya estén expuestos más de 16.000 mechones de pelo, cada uno, según cuenta su propietario, con el nombre y la información de contacto de las personas que han dejado su “recuerdito”. 

Incluido en el “Libro Guinness de los Récords Mundiales” en 1998 y ubicado en una cueva subterránea, el Avanos Hair Museum— cuyas paredes, techo y demás superficies están cubiertas de pelo— realiza, dos veces al año, en junio y diciembre, un sorteo en el que el primer cliente que entra a la tienda elige diez ganadores entre los que han donado su mechón para recibir una semana de vacaciones en Capadocia con todos los gastos pagos, donde además, dice su página oficial, pueden participar en sus talleres de cerámica de forma gratuita, como una forma de retribuir a las mujeres que le ayudaron a crear el museo.

Museo del Cabello

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Museo del Ramen Instantáneo

Ubicado en la ciudad de Osaka (Japón), cuna de los fideos instantáneos, el Cup Noodles Museum Osaka Ikeda, se levanta como una especie de parque temático en torno al popular plato oriental, en el que es posible aprender sobre su historia, conocer sus secretos, explorar su mundo a través de interactivas atracciones y deleitarse con variadas degustaciones. 

El lugar rinde especial homenaje a Momofuku Ando, el inventor de los fideos instantáneos y fundador de Nissin Food Products Co., Ltd., con una exhibición que relata los altibajos de su vida, su pensamiento innovador y sus ideas creativas, una muestra en la que sobresale la reproducción del taller donde Ando inventó el ramen de pollo a los 48 años de edad. 

En ‘Mi fábrica de Cup Noodles’, una de las atracciones más visitada y que más llama la atención, los visitantes pueden participar de todo el proceso de elaboración del ramen de pollo y crear sus propios fideos. 

El museo dispone también de un teatro interactivo en forma de cup noodles en el que cuentan las anécdotas de inspiración que llevaron a la invención de los primeros fideos instantáneos, y su proceso de fabricación, y cómo Ando hizo realidad su sueño, a través de imágenes visuales, testimonios y medallas que le otorgaron.  

Además, cuenta con una colorida exhibición donde se muestra cómo se ha popularizado el producto utilizando cifras de consumo anual de varios países y paquetes de fideos de todo el mundo.

Adicionalmente, dispone de un espacio de degustaciones y tienda con productos originales y otros productos relacionados con los fideos, algunos de los cuales solo se consiguen allí. 

Museo del Ramen

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Museo Psiquiátrico Glore 

Reconocido como uno de los 50 museos más inusuales de Estados Unidos, el Glore Psychiatric Museum de Missouri relata los 130 años de historia del hospital St. Joseph y siglos de tratamiento de salud mental del país norteamericano. 

Entre sus exhibiciones cuenta con muestras de herramientas quirúrgicas, equipos de tratamiento, muebles, uniformes de enfermeras, notas personales y obras de arte de pacientes del hospital.

El lugar, que hace parte de un complejo de museos de St. Joseph, Missouri, junto con el Museo de Archivos Negros, el Museo de St. Joseph y las Galerías de Historia e Indios Americanos, tuvo origen a finales de los 60, cuando George Glore, un empleado del Hospital Estatal St. Joseph, ayudó a construir una serie de réplicas de tamaño completo de dispositivos de tratamiento primitivos para exhibirlos durante la Semana de Concientización sobre la Salud Mental, muestras que impresionaron a los funcionarios del hospital y que les dieron la idea de crear el Museo.  

Entre las réplicas de equipos e instrumentos sobresalen la “silla tranquilizadora”, completa con capota, reposamanos y pies y un inodoro portátil incorporado para acomodar sesiones prolongadas; el “Baño de la sorpresa”, una plataforma diseñada para sumergir rápidamente al paciente en un baño de agua helada; y la “Caja Lunática”, una caja vertical similar a un ataúd en la que se confinaba a los pacientes que se consideran incontrolables hasta que se calmaban. 

Una de las exhibiciones cuenta la historia de un hombre que pasó 72 años como paciente en el hospital. 

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