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Afros en el Caribe y el Pacífico: una lucha por sus derechos y reconocimiento

En Barranquilla y en Tumaco (Nariño), en el marco del Día de la Afrocolombianidad, personas de esa población reflexionan sobre los espacios conquistados y lo que queda por hacer.
José David Oquendo y Angela Montilla

Nueva Colombia es más que un pedazo de Palenque en Barranquilla. El último censo, realizado en 2016 por la Alcaldía Distrital, indica que este barrio tiene 13.500 habitantes de los cuales 10.800 son afrocolombianos. De invasión palenquera en la localidad suroccidente de la ciudad a barrio reconocido como pozo cultural se dice muy fácil, aunque para Celio Cáceres, de 45 años, el asunto tiene muchas aristas.

Celio es un docente de ciencias sociales, nacido en Barranquilla y de padres palenqueros. Aunque no hay literatura oficial, enseña cuál es la teoría más aceptada sobre el origen de Nueva Colombia.

“Nosotros nos levantamos escuchando las historias de los abuelos y nos decían que, a mediados del siglo pasado, un grupo de palenqueros, buscando un mejor futuro, decidieron migrar y se instalaron en esta zona suroccidental de Barranquilla. Pero también nos contaron que un grupo que vivía en el Barrio Abajo se mudó para aquí. Esas son las principales hipótesis”, narra.

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Un grupo de hombres al pie de un picó en medio de una fiesta comunitaria en el barrio Nueva Colombia. Foto/Tomada de un video publicado por el periódico digital El Punto.

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Antes de que llegara el pavimento, las calles del barrio eran polvorientas, como emulando a las de Palenque. Otros rasgos de la tierra de los ancestros se mantienen, y son aquellos inherentes a las costumbres de quienes no olvidan sus raíces.

“Esas costumbres se plasman en la culinaria, en la sazón negra; por ejemplo, los dulces. También están las trenzas y los peinados que se hacen los hombres y las mujeres. No podemos olvidar los gustos musicales tampoco. Hemos perdido muchas cosas, pero también se han mantenido otras gracias a que somos conscientes de que, de esa forma, rendimos tributo a nuestros antepasados”, explica el docente.

En este mes en que se destaca la afrocolombianidad, a manera de reflexión, Celio Cáceres no desconoce los avances que se han dado. “Cada vez más zonas del mundo nos reconocen nuestros derechos y de a poco hemos dejado de ser considerados como personas de segunda categoría”, asegura, pero al mismo tiempo considera que todavía falta mucho para hablar de una igualdad plena de derechos tanto a escala nacional como global.

“Nos falta mucho reconocimiento. Nuestras comunidades siguen estando rezagadas. No hay igualdad de oportunidades. Claro que hay avances, pero falta mucho por hacer, y esto es preocupante en un país en el que una franja importante de la población es de origen afro”, sostiene.

Tumaco y el factor de la violencia

Según datos conciliados del último censo, en el Distrito de Tumaco, Nariño, en el año 2016 había 203.971 habitantes, de los cuales 114.533 se encuentran en la cabecera y 89.438 en el área rural. Del total de personas 7.312 son indígenas, 128.253 afrocolombianos. Estas personas han intentado mantener su cultura y tradición afrocolombiana pese a las dificultades que se les ha presentado durante toda la historia.

“En Tumaco, antes sembrábamos coco, cacao, chontaduro, plátano, entre otros, pero llegó la hoja de coca y los otros cultivos se fueron perdiendo, porque la gente se dedicó a eso”, afirma Arnulfo Mina, líder social del distrito de Tumaco. A pesar de estos hechos que han traído consigo la violencia, también han permitido crear formas de resistencia y resiliencia a través del canto, la danza, la palabra y toda la parte cultural que resalta a Tumaco.

La música, la cocina tradicional y el arte han sido herramientas que les permite a los jóvenes fortalecer sus procesos diarios. De acuerdo con Diana Quiñones, coordinadora artística del centro afro juvenil, ahí se busca ver el conflicto de otra forma.


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“Hacemos que los niños y jóvenes tengan una herramienta como el arte, para que a través de él puedan afrontar acciones de conflicto que se presentan en la casa, la escuela o en sus eventos diarios”, señala Quiñones.

Del mismo modo, grupos musicales reconocidos a nivel nacional e internacional como Plu con Pla y Bejuco, han buscado la forma para transmitir estos saberes a niños y jóvenes y que ellos hagan una buena utilización de su tiempo libre.

La cabecera municipal de Tumaco ha sido receptora de personas desplazadas de nueve municipios que rodean al Pacífico nariñense y, aunque tengan algunas diferencias territoriales, conservan una cultura similar.

“Aquí en Tumaco recibimos gente de toda parte, porque somos vecinos y porque compartimos la alegría y las luchas que siempre hemos vivido en la Costa”, resaltó Arnulfo Mina.

Desde la academia escolar, se ha buscado visibilizar los triunfos de la población afro con el fin de que los niños y jóvenes se motiven a seguir adelante, “la idea es cambiar el chip de los niños desde la pedagogía, porque desde ahí es donde construimos la ciudadanía y la cultura, entonces les mostramos grandes personajes para que ellos sigan creciendo”, indica Jeferson Sánchez, docente e historiador de Tumaco.

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